La dama de honor

1399 Words
Aurora seguía teniendo los mareos en la mañana y trataba de no preocupar a nadie con ellos, pero se estaba muriendo del susto con la idea de estar embarazada. Se sentía tan preocupada y cada día se sumaba algún síntoma. —Aury —le llamó Olimpia y ella sonrió. —Olimpia, perdón, estaba dormida —Las dos rieron y ella se puso en pie para saludar a su amiga y a su padre. —Señor Caine. —Aurorita, qué tal el hombre más rico y poderoso del universo. —Uuuh, no se lo digas. Los tres rieron. —Ya nos llegaron las invitaciones, estamos muy emocionados por ti Aurora. No sabemos cuál ONG donar, creo que haremos el cheque a tu nombre y tú decides, porque Olimpia tiene un montón de opciones. —Lo importante es ayudar un poco a los demás, Patrick y yo tenemos suficiente dinero como para pedir cosas innecesarias. —Es una excelente idea, cuando yo me case pediré una cifra superior a los tres mil dólares para donar a las escuelas públicas. —Ni yo quiero ir a tu boda —comenta su padre. —Cosa tuya, pero el papá de la novia paga así que te recomiendo venir a ver en qué me gasto tu dinero —Sebastian se ríe y le da un beso a su hija. —Las dejo, a ver si controlan el mundo finalmente. Me despido del padre de mi amiga y las dos nos damos un segundo abrazo antes de tomar asiento, le hago una seña al mesero y él se acerca rápidamente con los menús, y las dos tomamos asiento. Mientras les entregaban sus menús y un poco de agua. Aurora pidió una limonada y su amiga u té frío. —Olimpia, uno siempre enseña las tres mejores, porque si das más de una opción se dispersan. —Las dejo, a ver si controlan el mundo finalmente. Aurora siguió la mirada de Olimpia, ella estaba ocupada dándole un vistazo a uno de los meseros. —¿Está guapo, verdad? —Es bien parecido. —Já —se burló Aurora y sacó de su bolsa una cajita. Se la entregó a su amiga y ella le miró emocionada. —¿Quieres ser mi dama de honor? —Por Dios, qué emoción.—Dijo Olimpia en un susurro. —¿Y Pao? —Pao eligió a otra amiga en la suya, Patrick eligió a sus hijos y yo a ti y a su hija. —¿Soy como tu hija? —Como mi hermanita, te amo mucho. Demasiado y quiero que sepas lo valiosa que eres para mi vida —Olimpia se inclinó sobre la mesa para abrazarla. —Tú también eres mi amiga y mi familia. —Oli, separémonos—Pidió y se llevó las manos al busto. —¿Qué tienes? —Pablo me dijo que estaba embarazada y ahora llevo el gusano en la cabeza, me duelen los pechos. —¿No estás tomando anticonceptivos? —No, son muy malos para el cuerpo. —Mi mamá me da pastillas y desde que las tomo no menstruo, pueden dar cáncer, pero las quiero todos los días —Las dos rieron. —Y no es que esté haciendo nada, pero, agradecería no tener un bebé hasta como a tu edad. —Sí, no te estreses con ello hasta cerca de los treinta. —Tengo que conseguirme un buen marido, uno muy rico, pero todos los maridos ricos son gays o mis primos —Ella se rió. —¿Olimpia, por qué necesitas un marido? —Aurora, aquí donde me ves; valgo unos cuantos millones y estoy acostumbrada a algunos lujos que reconozco, son muy exclusivos y caros la igual que cierto estilo de vida, así que lo mínimo que puede aportar un hombre a mi vida, es dinero. —Dios, guarde, te den amor —respondió sarcástica. —Eso es muy old fashion, pero el amor es bonito, mira a mis papás. Son felices y se quieren y tiene dinero y lo han aumentado significativamente, pero, alguien externo no entendería mi rutina de skincare o las almohadas de bambú, mi alimentación o si me gasto mil dólares en unos zapatos —Claro, pero les tomó su tiempo. —No, mi papá siempre que lo cuesta