Eloise El silencio seguía tensando el aire cuando la puerta volvió a abrirse. Alison entró apresurada, con el rostro pálido y los ojos llenos de preocupación. En cuanto la vi, supe que algo andaba muy mal. —¿Qué ocurrió? —le pregunté, sintiendo cómo se me aceleraba el pulso. Ella dudó un segundo antes de hablar, bajando la mirada. —Señorita Annette… acaban de llamar del hospital. Dos de los tres trabajadores que resultaron heridos… no sobrevivieron. Sentí cómo el mundo se me derrumbaba en un instante. —¿Qué? —susurré, sin poder creerlo. Mi voz me tembló y las lágrimas comenzaron a nublarme la vista. No lo pensé dos veces tomé mi bolso y me dirigí a la puerta. —Tengo que ir —, exclame apresurada,— No puedo quedarme aquí. Pero antes de que pudiera salir, Alessandro me tomó suavemente

