Capítulo 1

1257 Words
Tae tenía una novia desde la universidad que se llamaba Amber. Ella era la única mujer que había querido tener algo serio con él después de conocer cómo era su familia y eso la hacía aún más especial. Cuando habían comenzado a salir, él le había comentado todo lo que involucraba su familia, pero eso no le había importado a ella.  Claramente había pasado por su cabeza que tal vez buscaba recibir algún tipo de beneficio por eso, pero después que él había visto todo lo que ella hacía y cómo se negaba a sus ayudas, se había dado cuenta que era lo que siempre había buscado y esperaba ser él lo mismo para ella. Por supuesto, las condiciones que tenían los dos no eran parecidas debido que él era hijo de uno de los hombres más importantes en Corea del Sur y manejaba algunas empresas en las que ella, podía trabajar. Lastimosamente para Amber la relación con su suegro nunca había sido la mejor por su situación socioeconómica. Él había decidido que Tae no tuviera ningún tipo de relación más allá que el estudiantil con ella, pero, eso no le había importado y habían decidido estar juntos durante toda la universidad y un año más fuera de ella. Al principio, él le había ofrecido ayudarla para encontrar un lugar que la aceptara gracias a su carrera universitaria. Ella había estudiado con ayuda de algunos créditos educativos, administración de empresas y su perfil se ajustaba a lo que su suegro buscaba en una de sus empresas, pero cuando se habían enterado de que Tae y Amber estaban juntos, todo había sido un completo caos. —    Aléjate de esa chica —sentenció el padre de Tae, mientras entraba a casa. Ni siquiera había saludado cuando ya había dicho aquello. —    Buenas tardes, papá —le saludó él con un deje de diversión. —    No estoy riendo. Tienes que dejarla. —    ¿A quién? —    A tu noviecita. —    No me importa, papá —negó levemente el muchacho—. Nosotros estamos bien y lo que digas no va a afectar en nada nuestra relación. —    Eres mi hijo y tienes que ser uno de los mejores en este país. —    Entonces me iré de aquí si así es esto —sentenció. Estaba cansado de que su padre se metiera en su vida. Claro que no había tenido dificultades en ella, pero de todas maneras era bastante complejo cumplir con todo lo que su padre quería, ya que, si no lo hacía, podía dejar de ayudarle y en su condición el perder alguno de los privilegios que tenía, si podía afectarlo. Como el hecho de que pagaba su universidad. Él había visto todo lo que tenía que hacer Amber para seguir estudiando —y también le había ofrecido su ayuda, pero ella siempre lo había negado—, y no quería pasar por eso. Le dolía mucho la situación, pero ella había decidido que su relación tenía que estar alejada de sus problemas económicos. Aunque él había ignorado eso algunas veces y le había regalado algunos de los libros costosos que pedían en la universidad. Porque si, ella había escogido una de las universidades más prestigiosas del país para estudiar y eso lo enorgullecía. —    No puedes irte. ¿Quién manejará todo esto? —    Tú. —    Eres mi único hijo, Tae. —    Y ella el amor de mi vida. Si no puedes respetarlo, tendremos que plantear diferencias entre los dos. El rostro del hombre se frunció y sus cejas se juntaron. —    ¿Estás prefiriéndola a ella por encima de mí? —    Tú lo estás haciendo —los ojos del más joven decidieron enfocarse en lo que hacía una de sus trabajadoras en la cocina—. No entiendo por qué se te dificulta tanto que esté con alguien que no es como tú. —    Porque tienes que mantener una apariencia. —    Eso no me importa. Ella es todo lo que siempre busqué. —    ¿Ah? Tienes apenas veintiséis años. No sabes qué quieres en la vida. Un suspiro de resignación salió de los labios de Tae y volvió a negar con su cabeza. Esa conversación la habían tenido bastantes veces como para saber qué era lo que iba a suceder a continuación y realmente todo eso lo tenía estresado. No podía ni siquiera llevarla a comer a casa porque su padre comenzaba a hacer comentarios sobre su familia y raíces. —    Y tú ya viviste la tuya como para que quieras manejar la mía. Acto seguido, el muchacho se despidió y se dirigió hacia su habitación. Él tenía un departamento en el centro de la ciudad, pero era mucho mejor estar allí. Tenía absolutamente todo en su casa y, además, el departamento estaba terminando de ser remodelado. Según su padre, quería que fuese su departamento de recién casado y eso le causaba gracia. Porque ni siquiera había pensado en querer casarse. Era demasiado joven para ese tema y Amber pensaba igual que él.  Tal vez por eso congeniaban tanto. Porque los dos pensaban de maneras similares y nunca se irrespetaban si así no era. Solo una vez había peleado y todo había sido culpa de su padre. —    ¿Puedes creer lo que me acaba de decir, Tae? —Amber se levantó de la mesa completamente furiosa y miró a su suegro—. Usted no es nadie para hablarme de esa manera. —    Amber… —trató de calmarla el muchacho, pero ella estaba segada. —    ¡Quién se cree! ¡Igualado! Tae tapó su rostro y escuchó cómo su padre se levantaba de la mesa. —    ¡Vete de mi casa, niña pobre! —    ¡Papá! —Ese comentario le había sacado de sus casillas—. ¡Discúlpate! —    ¡No lo hare! Es mi casa. Quiero que se vaya. Amber tomó su celular y su bolso y tiró la bebida encima de su suegro. —    Usted es lo peor que tiene mi novio. Luego de eso ella había salido de la casa y Tae se había quedado impresionado por la manera que habían actuado. Era la primera vez que se veían y sucedía todo eso. Con cuidado acarició su cien y caminó detrás de ella. Tampoco había sido la manera de actuar. Por parte de ninguno de los dos. —    ¡Amber! —La gritó buscando alcanzarla. —    ¡Oh! ¡Aquí vienes! —Exclamó furiosa—. ¡Pensé que te quedarías con tu tierno padre! —    No hagas esos comentarios porque estoy contigo. —    ¿Cómo? —Se detuvo y lo encaró. La rabia adornaba sus ojos—. ¿Tengo que agradecerte de que me salvaras de tu padre abusivo? —    Él no es así, solo- —    ¿Lo estás protegiendo? —    No, no… —    Eres igual que él —escupió y volvió a voltear para irse—. No quiero que me hables más. El castaño pasó una mano por su cabello y gruñó. No podía creer que ahora él tuviera la culpa. Siempre había sido igual. Su padre no aceptaba ninguna chica con la que salía porque no era igual que ellos y eso ya estaba estresándolo. Ni siquiera había seguido a Amber para acompañarla a tomar el transporte. Por el contrario, decidió tomar uno de sus autos y dirigirse a un cinema a ver alguna película que estuviese en cartelera. Siempre hacía lo mismo cuando las situaciones lo abrumaban.  Además de que ella le había dicho cosas demasiado hirientes y no quería tampoco hablar con ella.
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