ALEXA
—Disculpe, ¿está ocupado este asiento? — la suave pregunta dese me derecha me saca de mis pensamientos. Llevo demasiado tiempo con este Chardonnay. Esta caliente. Me duele la mano de tanto sujetar la copa. Y honestamente, solo he estado jugando con la copa como una forma de mantener mis manos ocupadas para no cruzar la mesa y estrangular a una de mis compañeras de mesa más molestas aquí en el medio del salón de recepción del Teatro de Bahía Azul.
Me giro para ver quién me pregunta. Una mujer de mediana edad que no conozco me sonríe, señalando la silla libre a mi derecha como si tuviera alguna duda. Podría ser una tía o una prima lejana. No mía, claro, porque esta no es mi boda. Es la boda de los Parker. De River Parker para ser exactos. La miro con los ojos entrecerrados, intentando identificar algún rastro de los Parker en su cara. Puede que tenga la nariz de ellos. La identifico como una tía.
—No, no, el asiento no está ocupado— Hago un gesto de despido para mostrarle como está bien que ella robe la única silla libre en mi mesa redonda.
—¿Estás segura? —
—Por supuesto— le acerco la silla para hacerle saber que está bien. El asiento representa al acompañante con el que había planeado venir…hasta que rompimos hace tres meses y olvidé cambiar el RSPV. —Es solo el fantasma de mi exnovio, así que me encantaría que me lo quitaras de encima—
La señora probablemente tía de los Parker se ríe nerviosamente y arrastra la silla a una mesa redonda cercana. La recepción está llena de una cantidad asombrosa de familiares Parker de los que nunca había escuchado hablar en mi infancia. No es que tenga un doctorado en genealogía Parker ni nada por el estilo, pero al menos debería haber recibido alguna especie de premio Parker honorario, a estas alturas.
Llevo casi dos décadas rondando a los Parker. Los acompañe en los días de piscina. Fuimos al mismo colegio, desde la primaria hasta la preparatoria. ¡Rayos!, he sido la mejor amiga de Nolan con la que no se acuesta desde que teníamos doce años.
—Ahhhhh— suena como gas escapando de una cámara de vacío, pero en realidad es la más molesta de mis compañeras de mesa. Tessa. La chica con la que vino Nolan. Su “cita” aunque todos, incluidos sus hermanos, saben que Nolan no tiene citas. Esta chica no para de hacer esos ruidos largos y prolongados mientras evalúa críticamente algún aspecto de la recepción.
—No me gustó nada la selección de peonias. Podrían haber pensado más en la paleta de colores— Ahora niega con la cabeza, haciendo una mueca mientras se inclina sobre su plato a medio comer para suspirar por las flores con la otra mujer de nuestra mesa, Whitney, la prima de Nolan.
No hay muchos momentos en los que desearía que mi ex pudiera estar cerca de mi estos días, pero no me habría molestado si apareciera ahora solo para poder dejar de sentirme como la mujer extraña entre este trío improvisado en nuestra mesa.
No ayuda que Nolan se haya visto absorbido por la multitud Parker, y que la cita de Whitney lleve usando el baño aproximadamente media hora. No me sorprendería si tiene algo que ver con el extraño plato de col rizada que nos sirvieron esta noche. Con solo ver ese montón de verduras flácidas, yo también me sentí un poco mareado.
—La pregunta es, ¿Quién estaba detrás de esto? ¿Quién pone peonias con claveles? — Whitney se burla con incredulidad, y yo finjo un gran interés en la gente que se reúne después de cenar para no tener que criticar la selección de flores junto con ellas. Como si buscara a alguien y no lo encontrará.
Definitivamente no busco a mi novio fantasma. Después de dos años sin brillo juntos, romper con Andy fue lo más difícil que he tenido que hacer. Estoy bastante segura de que el todavía cree que vamos a volver. Al menos, eso es lo que Nolan informa. Porque gracias al efecto de pueblo pequeño en Bahía Azul, Nolan y Andy son compañeros de trabajo. Claro.
Una carcajada que reconocería en cualquier lugar, incluso más allá de la tumba, flota en el aire. Miro a mi alrededor y encuentro la fuente. Nolan. Está a medio camino del salón de recepciones, con la cabeza echada hacia atrás de la risa mientras él y su hermano mayor Wayatt, se ven elegantes y listos para un maldito contrato de modelos con sus trajes negros sobre negros.
No conozco muy bien a June, la nueva esposa de River, pero se mucho de ella. Y estar mujer solo celebraría una boda decorada de tonos malva y n***o sobre n***o, con centros de mesa de búhos rodeados de peonias blancas, y al parecer claveles, aunque nunca me habría dado cuenta de no ser por mis adorables compañeras de mesa. June es la única en Bahía Azul capaz de crear este tema un tanto morboso, pero a la vez increíblemente elegante.
