Estamos divididos, chicos contra chicas, creeréis que ellos tienen ventaja, pero tened fe en la humanidad femenina.
Y mas cuando en nuestro equipo hay una chica de metro noventa que supera los ciento veinte kilos y lanza como si la pagasen por reventar cabezas.
Estamos ya colocados en nuestras respectivas mitades del campo rojo, quitando el espacio de las cárceles, que están al lado contrario.
Dos balones, inteligente idea del profesor, para tocar las narices.
Cada grupo tiene un balón, uno yo, y el otro Manuel, al oír el silbato, lanzo el balón en dirección al gorila, y el hace lo mismo pero lanzándolo hacia mí, va directo hacia mis rodillas, salto abriendo las piernas, haciendo que pase entre ellas, yo, le he lanzado el balón al pecho, lo coge con agilidad, y lo lanza a mi cabeza, pero apunta mal, y lo lanza mas arriba que ella, estiro los brazos sobre mi cabeza, cazando el balón blanco entre mis manos y se lo lanzo rápidamente a los pies, a lo que él lo esquiva y acaba en manos de uno de sus compañeros, y éste se lo lanza a Eva, le da, pero salgo corriendo disparada y me lanzo al suelo, lo cojo cuando esta apunto de caer al éste.
Me levanto y corro hasta la linea que separa los dos campos y le lanzo un balonazo al costado, pues esta de lado, el que le da de lleno al estar despistado, cuando el balón toca el suelo después de impactarle, empiezo a saltar.
Rápidamente, recupero la compostura, pues, le toca al gorila lanzar desde su cárcel, la cual tengo delante, le localizo.
Un momento.
Se está ... ¿¡QUÉ !?
Está desplomado en el suelo boca arriba, con la mano derecha suavemente sobre el balón y la izquierda desparramada junto a el, una pierna estirada y la contraria la tiene flexionada.
¿Qué narices pasa?
Algunos de mi equipo y del contrario se van acercando, y me uno a ellos.
Al estar a una menor distancia, específicamente, a un par de pasos, algunos nos inclinamos hacia adelante, para ver mejor la situación, entonces, en unas milésimas, Manuel se levanta y me lanza un balonazo que me impacta de fuertemente en la nariz, y noto corro empieza a caer la sangre.
Mi hora de actuar.
Me desplomo sobre el suelo adoptando una posición en la que finjo estar inconsciente.
-¡MANUEL! ¡BESTIA! -Oigo que grita Eva y luego noto sus manos tocandome los hombros.
-¿¡NO SABES COMO HACER UNA BROMA BIEN HECHA!? - Exclama una voz ahora masculina, reconozco a Carlos, que se acerca y me agarra de las mejillas y me mueve suavemente la cabeza, a ver si me despierto.
-Esta fingiendo.-Bufa Manuel a lo lejos.
-¿¡PERO QUE MIERDA TE PASA EN LA MENTE!? ¡ESTA SANGRANDO, IMBÉCIL! -Grita Eva defendiendome, seguidamente, vuelve a fijar la mirada en mi, abro suavemente los ojos, y le guiño uno con una pequeña sonrisa maliciosa, a lo que ella capta la indirecta, y me sigue el juego.
-¿¡NO VES QUE ESTA INCONSCIENTE !? EN-CONS-CIEN-TE. ¿¡LO CAPTAS!? - Berrea mirando a Manuel y resaltando las silabas. Vaya, es mejor actriz de lo que creía.
-¿What? No, no ...- Empieza a decir el gorila con un tono ¿preocupado? Prefiero no saberlo.
Se acerca a mí, se pone de cuclillas junto a mí y me mira sujetandome por las mejillas ... ¿Arrepentido?
Abro los ojos de par en par y le doy un golpe con la mano en la frente, alejándolo de mi y me pongo de pie, me sacudo las manos en mi ropa para quitar el polvillo rojo que se ha adherido a mi ropa al estar tumbada en el campo.
-Entonces, ¿te quedas en la cárcel, no?-Pregunto con una sonrisa blanca reluciente, que resalta con el rojo de mi sangre, ya seca, que corría desde mi nariz.
Observo con diversión la cara de desdén que reposa ahora en su rostro, lo que cambia por una de enfado.
-Eres una...-Empieza.
-¡EH!¡EN MI CLASE NO ES INSULTA!¡PEGAOS SI QUERÉIS EN MATEMÁTICAS PERO AQUÍ NO!-Grita el profesor levantando la vista de sus hojas, en las que inmediatamente vuelve a fijar la mirada en sus hojas.
Manuel reprime el insulto y me mira con una mirada asesina, a lo que vuelve a coger el balón y yo salgo corriendo a mi lado del campo, donde me pongo en guardia, el lanza el balón, pero se rinde viendo que a mi no me da y le lanza a Carlos, el cual no es muy bueno a éste juego y le da en la rodilla, dandole a Manuel la opción de salir del campo, la que el acepta con una sonrisa victoriosa.
(...)
El balón pasa y roza algunos pelos que se me han soltado de la coleta, pero no me ha dado, me giro hacia atrás, donde los encarcelados han cogido el balón y me apuntan con la esfera de plástico.
Soy la única que queda de mi equipo, y soy la diana de todos los del grupo contrario, incluyendo Manuel, que sigue estando fuera de la cárcel, poniendo sudor y esfuerzo en que el balón impacte contra mí, pero todavía no lo ha conseguido.
El balón pasa por debajo de mis piernas, las cuales yo he alzado al ver que la pelota iba hacia ellas.
Siguiente turno, el gorila, coge la esfera hincando los dedos en ella, para que no se resbale y lo lanza directo a mi estómago, el cual yo tardo en reaccionar y me da contra el costado.
-¡MIERDA!-Grito furiosa, solo me queda una oportunidad para hacer que mi equipo gane, dando a algunos de los del otro equipo, los cuales son Manuel, Rodrigo y un tal Íñigo, que solo le conozco de haber dirigido un par de palabras con el en clase.
Agarro el balón con fuerza y miro fijamente a las distintas opciones.
Manuel...
Rodrigo...
O Íñigo...
Manuel sabe esquivar.
Rodrigo es bueno cogiendo los balones.
E Íñigo, nunca lo he visto jugar, en ésta partida a penas a cogido el balón, y cuando lo ha conseguido cazar, el balón pasaba rozando por los lados de sus víctimas.
Decido ir a por él, así que cargo el balón, pero, apuntando hacia Manuel, para que crea que voy a lanzar al gorila, cuando estoy a punto de lanzar, me giro rápidamente y, mi mano va por libre, lanzando la pelota hacia Rodrigo, específicamente, a su estomago, y, la coge, pero, en el ultimo momento, se le rebala y cae al suelo.
Se salva todo mi equipo.
Corremos todos hacia nuestro campo, entonces, suena el silbato del profesor.
-¡Ganan las chicas!¡Chicos, ya sabéis lo que hay que hacer!¡Jovencitas, buen partido, especialmente a la señorita Rodriguez, a cambiaros!-Exclama el profesor mientras los chicos bufan de fastidio y empiezan a hacer cincuenta flexiones, miro sobre mi cabeza, y veo al gorila, el cual tambien se cruza con mi mirada, le saco la lengua y frunzo el ceño, y corro hacia el vestuario.
Ha sido buen partido.