—Mora está siendo enviada de vuelta a Pembroke hasta nuevo aviso. —¿Qué? ¿Por qué? —No podía creer lo que estaba escuchando. Por supuesto, era lo que había querido, pero no era lo que esperaba oír. —Era o Mora o tú, y como eres mi hija, deberías estar aquí conmigo —dijo Ed sin siquiera mirarme. —Isla, lo siento mucho por todo esto. Tenía que salir de Pembroke —dijo mi madre. —¿Y si Mora le cuenta a todos que estás viva? ¿No crees que vendrán aquí buscándote? —Mi voz temblaba mientras las lágrimas caían de mis ojos. Ni siquiera me molesté en secarlas. —Ella ha jurado guardar el secreto. Está empacando sus cosas y mi beta la acompañará de vuelta a Pembroke. El Alfa Miller ya ha sido informado. Un golpe en la puerta hizo que Ed maldijera entre dientes. —Permiso, me pidieron entregarte

