3 Danika, La Colonia¿Estaba desnuda? ¿Esto era en serio? Antes de abrir los ojos, el zumbido de una plataforma fría me heló la piel y sacudió mis huesos. Yo estaba acostada de costado. Menos mal, porque estaba mareada y sentía que estaba a punto de perder cualquier cosa que tuviera la mala suerte de estar en mi estómago. Parpadeando lentamente, miré las luces con los ojos entrecerrados hasta que mis ojos se adaptaron y vi a un extraterrestre, un enorme alienígena, arrodillado a mi lado. —¿Estás herida? —su voz era profunda y áspera, como imaginé que sonaría un gigante, como si tuviera grava en la parte posterior de su garganta. —No lo creo —estaba a punto de quejarme de todo el asunto de la desnudez, pero él me cubrió con una suave manta negra. La tela me cubrió desde el cuello hasta l

