Mírala

1542 Words
Patrick estaba escuchando los resultados de la auditoría que su padre le había realizado a la empresa, Adam le miró con pena y dolor, sabía que Luthors era para su hijo lo mejor que había hecho en la vida y darle a la noticia de que no hay nada más que hacer por la empresa que fusionarse o negociar con Germán Bradford. Patrick además tenía en su cabeza lo complicado que era tener un hijo con su ex. Ser amigos es una cosa, pero tener un hijo es mucha responsabilidad; sin embargo, entendía que si Daniela se lo estaba pidiendo era porque sentía que era su última opción y no quería negarle del todo la posibilidad. Después de ese día, tan caótico en la oficina y un montón de pruebas para saber si sus nadadores eran aptos o no para donación, fue a su casa, se encontró con sus tres hijos, los cuales estaban acostados en el sofá de su sala. Repartió besos y abrazos a los tres y les pidió que ordenaran algo para cenar mientras tomaba una ducha. Cuando salió del baño, se puso un pijama y observó a sus hijos. Percy y Meredith estaban observando un video en el celular de la chica mientras reían y Parker enviando mensajes, sospechaba que con Sofía, su novia. Llamo la atención de los tres y todos dejaron lo que estaban haciendo para poner toda su atención. —Voy a tener un hijo con Daniela, le voy a donar mi e*****a, no sé si quieren ser hermanos del bebé. —Los tres le miran. —A mí me va bien, tío Pats, voy a donarle y ser tío de mi hijo. Todos se quedaron en silencio y Percy frunció el ceño, su papá no podía ser desentendido ni siquiera con su hijastro, tampoco con sus hijos biológicos, su papá no es desentendido ni con sus hermanos, jamás lo lograría con un bebé que es tan inofensivo. —No podrás ser tío de tu hijo—comentaron al unísono los gemelos. —Es una situación inusual, pero mi amiga prefiere un donador conocido que un desconocido —A mí me gusta tenerte de papá. Creo que deberías pensar en tener un hijo en lugar de ser un donador. —Yo no tendría un bebé. Te quedan seis años de responsabilidad con esta, menos con nosotros, puedes viajar, descansar, disfrutar de la vida. Has pasado toda tu vida siendo el papá de alguien ya descansa. —¿Planeas matarme en seis años? —No, pero ya todos seremos mayores de edad y no representaremos trabajo para ti. —Siempre representarán trabajo para mí. ¿Han visto a los abuelos? Patrick se despide de sus hijos antes de meterse en su cama. Se hace una lista de tareas para el día que está por venir y abraza la almohada, la huele, la almohada de su esposa. ¿Por qué no decirle sobre su enfermedad? Dos horas más tarde está despierto y se pone a trabajar en encontrar a la persona que ha estado tirando su empresa como si fuese solo un juguete y no un sueño. Patrick no se da cuenta cuando ha amanecido, pero ve a sus hijos salir con ropa de gimnasia y se va a cambiar para acompañarlos. Le pegunta a su hija siquiera que le deje el desayuno listo y ella le da las gracias, sin embargo, se niega. —No cocino mal, peque, cocino modo papá. —Chorizo de desayuno, con tres huevos, colesterol seguro. —Por eso hay que ir al Gym—dice Parker y le acá de la cama, ella se ríe como no hacía en meses y sus hermanos le arrastran por la ropa. —No nos hagas vestirte, porque eso sobre pasa los límites. Todos salen del apartamento casi diez minutos más tarde, trotan por el centro de la ciudad y mientras sus hijos van empujándose por la acera, él piensa que nada de eso estaba en sus planes, ni siquiera en sus sueños más locos, poder ir a correr con su familia le parecía un privilegio. —¿Papá estás muy viejo o qué? —Patrick se pone la mano en el pecho y los tres se devuelven a auxiliarle, él se ríe y les dice. —El primero en llegar a la esquina se gana un desayuno gratis —Los tres corren detrás de él, el primero en llegar es Parker, luego su padre, y de último; Percy y Meredith. Los cuatro se ríen y Meredith le recuerda la historia del lobo a su