¡Dime que aún no eres virgen!

1017 Words

—Estás demente… —balbuceé, mi voz temblaba tanto que me odié por sonar débil. Pero no me dio tiempo a recuperar fuerzas porque se acercó aún más. Sus labios, cálidos y atrevidos, fueron directo a mi cuello. Y entonces lo sentí. Ese roce. Esa caricia que no pedí, pero que mi cuerpo recibió como si llevara años esperando. Sus labios se pegaron a mi piel como un vampiro, y sin querer, de mi garganta escapó un sonido: un gemido. Corto, torpe, nada común. Y aún así, él lo escuchó. Claro que lo escuchó. Mi cuerpo empezó a temblar, temblaba de verdad. No era un temblor de miedo, ni de frío; era ese temblor raro que no podía controlar, ese que me recorría la espalda, ese que me hacía apretar los muslos mientras mi corazón quería escaparse del pecho. Tragué grueso otra vez, intentando disimular

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD