CAPITULO 2 Ingresó a la casa luego de limpiarse sus Vans tradicionales contra la alfombra de la entrada debido a la nieve. Cerré la puerta, sujetando mi toalla con mi mano por si quedaba desnuda frente a él por accidente y le rogaba a Dios que me tragara la tierra porque me sentía demasiado humillada. Dany tuvo el descaro de sentarse en mi sofá y colocar sus pies encima de mi mesa ratona. Tomó el control de la televisión colgada en la pared y la encendió, colocando el canal de deportes. ¿Qué mierda...? —¿Disculpa?¡Esta no es tu casa! —le dije, hecha una furia. Le saqué el control de un tirón y apagué la televisión, sacada de quicio. Dany se retiró la capucha, dejándome ver finalmente su rostro completo y su cabello pelirrojo que tan loca me tenía y que tanto deseaba tironear.