Se escucharon unos pasos pesados acercándose poco a poco, se escuchaba la lluvia caer con fuerzas, pero no solo se podía escuchar la lluvia, sino que también unos pequeños sollozos. —Sobrevivo—, exclama un nombre,
—Pero debería estar muerta junto con su madre—, expreso molesta, no podía creer que estuviera rodeada de gente tan incompetente, como una niña de cinco años pudo sobrevivir a un accidente de auto, levanta su mano derecha para propinarle una bofetada a su subordinado, ella no podía creer porque era tan difícil hacer algo tan sencillo.
El plan era perfecto, la lluvia seria la cómplice; sus tacones negros caminaban hacían el auto que estaba volcado, había una mujer que se encontraba en el volante con varios hematomas y un gran golpe en su frente, no paraba de sangran, todo su rostro estaba lleno de su sangre, sonríe al ver a la mujer muerta; levanta su mirada y una pequeña niña de ojos azules no dejaba de llorar, llamaba a su madre con desesperación, pero no había respuesta.
La mujer enciende un cigarro y mira al hombre, le hace una seña con su mano y señala a la pequeña para que saque, sin decir nada su subordinado se acerca a ella y lo mira asustada, la toma en sus brazos. —¿Señora que quiere que haga con ella?, ¿quiere que me encargue de ella?
Ella la observa por un momento, la mira fastidiada por su llanto da unas zancadas hacia ella, le da una bofetada para que se callara de una buena ves, sus llantos no la dejaban pensar; la niña la ve con terror, con su mejilla enrojecida. —Cállate!!, pequeña latosa, si no quieres que te mate—, abre sus ojos a tal punto de la pequeña se asusta y guarda silencio.
Rostros obedientes permanecen en silencio, ordenados y en dos líneas rectas, la servidumbre esperaba en silencio la llegada de la nueva señora, en ese momento se empezaron a escuchar los ecos de unos tacones en el mármol blanco de la entrada de la villa, todos agachan sus cabezas al escucharla entrar, una hermosa mujer entra, tenía puesto unas gafas negras. Sonríe al entrar, al ver bajar a su esposo por las grandes escaleras de la mansión se quita los lentes y sonríe al verlo,
—cariño te doy una calurosa bienvenida a la villa Morelli y tu nuevo hogar. Le da un beso en su mejilla y ella sonríe complacida por sus palabras, —gracias, cariño, estoy feliz de verte, te extrañe mucho. En ese momento baja una hermosa niña de nueve años; al ver a la imponente mujer le da una reverencia de bienvenida a su nueva madrastra, ella ni mira a la niña, detrás de ella venía su hija y nueva hermanastra, la pequeña la miraba igual como su madre como si fuera un insecto, su padre volteó a verla.
—Levanta tu rostro Eloise—, expresa con un tono de voz frio, la tímida niña obedece y levanta su rostro, sus ojos azules que son como dos zafiros los observaba a los tres en silencio. La nueva señora se molestaba con solo ver sus ojos,
—ahora en adelante deberás obedecer en todo lo que te diga tu madre, de acuerdo, no me causes problemas—, exclamo su padre, ella solo asiente y sigue en silencio. La nueva señora toma del brazo a su esposo, le muestra una sonrisa y le susurra unas palabras, —todos vuelvan a su trabajo y tu Eloise, lleva a tu hermana a su nueva habitación—,
sin decir mas su padre se va con su esposa a su habitación, todos se retiran, Eloise se queda con su hermanastra, esta viene a ella y la hace una zancadilla, — ay disculpa, estaba caminando y un insecto se atravesó en mi camino, ahora muéstrame mi habitación insecto!! La pequeña Eloise no sabía el nuevo infierno que le esperaba en su vida, ella pensó que tener una nueva madre y hermana iban a llenar ese vació que dejo su madre, pero no sería así, sería todo lo contrario y el rechazo de su padre era más evidente.
A medida que crecía Eloise sufría maltratos físicos y psicológicos por parte de su madrastra y hermanastra, nadie de la servidumbre la ayudaba, mucho menos su padre que no le creía cada vez que las acusaba. él estaba cegado por las palabras de su esposa e hija, poco a poco su padre empezó a llenarse de odio por su hija, la veía con fastidio y rencor.
A Pesar de los golpes y maltratos, creció una hermosa mujer dulce, amable e ingenua, su personalidad seria su perdición ya que cualquiera la podría humillar y pisotear a su antojo, no solo era en su casa, sino que también en su escuela ya que su hermanastra se encargada de hacerle su vida un infierno, era su mayor deleite, pisotear a esa hermosa joven que se robaba la mirada de todos.