Múdate

1237 Words
Habían pasado casi tres semanas desde su compromiso, dos desde que estaba oficialmente juntos, por lo menos, eso se decía Patrick y cuatro días en los que Aurora había aceptado todo tipo de citas, no veía ningún movimiento, estaba dirigido a mudarse. Él no entendía lo reticente que estaba su novia al respecto. Durante su cena de la noche anterior, ella había prometido mudarse al día siguiente, sin excusas o inventos. Patrick no había escuchado nada al respecto y decidió toar el toro por los cuernos y con mucha determinación y muchas cajas fue por su novia a su casa. La realidad, era que Aurora había estado muy pensativa al respecto, estar con Patrick era maravilloso, le encantaba la forma en la que le trabaja y como se sentía con él, pero también ese daba cuenta de lo intenso que resultaba todo; el sexo, el compromiso, estar rodeada de tanta familia, sobre todo, la idea del futuro. Aurora; esposa y madre. Lo que más le aterraba era que su inseguridad arruinara todo ente ellos. Según los días pasaban y la relación crecía, ella era más consiente de que Patrick quería más; una relación, romance, una familia con ella, al menos eso había insinuado y eso la ponía muy nerviosa porque sentía que con nada abriría su corazón y que la caída de eso sería irrecuperable. Aurora estaba finalmente de regreso en casa, subió las escaleras de su edificio para encontrarse con Patrick y sus hijos esperándole en la puerta de su casa, con una caja de pizza, bolsas con comida china y japonés, además un montón de cajas de mudanza. —¿Ocupas ayuda? —preguntó Patrick y se inclinó para quitarle los libros y las cosas de las manos. —Patrick, cómo no se te ocurrió forzar la puerta —comentó Aurora. —Quería ser educado. —La verdad, decidimos esperar aquí fuera porque tienes unas cositas tiradas—comentó Meredith. —La llave bajo el tapete, cero seguro, ehh. Ella miró a su hijastra seria y recordó haber lavado la ropa y atenderla por la ventana. —En mi defensa era día de lavado y no me cupo en el tendedero. —Es ropa interior terriblemente pequeña —refutó Meredith y su hermano mayor le pellizcó en el cráneo. La joven entró y recogió rápidamente toda su colección de bragas y sostenes, los metió en su habitación y regresó corriendo a abriles a los Luthor. —Papá también dijo que íbamos a ayudar con la mudanza, pero, parece que estamos forzándote a mudarte, y no ayudándote. —comentó Percy divertido. —¿Discutieron? —No —respondieron al unísono. —Solo… No quiero invadir su espacio—Dijo Aurora y Patrick le miró confundido. —¿Cuál es tu plan, vamos a vivir en casas separadas para no invadirnos o cómo funcionamos? —Han estado invadiéndose muy a menudo, a todas horas. Estamos en esa edad que sabemos qué pasa, pero fingimos que no.—Comenta Meredith y su padre le da una mirada de advertencia. —¿Estarías anuente a que mantenga este espacio, tal y como está y solo llevarme unas cuantas prendas de ropa? —¿Quieres tu propia habitación? —preguntó Percy bromeando y todos rieron porque Aurora estaba valorando la opción. —Aurora, no se puede así, tienes problemas de compromiso—Le acusó Parker. —Como Percy —Okay, yo soy hija única de un empresario muy ocupado, llevo muy bien la soledad, pero qué tal que llegó y les arruine la vida. Este es un espacio seguro, de verdad, quieren que me mude a su casa. ¿Cómo nos ignoras? —En estos tonos desesperados, no, mi amor, preferiría asfixiarte a ver si se te activan las neuronas. —Patrick se quitó el saco. —Ven a comer, Aurora. —Yo que tú me quedo aquí. Vivir con tres hombres no es fácil, pero ellos dos se van en unas semanas y quedamos tú y yo, eso quiere decir que mi papá va a tener que acomodarse. ¿Cómo vas a hacer con tu armario mágico? —Aurora, no estamos enojados, no eres la amante o la causa de un divorcio, eres la novia de mi papá y ya. —Patrick y yo hablamos de casarnos pronto, sin mucho drama, quieren ser los testigos y tú una minidama de honor. —¿Se puede? —Claro, solo iremos al juzgado y firmaremos los documentos —respondió su papá y su hija se quedó seria. —¿Estás embarazada? —No, este es mi peso basal. —Estás muy guapa, es solo que no entiendo, ¿por qué tanta prisa? —Porque queremos y podemos. —No pueden tener un jardín, flores, gente que los ama, aplausos y un pastel de bodas de esos gigantes. —Nena, no. —Aurora —Dijo mirándole. —¿Podemos tener el pastel? —No, Aurora no, este es un recuerdo para ti para tus hijos —Los tres hombres compartieron una mirada mientras Meredith hablaba de la importancia de su unión y la joven expuso: —¿Cómo se sentirían si tiene un solo hijo y ese hijo no los invita a su boda? —Tengo tres y si no me cuido vivirán conmigo hasta los cuarenta—Respondió Patrick. —Bien, podemos compartir el momento. —Nada de votos escritos, los que nos digan. ¿Padre o un juez? —No me siento cómoda con un padre y metiendo a dios en medio suena profundo. Los hijos de Patrick vieron a Aurora como si se hubiese vuelto loca. Y él se apuró a explicar que ella tiene problemas mentales, todos rieron y continuaron con la comida. —Organizaré algo sencillo, ¿quieres, participar Meredith? —Claro, pero algo formal, ehh, con trajes. —Meredith, llénate esa boquita —Le propuso su hermano y le acercó un trozo de sushi. Sus hijos ayudaron a empacar algunas cosas que Aurora sentía, no quería dejar nunca jamás en la vida y Patrick inspeccionó sus dos cuartos con ropa por todos lados. Sus hijos notaron que estaban por enfrentarse a una crisis y lo resolvieron que la habitación de Messer no tenía ni un bóxer guardado, Meredith alzó la mano y sus papás suspiró. —Puede… que ese cuarto tenga unas cosas. —Vas a irte con tus hermanos y las vas a sacar. —¿Te acuerdas de la ropa de mamá que dijiste que teníamos que botar salvajemente? Bueno, vi algunos rescatables, otras cosas que ella amaba, y no tuve el corazón. —¿Qué te dejaste? —Ese vestido de lentejuelas divino con barbitas, y unas doscientas cosas en total, como sus zapatas o esa manta con la que nos envolvía cuando estábamos enfermos y sus accesorios, esos anteojos que le compraste en Grecia cuando estábamos de vacaciones. Patrick no sabía si regañarla o abrazarla. Parker le dio un beso en la frente y abrazó a su hermana. —Definitivamente, lo puedes distribuir entre nuestros closets—propuso Percy. —Casi no estamos y podemos dejar cosas en una maleta para que puedas tener ropa de mamá. —Tu papá me debe un 50 % de su closet y puedo dejar cosas aquí que no uso, luego vemos, así tienes un espacio con su olor —los ojos de Meredith se llenaron de lágrimas y le dio una sonrisa a su madrastra.
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