¿Bebé o no?

1862 Words
Aurora llegó a casa y se encontró con Patrick haciendo una degustación de cerveza con sus hermanos y sus hijos, la joven forzó una sonrisa, y los saludó de lejos a los hermanos de Patrick. Su prometido dejó lo que estaba haciendo para observarle, tenía una cara de pánico que no se borraba con esa sonrisa forzada que le sale terrorífica. Todos se quedaron viéndola. —¿Aurora, vas a caminar o te vas a quedar en la puerta?—preguntó Karl divertido. —Voy a lavarme las manos, y orinar... y regreso a saludar. Sí, voy a hacer eso. Todos le miraron y rieron. —¿Conseguiste vestido?—pregunta Patrick. —Sí, esas dos pueden hacer que uno se compre la tienda—respondió mientras se dirigía a su habitación. Aurora cerró la puerta con tranca, tenía demasiado miedo, pero, no podía seguir con la duda, Olimpia tenía razón el toro por los cuernos. La mujer se sentó en el inodoro con tranquilidad, esperó un par de minutos y su orinó sobre la prueba. Se quedó ahí mirando, en espera del resultado, cinco minutos eternos, pero tenía un resultado finalmente, estaba negativo. Negativo. Aurora se aseguró de envolver la prueba y esconderla en el bote, lo último que necesitaba era que Patrick se pudiese intenso, luego salió con una sonrisa y les preguntó qué tal la degustación. Patrick le dio una cerveza oscura y ella la probó, tenía un sabor un poco amargo pero hay consumidores de ese tipo de cerveza por todo Europa. —Está bueno. —¿Cómo estuvo tu día con papá?—preguntó Zack y ella sonrió. —Tu papá me dejó molida, voy a tomar algo de comer y dormirme. —¿Tan temprano?—preguntaron todos al unísono. —Yo fui de compras con dos adolescentes y trabajé durísimo con una dicto al trabajo duro, necesito y tengo derecho de estar cansada. —Has estado algo enferma, Aurora, deberías ir por un chequeo general—comenta su prometido y le acaricia el cabello. Aurora le toma de la mano y sonríe. —Estoy sanísima —Respondió mientras se servía un poco de fruta fría, le encantaba de toda la vida, comer frutas ácidas salidas del refrigerador, pero los últimos días era como estar a dieta, porque con costo eso le pasaba bien por el estómago. —Patrick quiere saber si estás embarazada. —Él miró a Zack desesperado. Aurora cerró el refrigerador y vio a sus tres cuñados, a sus hijastros y su prometido. Ella miró a Patrick y se acercó a él, negó con la cabeza y dijo en un tono más bajo: —No, tú y yo siempre usamos condón —Ella se giró y le miró con los ojos entrecerrados.—Patrick … —No quiero discutir mi vida s****l con mis hijos y mis hermanos. —Estás jugando con los condones —le acusó y él se quedó en silencio. Aurora puso el plato en la barra de la cocina y fue corriendo a su habitación, ninguno estaba sellado. Todos esperaban gritos, pero hubo silencio, veinte minutos de silencio en los que pensaron en marcharse, pero, su hermano se los impidió. Patrick iba a intentar hablar con su prometida cuando la vio salir de su habitación solo con el teléfono, tenía los ojos irritados y su ánimo podía calificarse como desganado. —Aurora. —Nos vemos en la boda. —Aura escúchame. —¿Patrick, acaso me has escuchado tú a mí? Hemos hablado de esto, te he dicho que tengo miedo y que voy a tener un hijo contigo, pero no tiene que ser ya y mucho menos a la fuerza, me has tomado de estúpida cada vez que te he pasado o pedido que uses un preservativo. —Estás sobresaltándote. —¿Se te ha pasado por la mente que no quiero casarme embarazada? ¿Que me gustaría disfrutar un poco de nuestra relación? ¿Adaptarme al trabajo? Tengo muchísimo miedo a la maternidad. ¿Sabes cómo murió mi mamá, Patrick? Pariéndome. No entiendo por qué tienes que pasarme por encima con algo tan serio e importante, no se trata de follarme con o sin plástico, se trata de tener un hijo. —Pensé en agilizar las cosas, tener un hijo a veces toma tiempo. —¿Agilizar el tiempo o las cosas? Mira, no voy a tener un heredero, y ni mierda, es una vida, una persona a la que tenemos que cuidar, amar y proteger. ¿Sabes cuántas amenazas de muerte y secuestro llegan a mi casa todos los meses? ¿Patrick, mis hijos no será tus herederos o los de mi padre? Son niños, ¿tienes idea de todo lo que requiere un hijo con una cuenta como la mía? El silencio de su prometido la enfurecía mucho más, pero los dos habían acordado mejorar la forma de comunicarse durante sus múltiples discusiones, por lo que Aurora se quedó en silencio y trató de tranquilizarse. Estaba furiosa con Patrick y con su cuerpo, pero sobre todo con la idea de hacer de sus hijos una transacción. A g i l i z a r el tiempo de entrega de sus acciones, si Patrick tanto las quería se las devolvería antes de casarse, pero, no iba a seguir con ese juego de un día estamos “dándonos una oportunidad” y al otro “necesito agilizar cosas en nuestra relación”. —¿Estás embarazada? —preguntó Patrick —No, me hice una prueba y tus espermatozoides nadan lento. Ella se fue del apartamento muy enojada. Patrick se pasó la mano por el rostro y el pelo, volvió a la cocina en la cual los cinco hombres que habían escuchado su conversación de pareja, se quedaron escuchando a su y él rió, sus hermanos le preguntaron qué estaba pensando para hacer algo como eso —Quiero un bebé antes de los cincuenta y Aurora está indecisa. Un empujón. —¿Sabes, papá, esto es asalto? Una violación. Ya no estamos en 1950. —Patrick, a mí no me gusta contradecirte, pero… ¿Estás bien? ¿Qué pasa contigo yAurora? Ella volvió a entrar y Patrick sonrió. —¿Sabes dónde están las llaves de mi casa Patrick? —Desocupé el lugar y puse todo en una bodega—Ella le miró impaciente. —Mira, Patrick, Dios, va a dejarte un correo de voz muy enojado un día de estos. Yo me voy a… vivir ¡tres días! Con mi papá. —Aurora, hemos hablado del bebé mil quinientas veces antes. —Sí, pero ocupo tiempo como ir al ginecólogo y que me vea y me diga que mi cuerpo está listo. Tomar vitaminas, leer un par de libros, precontratar una niñera. Cumples 48 años en dos meses, tenemos dos años, la verdad, unos tres o cinco si congelas tu e*****a. —Bueno, yo tengo treinta años de vida con ese hijo.—responde Patrick. — Si la vida nos premia, tú tienes cincuenta, por eso no te estresa. —Deja de manipularme, que si sale a ti yo tengo 50 años peleando con un ser vivo que tiene todos tus genes y los de mi padre, feliz y cómoda, no voy a estar. Meredith entró en casa dando saltos mientras se acercaba a su padre y su madrastra, beso la mejilla de su madrastra, luego la de su papá. Ajena a la situación dijo: —Las mejores prácticas de la vida, tu papá es mega inteligente y nos llevamos excelente, es como si sí fuésemos familia, estamos conectados. —¿Mi papá está abajo? —preguntó Aurora y ella asintió. Aurora llamó a su papá y le dijo que se esperara o se devolviera. Meredith provocó que sus tíos y su papá se emborracharan para no escuchar su parlotearía sobre la fuerza laboral, por lo menos ella estaba contenta porque en semanas no parecía estar motivada con nada que tuviese que ver con el futuro o su vida académica. —Papá —gritó y todos se sobresaltaron. —¿Cuándo vamos por traje aburrido de tres piezas? —Ya mandé a pedir uno. —Ahh, y ustedes dos. —También—respondieron al unísono. —Sé que no quieren comprar conmigo, y si se les rompen los pantalones se van a sentir fatal. Meredith tomó el plato de fruta y se lo llevó a su habitación. Los hermanos de Patrick despidieron a sus sobrinos lo cuales rodaron los ojos porque deberían poder escuchar, pero, se fueron a hablar de lo loco que estaba su papá. —Yo tengo dos teorías, la primera, mi papá está loco por Aurora o está en una crisis de inseguridad. —Yo creo que es la segunda, miraste cómo veía a Pablo. —Yo sentí la vibra. Sus hermanos. También estaban poniéndole sus teorías en la mesa, Patrick les escuchó con atención, todos tenían puntos muy válidos como esperar unos meses porque si bien no era una cazafortunas, los divorcios sacan lo peor de la gente, además, un bebé requiere de amor y estabilidad que no parecía ser la base de su relación. —Patrick, ¿estás seguro de esto? —insistió Karl. —La prisa, el embarazo forzado, Aurora en sí, no es tu tipo, qué pasa. —Me caso por dinero, así que tengo que embarazarla o no me dan el cheque. —Sus hermanos le tiraron servilletas y le abuchearon. —¿Por qué no quieres contarnos? —insistió Kyle. Patrick se quedó serio y jaló una silla para quedar de frente de Zack, Kyle y Karl, sus hermanos le miraron interesados y él explicó una verdad con una mentira. —Cuando uno se embarca mucho tiempo en un mal matrimonio, no quiere perder tiempo en cosas estúpidas. La gente siempre tiene algo que decir o pensar, así que no voy a pasar un año de novio con Aurora con comentarios que la hieran o la humillen, si al final vamos a para el mismo lugar, casarnos. Es muy joven y tiene pésimo carácter, pero me gusta. Y, sí, está insegura, con el embrazo, la veo con nuestros sobrinos o incluso con Meredith, será una mamá fabulosa. Sus hermanos se quedaron en silencio y reflexionaron sobre sus propias relaciones; Karl, se había esperado muchos años dándole vuelta a la idea del matrimonio. Kyle, se había negado amar a Laini por mucho tiempo, primero porque no estaba listo y segundo porque era la novia de su hermanito, el miedo lo detuvo por casi dos años en los que Laini sufrió demasiado con Zack, este último, lo entendió con el tiempo que elegir entre una y otra o probar demasiados sabores no es lo mejor, a veces disfrutar de una compañera que esté en las buenas y en las malas. —Bueno, solo no te comportes como loco, pinchando condones a los cuarenta Patrick...—Se queja Zack. —Disfruta del sexo, hombre. —Sí, disfruta de lo que tienes. —Por Patrick y Aurora —Propuso Karl elevando su copa. —¿Cuándo es la despedida de solteros? —Ay, dios. —Se quejó y sus hermanos rieron.
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