Haarón caminaba detrás de Honey, pero Lila iba delante. La linda castaña abrió la puerta de una gran oficina, que estaba al fondo del piso. Era muy similar a las suites del resort, en cuanto a la elegancia. Había un sofá, una larga mesa rectangular, una estantería para libros, un sillón y cerca de la ventana, se hallaba un ostentoso escritorio. Las ventanas otorgaban una privilegiada vista de la ciudad, en la que se observaban otros rascacielos de diferentes tamaños.
—Toma asiento —dijo Honey, señalándole el sofá, para que se acomodara. Ella llegó hasta su escritorio y agarró varios portafolios, los que Lila había preparado y se devolvió hasta donde estaba Haarón—. Ten, mira este. —Le dio uno de los cartapacios que cargaba.
Haarón sostuvo la carpeta en las manos y vio el contenido que ha
