Entendimiento

1603 Words
Bradford entendía a su hija, casi cuarenta años atrás era su mujer la que le rogaba a su padre que no la tratara como una transacción y le escuchara era su Astrid a su padre y entendía lo difícil que era casarse por dinero. Lo que pasa es que su tiempo es muy corto como para dejar a su hija desprotegida y que ella mostrara interés por Patrick era una gran oportunidad. El mayor problema es que Aurora tenía razón, en cualquier, escenario quién sufriría sería ella. Por más apoyo económico, su hija lo que necesitaría tras su muerte era apoyo emocional. —Buscaré la forma de resolverlo. Bradford le dio un beso en la mejilla, después la abrazó, su hija le abrazó de vuelta y cuando se separaron. Él la miró a los ojos y planteó decirle la verdad, decirle que no le quedaba demasiado tiempo, su salud estaba debilitada. —Papi, tienes las manos muy frías, ¿quieres que te prepare un pan y un café con caramelo, así te subo el azúcar? —Un té chai, mejor. —Aurora se quedó observando a su papá, le dio un beso en la frente y fue a prepararle la bebida, luego regresó y le preparó un par de panes; el favorito de su prometido y el que a su papá le encantaba. Tomó una canasta y puso unos cuantos bollos en una canasta y se levó unas mantequillas pequeñas, té y café para Adam. Unos minutos más tarde, la joven ingresa al edificio en el cual se encuentran las oficinas de Luthor´s. Su suegro y ella se encuentran en el elevador. Aury le entrega la canasta y anuncia que tiene una idea que podría beneficiar tanto a Luthor como Bradford, los dos sonríen y él la dirige hacia su oficina. Adam, quien ya había desayunado, decide tomar asiento y escuchar a Aurora acompañado de un pancito de los que prepara el mayor de sus hijos, porque su esposa los estaba reduciendo a uno por mes, como si fueran un pecado. La joven le vende su propuesta y Adam la escucha y al observar con sorpresa. Aurora se pone los lentes oscuros cuando él aumenta la iluminación de la habitación para explicarle que tiene una excelente idea, pero se enfrenta a dos hombres horriblemente tercos. —Bueno, soy hija de uno, creo que puedo torcerle un brazo y tú eres papá del otro, juntos le podemos torcer los huevos —Adam ríe. Le encanta Aurora, en su modo mujer de negocios nunca deja de sorprenderla, un par de veces le ha llevado a reuniones y le pasa por delante a muchos hombres con títulos impresionantes y años de experiencia de los que ella carece. Hasta el momento, Aurora ha introducido la cerveza de su esposo a dos nuevos mercados y tiene a tres empresarios detrás de ella en busca de exclusividad. Las cifras definitivamente comenzarían a levantar para la empresa de Adam. —Eres impresionante—dice Adam mientras le aplaude. —Haz una propuesta formal y se lo presentaremos al señor Luthor. —Gracias. —Lástima que vengas borracha al trabajo. —Es un hábito que tengo que eliminar. La puerta de la oficina se abrió y los dos vieron a Jane Luthor con una manta sobre el pelo, parecía una mujer musulmana. Su esposo se quedó en silencio en espera de que se lo quitara. —Aury. —Sí, Jane, eres tú. —Bueno, iba a ir a comer con ustedes pero tengo que verme con el médico. —¿Qué te hiciste Jane? —Puede que me inyectara el bótox para la fiesta del fin de semana, y un poquito para el bruxismo, pero… algo no está bien —Los dos la vieron quitarse el trapo dramáticamente y su esposo se quedó serio, impresionado. Entendía que el envejecimiento es complicado para la mujer, mientras el hombre a los cincuenta saca su último brillo de belleza; la mujer lucha contra todo, la menopausia, la gravedad, la piel perdiendo brillo y fuerza, enfermedades nuevas y Jane, no es buen con el cambio, no con el cambio corporal. Evidentemente, su esposa no tenía veinticinco, tampoco él estaba al final de sus cuarenta y sus pechos habían alimentado sus dos hijas por un año. Su rostro se había expuesto al sol y al calor más del necesario, y sus hormonas, esas que antes le sacaban celulitis en la parte lateral de las piernas, ahora, simplemente habían desaparecido y dejaron la piel un poco floja. Para terminar de empeorar, la mujer con la que compartía esos cambios ya no estaba, y para Jane todo sonaba aterrador, en su cabeza, había una voz diciéndole que era la siguiente y cada vez sus síntomas eran más difíciles