Ser amable

1494 Words
Patrick sabía que la estética es una preocupación muy grande en las mujeres, estuvo casado con la mujer más vanidosa del mundo. Mercy era impresionantemente coqueta, la estética no podía tener tratamiento que ella no probase, fue un día con ella y pensó que su mujer o tenía una enfermedad mental o disfrutaba torturarse. Es impresionante lo que les hacen ahí, Mercy hacía un montón de cosas para mantenerse joven y exaltar su belleza, nada demasiado invasivo, pero los productos, libros, videos sobre ejercicio y vida saludable que tenía Aurora gritaban odio mi cuerpo. Él le vio de pies a cabeza y de verdad no encontró un defecto, tal vez un poco más de panza que lo normal y sin peso de extra, pero nada que la haga exótica o fea, estaba seguro de que ni siquiera estaba en sobrepeso. —Vamos por las cosas de tu hija—dice y chasquea los dedos. Aurora y Patrick van a uno de los supermercados más grandes de la ciudad, él sabe que es serio cuando ella toma un carrito de compras, las mujeres y cualquier lugar en el que pueda gastar. —Okay, papá, tienes una adolescente, qué le gusta cuando le viene la menstruación. —Helados, galletas, no sé… —Ay, Patrick. —Mira, se pone gritona, insoportable, odiosa, ustedes dicen que menstruar no les cambia la vida, pero, yo creo que hay que incapacitarlas. —Aurora rueda los ojos y mete en su canasta unas galletas que a ella le gusta saldas y dulces, dependiendo de como se sienta, también pasa por gaseosas por si le da náuseas, van al pasillo de toallas y le da una clase a Patrick. —Estas son las de flujo abundante, hay mujeres que no se pueden sentar, que ya manchan todo y por el amor de dios no le pregunta es si se la puso bien, solo le dice que pase un trapo y limpie la tela. —Vale. —¿Sabes si tiene una marca favorita? —Me mando a comprar unas moradas nocturnas, pero no me dijo que usa durante el día o solo… usa esas… —Sí, estas son buenísimas, tienen ala, vamos a comprar las dos cajas, si no le gusta alguno solo vienes a cambiarlas—Patrick se quedó serio mirando. —Patrick, cuando vayas. A la cajera, todos creerán que eres el mejor papá del mundo, un caballero. —Él sonrió y Aury intentó contener la risa, pero se le escapó. —Podemos llevar de estas que tal vez le disminuya la cantidad y las necesite. —Okay, muy buen apunte. —Es pasarme si le compro calzones menstruales, que luego quedan raros, la he visto lavarlos y no sé si tiene que tirarlos o si algo, puede infectarse. —La sangre mancha Patrick, pero sí a veces agarramos calzones viejos como calzones de menstruación. —Quieres comprarte algo rico, como una pizza, tengo hambre, voy a llevar pizza de queso y pizza de peperoni y les voy a llevar una solo a mis hijos para que los demás podamos comer. Llegaron media hora más tarde y una señora había detenido a Patrick en el pasillo para decirle que era un papá fenomenal por hacer la compra para su hija, él sonrió orgulloso y aurora se rió. Llegaron a casa y encontraron a Hugo conversando con los hermanos Luthor. —Pizza —celebra Parker. —No sabes lo que acaba de hacer Huguex aquí—dice Percy. —Le compró las toallas. —No es… nada. —Tienes hermanas. —Cuatro menstruadoras. —Bueno, eres un campeón, pero yo soy un superpapá. Meredith —grita y su hija viene secándose las manos y con cara de mal humor. —He aprendido sobre la regla hoy y la gente me ha felicitado. Además, hija, para tu buena fortuna he comprado de todo. —Aurora, tú has comprado todo. —No, le enseñé, mi papá mandaba a la secretaria y con el tiempo aprendes. Cuéntales que has aprendido. Ella tomó una rebanada de queso y tomó asiento al lado de los hijos de Patrick. Él les explicó que había diferentes flujos y cantidad de días, también grosores de toallas y que no tenía que tirar los calzones, Hugo vio a su suegro sorprendido porque sabía que venía de una familia numerosa y él había aprendido una cosa siendo el hijo de en medio, único varón entre cuatro mujeres, ellas siempre mandan, ella siempre