papá. —Comamos en la cafetería frente al parque. —Papá, está cerrado. —le informa Meredith mientras usa a su hermano de silla. —Quizá hagan una excepción por nosotros. Aurora toma asiento en el exterior con una taza de café, su amiga le pregunta cómo quiere su desayuno. —Ya sabes, completo. —¿Completamente gordo o saludable? —Un poco de ambos. Paola mira a su amiga y sonríe antes de ir a preparar el desayuno para Aurora, ella se pone a barrer un poco y las dos se sorprenden cuando escuchan la campana del negocio sonar. —Buenos días —la voz gruesa de Patrick resuena y él sonríe de esa forma encantadora que usa para salirse con la suya. —Estamos cerrados—dice Aurora. —Ya se lo dijimos. —Vayan a bajar las sillas, ayudemos, y de verdad, no preparo buenos desayunos, me encanta el tradicional Mainvilliano con chorizo, aguacate, tres huevos fritos y ese pan con queso. Los cuatro lo mismo y así es menos trabajo. —Estás dando una orden o pidiendo un favor. —Un poco de los dos, Aurora. —Regularmente, diría que no, pero es el favorito de aurora y puedo preparar cinco. ¿Por qué no vas a sentarte con…? —Patrick—responde y le pregunta si no hay café. Paola sonríe y le da una taza. —Le llevo a sus hijos. —No, esos que se aguanten. Los hermanos Luthor le arrebatan la taza de café a su padre. Aurora les asegura que puede comer en la cocina como tenía planeado. —Somos muy divertidos, estarías perdiendo una oportunidad. ¿Qué haces despierta tan temprano? —Tengo que reunirme con… —¿Tu novio? —pregunta Parker. —Mi papá —dice y arruga la cara. —Estoy en esa edad en la que puedo eliminar la decepción de haber sido mujer y nada que me caso y tengo un hijo. —Mi papá va a tener otro bebé—Comenta Meredith. —Estoy valorando donar mi semilla a una amiga. —A la que no estaba celosa ayer. —Sí, Daniela. —Tendrían un bebé genéticamente bonito, pero ustedes tiran vibras de ex que son amigos y tus hijos evidentemente se parecen a ti, ¿crees que es una buena idea? —Fuimos novios hace más de veinticinco años, llevamos treinta de amigos, me conoce, la conozco, nos aceptamos por lo que somos. —Los bebés son complicados Patrick. —Tengo tres, cuántos tienes. —Ninguno, pero se me da bien ser hija y creo que a veces es más que complacer a los hijos o alimentarnos. Mi papá tuvo una hija con su mejor amiga y amante, y había cosas que amaba de mi madre, de verdad, que sí, pero, todo lo que odia de la mujer y lo tengo yo le desespera, mi mamá falleció prematuramente y le tocó vivir con una hija a la que detesta. —Es imposible detestarte. —Qué amables son. Su amiga les sirve el desayuno y todos les dan las gracias. —¿Quieres que te ayude? —Es la mañana más feliz de mi vida, tienes con quién estar y no vas a arruinar mi cocina —Le da un beso en la cabeza y ella continúa comiendo. Patrick sonríe porque es obvio que la cocina no se le da bien, sus hijos no se aguantan y lo preguntan. —Todo se me quema, se me olvida la sal, son detalles. ¿Ustedes, cocinan? —Por supuesto, mi mamá es chef. —No le creas, es su madrastra y él solo sabe hacer cosas que sacan espinillas o saben feas, porque les falta condimentar. —Sí, como el sándwich de ayer. El teléfono de Patrick suena y él se disculpa con el grupo para hablar con su papá. —Te he conseguido una cita con Bradford, vas a ir, le vas a chupar los pies, las pelotas, lo que haga falta y vamos a recuperar esa empresa. ¿Entendido? —¿Qué pasó con la propuesta de compra de Laggun y Serena? —No va a negociar con nadie que no seas tú. —Gracias, papá, pásame los datos. Patrick va y paga la cuenta, le da las gracias a la joven y ella le agradece por entretener a su amiga. No sin antes curiosear un poco sobre la vida de Patrick. —Es muy guapa, inteligente. —Mírala, podría ser mi hija—Le dice a Paola, la cual lo niega por completo que puedan ser padre e hija. —Regularmente, no socializa con hombres y no tiene edad para ser su hija.
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