Verte de nuevo

1377 Words
Verte de nuevo… Peter se alzó de hombros para decir: — ¿Estás hablando en serio? La verdad ese día que me hiciste cantidad de preguntas, pensé que estás babea dopor ella. — ¡Pues estás pensando mal, ella solo fue mi asistente, nada más— la voz de Evan sonaba convincente. Rodeo el escritorio, sentándose nuevamente al frente de Peter Wilcox para decir: — ¡Esa mujer solo me inspiraba ganas de sexo! Me imagino que por eso está con Majors, pero mejor dejemos el tema de Catalina, ven vamos a revisar muy bien lo de las pruebas que hemos recopilado, no quiero que nada falle cuando la tenga frente a mí nuevamente. Peter se sintió incómodo ante lo que su primo le requería, pues había entregado para que Steven revisara todo lo concerniente a lo de Catalina, por eso se inventó una excusa para ganar tiempo y dijo: — Primo está vez no voy a acompañar te en eso, te go ami niño quebrantado y mi esposa me exigió que la acompañara, ¿me perdonas ésto? —¡Claro Peter! Ve tranquilo, mañana nos ocupamos, además estarán presentes los abogados, así ello nos dirán si falta algo más. el otro salió de prisa, Evan se quedó meditando todo concerniente a Catalina. Se sentía apesadumbrado a pesar de mostrar un rencor que no sentía, extrañaba más que nunca la presencia de ella, todo lo vivido se agolpo en su mente arrancando un hondo suspiro desde lo más profundo de su pecho. — «¡Como quisiera que nada de esto estuviera sucediendo! Pero Peter ha sido tan contundente en encontrar esas pruebas» Luchaba con sus pensamientos y lo que sentía muy dentro de su corazón, pero ella ahora estaba casada, más lejana no podía estar para él la posibilidad de mandar todo al demonio y tratar de conquistarla, decirle que siempre la tenía en su mente y en su corazón, que por más que había intentado olvidarla , la tenía clavada como una espina en el centro de su corazón. Lo menos que le importaba era los robos de ideas, eso poco valía para él, pero sí que ella lo hubiera cambiado por Steven Majors, se había casado con él, en cambio él solo tenía el recuerdo de sus besos y la pasión desbordante que los consumía cuando estuvieron juntos. — ¡Oh Catalina, sal de mi mente!— exclamó en voz alta con desesperación. Se abrió la puerta y allí estaba Siudy con una hermosa y provocativa bata de seda, con los labios rojos y una bella sonrisa invitándolo a olvidar. —¡Mi amor! ¿Que haces acá tan solo? Escuché que hablabas con alguien, pero no veo a nadie — dijo ella con voz ronroneante. — Estaba Peter Wilcox acá y Mike, pero ya se fueron, ven, ayudame a ordenar mis emociones— suplicó él. Ella sonrió y agarró la mano que él le extendía al momento que decía: — ¿Estás pensando en ella nuevamente mi amor? — Sabes que he sido sincero contigo Siudy, ella corre por mis venas, en pocas horas voy a verla y muero de ansiedad por saber que dirá al verme— confesó él. —Te sugiero que respires y te dejes llevar prima besos ¿Está bien? Ven vamos a nuestra habitación, ya verás como te relajas cuando te haga el amor como a ti te gusta — prometió ella. Él se levantó y tomados de al mano salieron hasta donde ella había sugerido, iba resignado a estar en los brazos de una mujer ala que no amaba y eso le daba rabia, quería amarla, pero Catalina se empeñaba en quedarse en medio de los dos para estorbar. Esa noche intentó olvidar aunque fuera por un instante a su ex asistente, necesitaba hacerlo, amó a Siudy por un momento, por lo menos con su cuerpo, imaginando por segundos que era a Catalina a quien tenía entre sus brazos. Llegó el día de comparecer ante el juez, ella vestida muy sobria había acudido antes para saber de que se le acusaba, no podía creer el descaro de Steven Majors y Peter Wilcox, estos se habían aliado para destruir a Evan Bragg, un hombre que ahora estaba en el tapete de la publicidad de los negocios, siendo elegido como el hombre del año. Por doquier se veían anuncios en vallas gigantescas anunciando su éxito, por eso Steven moría de la envidia, y la estaba usando a ella para lograr sus objetivos, estaba consciente de que quien la acusaba de plagio de ideas era el mismo Evan , pero estaba segura que Peter tenía sus manos metidas en todo éste show. Aún no estaba Evan ni su primo, Pero sabía que en cuestión de minutos él estaría allí con su mirada acusadora mirándola a ella, estaba lista para enfrentarlo, su esposo con la muy buena excusa de la enfermedad de su padre no estaba ese día, pero si los abogados que había prometido. Lo vio venir, contuvo el aliento para que un suspiro saliera de su pecho, al verlo con su estatura imponente, su cuerpo musculoso y sus hermosos ojos azules, el corazón le dió un vuelco, siempre desde la primera vez que lo había visto, se le aceleraba el corazón de una manera abrumadora. Su rostro no mostraba nada, solo su pecho sabía lo que sucedía dentro de ella, él la miró y por un segundo sus ojos se encontraron conectados como si nadie más estuviera en aquel salón, pero solo fue una fracción de segundos, el rostro de ella inexpresivo, contrario a Evan, quien no podía creer el cambio de Catalina, se veía demasiado hermosa y sofisticada. Los sentimientos se agolparon en su pecho, amaba a ésta mujer, quien se veía fría y distante, pero ala vez la odiaba por estar allí, ostentando un apellido que no correspondía, ella debería ser Bragg, no Majors, apretó la mandíbula con rabia y se dirigió al lugar que le correspondía. Empezó la primera parte del juicio donde se expuso por parte de la fiscalía la demanda que exigía Evan contra Catalina, la suma requerida era exorbitante, obviamente que el hombre quería verla hundida, pues ella no poseía tanto dinero, pero permaneció impávida, solo esperaba poder exponer su defensa con los abogados de Steven. Vino un receso y ella aprovechó para hablar con los abogados y exponerle todo lo que ella pensaba del asunto, Pero ellos no fueron muy optimistas, le dijeron que dejara todo las manos de ellos y ellasaldria airosa de todo. Catalina no estaba muy convencida, pero acepto lo que ellos propusieron. Cuando nuevamente entraron en la sala, Peter Wilcox y una bella mujer acompañaban a Evan, sintió rabia al ver la sonrisa de suficiencia que tenía el primero en su rostro cuando la miró, la chica que acompañaba al segundo hombre venía colgada de él en actitud de desafío; al parecer quería dejar claro que ella era la dueña y señora de aquel hombre. Una punzada de celos le acometió con fuerza, pero entonces recordó que ella estaba casada y no tenía derecho a sentir nada por Evan Bragg, él solo deseaba destruirla. Comenzó un nuevo careo, Peter Wilcox fue el primero en exponer su contrariedad al ver cómo todas las ideas que supuestamente le había planteado a Catalina, ella las había usado para beneficiar a la corporación de su marido. Ella no pudo evitar ponerse de pie en su asiento al escuchar la cantidad de mentiras que esté hombre exponía con descaro, pero uno de los abogados la hizo sentarse nuevamente y calmar su ímpetu. Ella a duras penas lograba controlar la respiración, no entendía cómo Peter tenía el descaro de acusar en la propia cara de Catalina de algo que él sabía que había hecho. Ella se dijo que si ésto continuaba así, ella no se iba a aguantar e iba a hablar sin hacerle caso a aquellos dos idiotas que hasta ahora no estaban haciendo nada. Tal cual como lo pensó así sucedió, llegó un punto en que Peter Wilcox la señaló descaradamente y ella reaccionó diciéndo: —¿¡Hasta cuándo vas a seguir diciendo esa cantidad de mentiras contra mí!? ¡Se hombre y habla con la verdad de una vez malnacido!
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