Algas

1211 Words

Fernando Nunca pensé que el mar fuera tan azul aquí. Ni que el viento tuviera ese olor a sal mezclado con coco y arena caliente. Pero lo que más me sorprendía no era el paisaje, sino ella, caminando a mi lado, con sus zapatos en la mano y su velo ondeando con el viento. Sofía reía bajito mientras el agua le mojaba los tobillos y salpicaba su falda blanca, pegándosela a las piernas. Tuve que apartar la mirada antes de que mis pensamientos se tornaran demasiado oscuros para un seminarista. Nos habíamos quedado sin gasolina justo frente a la playa, y aunque en cualquier otra situación estaría molesto por la imprudencia, esta vez no podía sentir más que una especie de calma extraña. Caminar junto a ella era como… respirar después de estar bajo el agua por demasiado tiempo. —No puedo creerl

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