No me quejo, la verdad: el look le queda perfecto a Nolan. Puede que sea su mejor amiga desde la pubertad, pero no he estado ciega todos estos años. El hombre esta tan bueno que la lava parece apetitosa. Lo bueno busca lo bueno. Por eso Tessa, a pesar de sus irritantes suspiros gaseosos y sus quejas de peonies, parece una Kardashian de nueva generación con los labios tan carnosos que solo podrían estar destinados a Hollywood
¿Pero sabes quién no es sexy en absoluto? Yo. Por eso estoy al margen de esta conversación sobre la calamidad del clavel, como la compañera relajada y embutida en un vestido ceñido, dudando que mis decisiones sobre sombras de ojos y preguntándome en que se meterán exactamente Nolan y Tessa después, y si a él le importa su personalidad.
—Alex— la voz áspera de barítono de Nolan flota en el aire, instalándose en mi con pequeños pinchazos. Le sonrió cuando rodea la mesa. Su oscura melena, esta peinada hacia atrás con un look moderno pero formal. Su mandíbula cortaría el cristal, y su barba incipiente ha sido reemplazada por una cara recién rapada. No es que me dé cuenta ni me importen estas cosas.
Nolan señala con la barbilla el espacio junto a mi asiento. —¿Te deshiciste de la silla de Andy? —
Una risa imponente sale de mi mientras él se acomoda al lado de Tessa. Por fin, la mesa vuelve a estar bien con el aquí. Ojalá volviera el novio de Whitney, para poder volver a mimetizarme con las sombras masculinas como estoy acostumbrada.
—Tu tía necesitaba la silla— digo. Se mueve rápidamente en su silla, volviendo a su plato a medio terminar. El de Tessa está a medio terminar por temor a su figura, pero el de Nolan está a medio terminar porque lo interrumpieron con una llamada para la foto familiar improvisada. Y déjenme decirles, que ver a todos esos chicos Parker uno a lado del otro requiere cierta fuerza de voluntad. Sobre todo, cuando Nolan insistió en subirse a los hombros de River en una torre precaria con sus hermanos saltando en el aire junto a ellos para una sesión de fotos.
—Se cabreará mucho cuando aparezca y descubra que le dejaste su silla a Sally. Y por cierto es mi prima—
Todavía no ha reconocido formalmente a Tessa desde que volvió a sentarse, y ella sigue sin pestañar. No es que estén obligados a hacerlo. Demonios, no sé cuáles son las reglas de las aventuras amorosas hoy en día. Nunca las supe, para empezar.
Probablemente podrías buscar por todo Estados Unidos a una veinteañera más leal y comprometida que yo, y no la encontrarías. Lo que hace que mi amistad con Nolan sea aún más graciosa.
Él es el señor Una vez y ya esta y yo soy la señora, buscando el felices para siempre. Aún así, de alguna manera, hicimos un pacto de ser mejores amigos en sexto de primaria y nunca miramos atrás. Él y yo nos hicimos amigos jugando al baloncesto, lo que floreció en una especie de camaradería fácil, centrada en bromas y simplemente estar presentes el uno para el otro, que no ha cambiado desde entonces. Estoy bastante segura de que me ve como un chico con aspecto femenino, alguien con quien puede compartir una cerveza y hablar de los enigmas de la vida, sin las típicas burlas de los chicos.
—¿Al menos me dan algo de crédito por saber que ella es una Parker? — vuelvo a mi plato, aunque nada de lo que hay aquí me interesa. Estoy bastante contenta con todo el filete que comí, menos contenta con el chardonnay caliente. Soy extremadamente activo físicamente, así que necesito mi proteína. O sea, toda la proteína.
Hace una mueca y niega con la cabeza. —Máximo, tres puntos. Pero solo porque mi hermano se casó hoy—
—¡Wow! — suelto un silbido bajo. Este es el tipo de mierda por la que Nolan y yo somos conocidos. Tonterías, puras y simples. Podríamos pasarnos una hora discutiendo sobre este marcador imaginario que estamos a punto de inventar, creme.
—Habría pensado que serías más generoso con la distribución de puntos, considerando que solo estaba a una rama del árbol genealógico de distancia, pero, en fin—
—Hey. Esas ramas estan separadas por una razón— reprimo a risa. Su cita nos mira como si estuviéramos hablando árabe.
—¿Qué paso con el árbol que había afuera? — pregunta ella frunciendo el ceño.
—Nada— Nolan se humedece el labio inferior y finalmente dirige una mirada hacia Tessa. Tiene una sonrisa artificial, de esas que siempre le veo usar con sus aventuras, encuentros casuales y rollos de una noche. La clase de sonrisa que yo le reprocharía. Pero Tessa no lo conoce suficiente para darse cuenta de que le está tomando el pelo. O quizás para eso está ahí en primer lugar: para estar con el playboy.
—Tengo que ir al baño—
Tessa ofrece una sonrisa aún más plastificada y se pone de pie. Whitney la sigue, lanzando una mirada a Nolan que no entiendo, y las dos se alejan tranquilamente a través del bullicioso salón de recepción.
—Esas dos se hicieron amigas rápidamente— digo, ahora que estamos solos aquí. la cita de Whitney o está sufriendo una emergencia intestinal o simplemente se escapó. Por su obsesión con los claveles, creo que van camino de una ruptura.
Nolan apuñala lo poco que queda en su plato.
—¿Sí? —
Lo observo moverse entre las papas por un momento. —No te entusiasma mucho la comida— O la chica, eso lo digo para mí.
—Se veía mucho mejor en las sartenes que como sabe, pero bueno— Nolan deja caer el tenedor y se recuesta en la silla. —Molestaré a River por eso durante los próximos cinco años, así que no me importa—
—Podrías haberlo hecho mucho mejor— le digo, cruzando los brazos. Mi escote ha estado a la vista esta noche, que era mi plan como mujer recién soltera, pero también incomodo. Uso vestidos dos veces al año, como mucho.
Sonríe con suficiencia y, por un instante tentador, su mirada se posa en mi escote. —A veces olvido que tienes tetas—
Mi cuerpo tiembla de risa silenciosa. Así de poco le intereso sexualmente; ni siquiera recuerda que soy mujer.
—Considera esto como tu recordatorio anual— señalo mi pecho.
—Tengo tetas—
—Si, pero con ellos no puedes dejar inconsciente a nadie— reprende
—No te quedes ahí criticando el potencial de mis pechos— le digo. —Qué no sean tan grandes como los de tu cita no significa que no estén entrenados en secreto como luchadores de AMM—
Resopla, dándole la vuelta al tenedor, pero ya no tiene ni pizca de humor. Quizás fue demasiado raro compararme con su cita. seguro que va a vomitar en el baño solo de imaginarme desnuda, que es lo que se suponía que sería su reacción desde que éramos adolescentes.
No es mi reacción al verlo desnudo. No, mi reacción sería muy diferente. No voy a mentir y decir que no lo he imaginado ya, pero ese escenario solo vivirá en mi imaginación. Además, sería demasiado extraño saber exactamente cuan largo o grueso es su innombrable, es algo que solo he imaginado una o dos veces, lo juro. Los amigos no deberían ver las partes traviesas de sus amigos, y mucho menos imaginarlas.
—Pero en serio— continúo, decidida a llevar la conversación a un terreno seguro donde mis pechos no sean el centro de atención.
—Podrías haber preparado una comida mejor que esta—
—Probablemente—
—River debería haberte contratado— resopla, sacudiendo la cabeza como si fuera una idea absurda.
—No soy tan bueno—
—Bueno, eres lo suficientemente bueno como para alimentar a grupos grandes de personas, eso es seguro— señalo con la barbilla hacia las puertas del baño. —Mira. Ahí viene Edward E. Coli—
Nuestro compañero de mesa, perdido hace mucho, se acerca, demacrado tras su largo viaje al baño. Nolan se retuerce, con una leve sonrisa en sus labios.
—¿Quién? —
—El novio de la nueva mejor amiga de tu novia— digo con tono obvio.
—Ella no es mi novia. Lo sabes—
—Está bien. Amigo. Lo que sea—
Un momento después, el novio de Whitney vuelve a sentarse a la mesa con un suspiro. Lleva la corbata un poco suelta, y no sé si se acaba de volver de un beso n***o a escondidas con otra mujer o si su cuerpo rechazó la cena.
Así de absurda es mi vida. Paso el mayor parte de mi tiempo teorizando sobre los aspectos emocionantes de la vida de otras personas, porque mi existencia diaria transcurre haciendo una de tres actividades: trabajar, hacer ejercicio o cuidar a mi sobrina y a mi sobrino.
Estoy arrastrándome hacia los veintiséis. Tendría una crisis de los veinticinco años si pudiera tomarme un tiempo libre de mi trabajo de camarera. En vez de eso, simplemente haré unas flexiones extra y trabajaré en mis aspiraciones vitales atrofiadas en el gimnasio en Green Bay donde practico sedas aéreas. Es mi único consuelo en la vida. Bueno, eso y las tonterías con Nolan.