tiene la razón, y punto. Patrick le hizo una seña a Hugo para que tomara pizza, él le dio las gracias y le preguntó cuántos hermanos tenía. —Tengo seis hermanos y dos hermanas, ellas ante mí fingen que no menstrúan y que esos bebés preciosos que tienen se los trajo la cigüeña. —¿Tú, cuántos hermanos tienes? —Tengo… cuatro hermanas, que me han vestido de princesa, me han teñido el pelo, también me han rasurado, me han hecho comprar toallas y condone, mis hermanas… son una experiencia —Patrick rió. —tú tienes hermanos aurora —pregunta Meredith. —No, soy hija única. Como murió tu mamá —pregunto Meredith y todos le miraron. —Tras el parto, insistió en parir en casa, quedó un resto de placenta, le dio una hemorragia, cuando llegaron al hospital… no hubo nada que hacer. —Lo siento —comentó la más joven. —Todos vamos a morirnos, a ella le tocó así y a mí me tocó vivir con mi papá. —Todos rieron. —Yo igual, me crie solo con mi papá y sobrevivimos. —Me imagino que una casa solo de hombres era supercalmada—dice con sarcasmo. —Despedimos cuatro esposas, por supuesto que éramos… mucho y mi papá no es fácil como esposo y fue muy estricto como padre, no dulces, un montón de reglas, exigía notas y algunos de mis hermanos no se le daba. Zack no era de cien en todo, pero era disciplinado y yo supervago y Adrian sí tenía una dificultad más grande y mi papá… no supo manejar algunas cosas, todos somos muy diferentes, pero muy cabezones, es complicado ser papá es una prueba y error. —Yo siempre voy a recordar el día que me gritaste por menstruar. —Sí, y yo siempre voy a recordar que me gritaste primero y me tiraste el teléfono. ¿Quieres terminar el recuerdo con un castigo? —No, ¿alguien quiere algo de beber? —pregunta y todos aceptan una bebida. Aurora pide agua sola, Hugo coca cola sin azúcar y su novia le ve seria antes de ir al refrigerador. —Esas son cosas que no me gustan de ti, ¿por qué te cuidas tanto? —No voy a hablar de eso en público. —Yo necesito saber, es preocupante, le quitas la diversión a todo. —Mi mamá es la cara del fitness, siento que la traiciono, —todos ríen. — En mi casa se come sano, se hace ejercicios y mi mamá cree en el cuidado físico y mental, así que es todo o nada, cómo vas a tomarte seis cucharadas de azúcar y luego ir a hacerte skincare, correr en la mañana, comerte los vegetales, o sea, socia no. —¿No usas drogas? —pregunta Patrick y él niega con la cabeza —¿Haces ejercicio, trabajas, le compras toallas y la soportas, que la verdad, hija, no es fácil seguirte el ritmo? Puedes ser su novio. Todos rieron y Aurora se disculpó porque era mucho más tarde de lo que planeaba estar fuera. Patrick propuso llevarle a casa y a Hugo, pero él, si tenía carnet de conducir, miró a su hija y a su novio. —Cuando regrese, espero, estés en tu casa Hugo. Todos se despidieron de Aurora y ella siguió a Patrick hasta el parqueo. Ella no discutió porque podía ir perfectamente en algún tipo de servicio de carros, la verdad, Patrick no escucharía. Veinte minutos más tarde aparcó frente a su edificio y no pudo evitar preguntarle: —¿Aurora, porque vives en ese apartamento? —Es lo que mi salario puede pagar. —¿Qué haces pagar, todo tu salario en una ratonera? —Ella le mira indignada. —No, tengo una salario de maestra y me mantengo con eso. —La mesada que te da tu papá, por estas mamadas cree que necesitas un marido. En fin, eres mi responsabilidad y tengo unas propiedades disponibles, libres, puedes elegir una y vivir ahí. —Patrick, yo tengo un papá, manipulador, metiche, invasivo y no te necesito. La verdad, deberíamos establecer unas reglas porque yo estoy equivocada con los límites de tu boca y tú con los límites en mi vida personal. Ella se bajó del auto y Patrick gruñó, él se bajó del auto con la intención de seguirla, pero, cuando estaba subiendo el segundo piso decidió que ella debería estarse disculpando por tratarle mal cuando él simplemente quería ayudar.
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