de esconder. —¿Jane, quieres ir al doctor? —preguntó Aurora en cuanto salió del shock. —No, ya fui y me dijo que tengo que esperar dos días para que el nervio se desinflame y todo tiene que volver a la normalidad en una semana. Adam, podemos ir a casa y no contarle esto a nadie nunca. —Siento que tus nueras y tus hijas se beneficiarían del aprendizaje. —Yo me pongo bótox todo el tiempo, para un problema en la mandíbula y las líneas de expresión… —Ay, Aurora—le regaña Adam y Jane sonrió o eso intenta, pero su piel no se lo permite. —Vamos, Janie. —Aurora, enséñale este plan a Patrick, está impresionante y discútanlo, lo hablaremos en cuanto regreses de tu luna de miel. —Me voy con ustedes. Ella se puso en pie y vio en la puerta a Patrick con un ramo de rosas, Aurora sonrió y los Luthor se despidieron. Patrick vio a su mamá un par de segundos y ella le rogó que no se riera. Patrick le dio un beso y le pidió a su papá llevarla a urgencias o hacer algo con Jane. —La voy a llevar a psiquiatría, tú me internaría a mí por menos. —Adam, me siento bien. Él cerró la puerta de su oficina y se acercó a Aurora, tomó asiento y le insistió para que ella hiciera lo mismo. —¿Para qué las flores? —Me disculpo, las flores, son una disculpa por el asalto s****l al que te he cometido, ahora tengo claro que esta no es la manera de iniciar una familia. Y una relación, por lo cuál, tengo nuestro propio acuerdo prematrimonial —dijo y sacó un papel de su bolsillo con una lista de diez cosas a las que se comprometía Patrick. 1. Tender la cama porque Aurora parece no estar interesada en acomodar el espacio sobre el cual duerme. 2. Comunicación, esa es la verdadera clave del éxito. 3. Cero infidelidades, mentiras u omisiones. Ni embarazos fuera del matrimonio que sean prevenibles. Perdón por eso. 4. Divertirnos, de vez en cuando y una cena romántica mínimo una vez al mes. 5. Prometo no forzarte a nada, a ser tu amigo y tu cómplice de ser necesario, pero cuidado donde asesinas a alguien porque cada vez hay más cámaras en la ciudad. 6. Escucharte, incluso cuando no estés hablando y mandes señales que son indescifrables para el cerebro masculino. Háblame o grítame, pero no me pongas a interpretar porque puede salir en tu contra. 7. Sexo, ¿para qué voy a mentir? Me conviene. 8. En todas las discusiones tienes la razón preconcedida, sin embargo, escúchame, dame el turno de exponer. 9. Voy a enseñarte a ser mamá, pero estoy dispuesto a tener una niñera 24/7 porque odio cambiar pañales y despertarme en la noche y te deseo un descanso celestial nocturno. 10. Resumen: Acepto quererte, cuidarte, respetarte y protegerte, porque eres mi familia. Mi esposa. —Esto suena a votos matrimoniales—comentó Aurora. Lo que no comentó fue que era demasiado esfuerzo para disculparse sobre algo que debían hacer y que le parecía demasiado dulce cada punto en esa lista. —Sí, pero no los voy a leer en público. —A mí se me ocurren como dos cosas que añadir. —Patrick sonrió y ella buscó un lápiz en su bolsa, escribió al lado. 1. Me comprometo a preparar el café porque el tuyo no es taaan rico como piensas. 2. Se me dan bien los emparedados y la gelatina, también sé hacer sopa sin que se me queme, por si gustas, ehh. 3. Me comprometo a ser una buena madrastra para Meredith, y los otros tres, pero ellos me consideran compañera de fiesta, y no sé, si pueda borrar esa imagen. 4. Dormiré en cucharita porque te gusta, pero, a mí me gusta abrazar almohadas. 5. Gracias, por hacer de esto algo menos desagradable, de vez en cuando, aunque pierda la paciencia, debes saber que lo estoy intentando y que eres el único con el que querría hacer esto. Patrick formó debajo de los puntos de su prometida y ella firmó debajo de los suyos. Él se inclinó para besarle y la atrajo a su cuerpo mientras acariciaba sus nalgas, Aurora sonrió y se separó un poco de él —Al menos, ahora tenemos la oportunidad de tener sexo en la oficina. —Es la oficina de tu papá. —Es mi oficina. Ella le miró insegura. —¿Patrick, aceptarías ir arriba a tener sexo conmigo? —Definitivo, soy más del tipo sala de juntas y sexo salvaje. —Aurora sonrió y tomó la mano de Patrick para ir al último piso. Lean la nota y recuerden comentar mucho porque así me pongo intensa a publicar.
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