—Hombre— dice el tipo con un suspiro mientras se cruza de brazos.
—Estoy listo para una cerveza—
Nolan levanta el vaso de cerveza medio bebido en saludo a Edward E Coli. No, ese no es su nombre. Es Patrick. Eso es todo.
—Siempre hay tiempo para otra cerveza— dice Patrick, no Edward.
—Sobre todo cuando la cerveza va a ser la mayor parte de tu cena— le digo, señalando su plato con la cabeza. —No has comido mucho—
—Sabe a tabla de cortar con cloro— dice Patrick con una mueca. —Deberían de haber traído una de esas camiones de comida—
—¿Bahía Azul tiene camión de comida? — pregunta Nolan con voz apagada, como si solo escuchará a medias. Pero sé que es su mecanismo de defensa. Finge que no le interesa, porque no quiere hablar de ello, aunque sabe que debería. Conozco demasiado bien a este hombre.
—Bahía Azul tiene un camión de comida escondido—digo con énfasis haciéndole una mueca. Intento darle una patada por debajo de la mesa, pero solo llego a la pata central, sacudiéndola por completo. Nolan me mira con ojos entrecerrados.
—No es cierto— dice. —Todavía no es un camión de comida—
—¿Trabajas en camión de comida? — pregunta Patrick, arqueando una ceja.
—No— dice Nolan.
—Si— digo al mismo tiempo.
—Ha estado construyendo uno durante los últimos tres años, tan lento como un caracol—
—Es solo un pequeño proyecto paralelo que tengo en marcha— le dice Nolan a Patrick, y su tono denota que en realidad no es nada.
—¿Qué tipo de comida vas a vender? — pregunta Patrick. Podría besarlo. Hacer que Nolan se moleste sobre su talento culinario inexplorado es un hobby oficial, así que estoy feliz de pasarle la batuta a Patrick.
—No tengo un menú definido ni nada— dice Nolan, pasándose la palma de la mano por el lado engominado del pelo. —Pero preparo muchos burritos y arroces. Tengo un plato que quiero preparar llamado “Desastre caliente”—
—Amigo, ¿te enteraste de la competencia de camiones de comida que va a haber pronto? — Patrick señala con la barbilla a Nolan.
—¡Deberías participar! Al menos por diversión—
Nolan sonríe con sorna justo cuando la novia de Patrick y Tessa regresan. Algo duro se desliza por su rostro y se encoge de hombros sin comprometerse. —Eh, ya veremos—
—¿Qué pasa chicos? — pregunta Tessa mientras se sienta al lado de Nolan, enviando una sonrisa conspirativa hacia la novia de Patrick.
—¿Paso algo divertido mientras estuvimos fuera? —
—Estoy a punto de tomar otra ronda de bebidas— dice Nolan antes de que Patrick o yo podamos decir algo sobre el camión de comida.
—Ohhh, tráeme otro chardonnay— ronronea Tessa como lo haría una actriz de una película porno de bajo presupuesto. Lo rodea con el brazo y se inclina para darle un beso húmedo en los labios. Nolan parece sorprendido al principio, pero se deja llevar.
Admito que paso demasiado tiempo mirando de reojo su beso, por qué A) es un desastre del que no puedo apartar la mirada y B) paso demasiado tiempo preguntándome como se sentirá besar a Nolan.
No es que quiera besar a Nolan, aunque estoy bastante segura de que, si me lo pidiera ahora mismo, diría que sí. Siempre y cuando pudiéramos establecer que era por razones científicas, porque no haría nada que perturbara nuestra amistad de más de una década . Es una curiosidad que llevo tiempo cocinándome y que desconocía hasta hace poco. Lo sé todo sobre este hombre, también debería saber a qué saben sus labios, ¿no?
De nuevo, solo es para la ciencia.
A pesar de lo bien que conozco a Nolan, debe haber muchas cosas que desconozco de el. La mirada de Nolan cuando Tessa rompe el beso es una que nunca había visto en él, ni siquiera después de trece años de conocerlo. El tipo de mirada que una chica como yo jamás podría conseguir de el.
Una pesadez familiar y dolorosa me recorre el pecho, algo que conozco bien, pero en lo que no suelo fisgonear. Es más fácil apartar la mirada, sonreír, observarlo recorrer las mujeres desde lejos y decirme que me da igual.
Pero cuando la mirada de Nolan se desvía para encontrar la mía, hay algo eléctrico allí que me clava en mi lugar, reviviendo la pregunta reciente que ha estado dando vueltas peligrosamente dentro de mi cráneo como un tiburón tras sangre fresca:
¿Cómo sería ser la chica en su brazo?