dice que como en dos semanas estaban enamorados. Mi mamá dice que le tomó un mes, pero es poco tiempo. ¿A ti o Patrick? —No creas que me caso por interés, pero, siento que es… —No es mal visto en nuestro círculo Aurora, lo que pasa, es que a mí me gustaría que lo quisieras y que te quiera. Sobre todo si estás hablando de un bebé. Lo veo con Mily, mi hermana antes estaba todo el día viendo a Max, él sale con alguien más y es incómodo y pasa viendo a Drake, él se acuesta con el pueblo y ella está viendo. O sea, es incómodo. —Nunca cambies. —Gracias. Las dos rieron y una hora más tarde Meredith se les unió. Su madrastra le dio una mirada mientras tomaban el postre, quería de verdad ser parte de la vida de los hijos de Patrick, estaba claro de cuál es su posición en la vida de ellos, específicamente Meredith no era cubrirla como si fuese su hermana menor, sino protegerla incluso si le caía mal y le preguntó de dónde venía. —El cole. —Ajá. —respondió Aurora. —Meredith no me pongas en nada incómodo. ¿Estás teniendo sexo con tu novio? Todo bien por mí, pero cuidado, tu papá va a estar furioso y un hijo arruina la vida de las mujeres en específico. —Tú eres la que está con achaques tomando limón con jengibre. —Tengo treinta años y voy a casarme con un hombre trabajador que desea un hijo. Mi escenario y el tuyo son diferentes. ¿Sabes todo lo que he hecho? ¿Todo lo que he viajado, estudiado, follado? Y he ido a las mejores fiestas, y actividades, he tenido amigos y los he dejado. Eso espero que hagas, así que si quieres pasear al doctor conmigo, aquí estoy —Gracias, mi abue me llevó y no vengo de tener sexo tórrido. Puede que me haya escapado a comprar. Tengo un problema y cada que estoy triste me compro una o seis tiendas y tengo que esconderlas después porque mi papá me regaña. ¿Contenta? —¿De dónde sacas el dinero? —Todos me dan en efectivo y a veces trabajo en el restaurante. La gente romántica da buenas propinas. —Yo limpio cuando estoy estresada. —Yo me duermo —Las dos chicas vieron a aurora y se pusieron en pie para ir en busca del vestido de novia. Aurora no tenía ni idea, pero, esas dos estaban convencidas que dos o tres vestidos era lo de hoy., Ella solo quería uno, blanco, muy elegante y maravilloso. La vieron probarse dieciséis vestidos y las tres suspiraron ante el último. Se veía tan linda completamente blanco, liso, divino de tirantes. —Te ves demasiado linda. —Divina, quiero llorar —Dijo Olimpia mientras contenía las lágrimas. —¿Velo o no velo? —Velo, con un detallito. —Propuso Olimpia. —Tus iniciales, así Meredith y sus otras hijas podrán usarlo. —Flores mejor. —Flores—acodaron las chicas e inspeccionaron los velos como pocas, pero, salieron con todo para el gran día, los trajes para ellas dos, en un tono bronce, el vestido de la novia divino y su velo. —Podemos ir a comprar zapatos. —Tengo unos azules, sin estrenar, esperando por este momento toda mi vida. —Las tres rieron y fueron por un helado y a caminar por la ciudad, Meredith se despidió un poco más tarde porque había quedado en ir a una pasantía con su nuevo abuelo, se despidió de ambas y tomó un taxi, aurora le recordó avisarle cuando llegara y Olimpia le tomó del brazo, la arrastro a un minisúper y tomó una canasta, compró unas cuantas golosinas y fue pasillo por pasillo hasta encontrar una prueba de embarazo. —Me tienes preocupada, estás embarazada o tienes algo contagioso. —No me la quiero hacer, que tal si estoy. —¿Te ha venido la regla? —No soy regular. —Aury Bradford, sé una adulta y háztela.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD