El dilema moral

1642 Words

Entré a la Duvall Tower como quien pisa un campo minado, sabiendo que volver era meter la cabeza en la boca del lobo. Lisandro me había arrastrado otra vez con ese mensaje mandón: “Vuelve. No acepto que te vayas”. Y yo, débil como gelatina tibia, dije que sí, aunque los chismes me iban a clavar como mariposa en un corcho, apenas crucé la puerta, las miradas me apuñalaron: filosas, cargadas de odio. Carla, mi ex aliada del café, me lanzó una mirada que podría derretir acero, sus labios torcidos en una mueca de “te odio, zorra”. “Qué rápido regresaste, Val”, siseó, y el veneno me pegó en el pecho. Martín, siempre tranquilo, me soltó un “Qué bueno verte” que sonó a chiste malo, mientras un par de víboras cuchicheaban algo que me puso la cara como tomate maduro. Me senté frente a mi escr

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD