Alessandro
El recuerdo de las palabras de Matilde seguía dando vueltas en mi mente, como un disco rayado que no podía dejar de reproducirse. ¿Cómo era posible que Dmitri, ese imbécil, arrogante y manipulador, hubiera estado alguna vez tan cerca de Eloise? La idea me helaba la sangre.
Dos días antes...
Estaba en el restaurante almorzando con Matilde. Después de la pelea que tuve con Katherine, quería despejar mi mente. Estábamos comiendo su comida favorita pasta. Pero Matilde se veía un poco rara, como preocupada por algo. No tuve más remedio que preguntarle qué le ocurría, porque para mí, Matilde no era solo una amiga, sino como mi hermana menor.
Al principio, no dijo nada. Se quedó callada, mirando distraídamente su plato, evitando cruzar mi mirada.
—Matilde, ¿qué pasa? —insistí, ba
