ETHAN
10 AÑOS ANTES…
Abrí los ojos y me encontraba en la sala del hospital, con el rostro cubierto por un vendaje, estaba rodeado por médicos y enfermeras que examinaban la gravedad según mi aspecto físico.
Sufrí un aparatoso accidente mientras viajaba a uno de mis casinos ubicado en la ciudad, después de que el auto volcó no recuerdo más.
- Necesito que le llamen a mi padre, él tiene que saber lo que me ha ocurrido. – Exigía.
Aún no dimensionaba la gravedad de lo que estaba pasando conmigo, no decían ni una sola palabra, solo observaban mi rostro y quedaban horrorizados.
- ¿Qué es lo que está pasando? ¡Hablen con un carajo! – Quería arrancarme las vendas y todas las agujas que invadían mi cuerpo.
- Espere señor Lennox el médico esta por venir. – Golpeé fuerte la mesa que se encontraba en un costado de mi cama.
No lograban tranquilizarme así que administraron un calmante para que dejara de lanzar todo lo que alcanzaba con mis brazos. No sé cuanto tiempo pasó que pasé sedado, poco a poco abrí nuevamente los ojos. Mi padre ya se encontraba en la habitación.
- ¿Por qué has tardado en llegar? – En forma de reclamo le pregunté.
El silencio de mi padre me decía mas que mil palabras, nada estaba bien, llegaba el momento en el que tenía que prepararme para afrontar mi realidad. El médico por fin llegó… quitó el vendaje lentamente de mi rostro, el dolor era algo indescriptible, quemaba suficiente para hacerme gritar.
- Le pido que se tranquilice, le colocaré un espejo en sus manos para que pueda observar, le recuerdo que aquí estamos para ayudarlo con su rehabilitación. - ¿Rehabilitación? ¡De que mierda me está hablando!
Una vez tuve el espejo en mi poder lo llevé hasta mi rostro, mi padre continuaba sin hablar, el personal del hospital estaba listo para no sé qué cosa.
- ¡Noooooo! – Lancé el espejo rompiendolo en pedazos.
- Hijo… tienes que calmarte, puedes herirte. – Mi padre se acercó para sostener mi mano.
- ¿Tranquilizarme? ¿Cómo me pides eso? ¿Acaso no has mirado en el monstruo que me he convertido? – Así es… mi rostro quedó deforme después del accidente.
El doctor me explicó que el auto donde viajaba se había incendiado, no lograron rescatarme a tiempo y por tal motivo mi rostro había sufrido las consecuencias, dañando poco mas de la mitad, se había quemado y deformado.
Desde aquel día jamás regresé a ningún hospital, no acepté ninguna opción que los médicos me ofrecían, no me interesaba nada, mi vida se había destruido, ahora solo quedaba aceptar mi cruel realidad.
Los años pasaron lentamente, ordené cerrar todo aquello que permitiera la entrada de luz en la mansión, la visión siempre era tenue para que se mirara lo menos posible. El personal contratado era muy selectivo, tenían prohibido mirarme cada vez que pasara cerca de ellos. Mi humor era nefasto, odiaba a todos los seres humanos.
Envié a crear media mascara para cubrir mi rostro dañado, solo salía de noche para poder ocultarme en la oscuridad, acompañado de mis gafas oscuras y así conseguía no ser observado por la gente cruel que se horrorizaba por mi aspecto. Sé que me nombran el monstruo de la mansión, cosas terribles se dicen de mí, he permitido que sigan con sus suposiciones así no se acercan para estar de curiosos, no necesito más humillaciones.
Aprendi que tan cruel puede ser el humano cuando alguien se encuentra vulnerable, coloqué un escudo de rudeza para crear temor, realicé cosas espeluznantes divulgando lo sucedido en el pueblo, entonces ahora sí tenía bien ganado el nombre del monstruo.
TIEMPO ACTUAL
- Ethan ¿Has conseguido a la madre de mis futuros nietos? – Estoy a tres meses de cumplir 30 años, es obligatorio que para conservar la herencia Lennox empiece con tener una esposa.
- Aún no padre, espero encontrarla, será difícil… no creo que ninguna mujer esté dispuesta a unir su vida con alguien tan horrible como yo. – Mi voz se cortaba.
Terminé la charla con mi padre y como una de mis tantas noches salí a vigilar el casino que se alimentaba de los torpes viciosos del pueblo. Todo marchaba normal como cualquier día, siempre observaba desde mi oficina a la gente que se pasaba horas y horas perdiendo su dinero para hacerse mas pobre y yo más rico.
- Señor hay alguien que quiere hablar con usted ¿Lo hago pasar? – Uno de los empleados del casino llamó a mi puerta.
- ¿Quién es? Sabes que no recibo visitas personales. – Respondí con enojo.
- Es el señor Armstrong. – Su nombre me sonaba conocido.
- ¿Es el dueño de la empresa de lácteos? – Pregunté.
- El mismo señor Lennox. – Ordené que lo hicieran pasar, me acomodé en el lado oscuro de mi oficina, dando la espalda a mi invitado.
Minutos después ingresó la persona que pedía desesperadamente charlar conmigo, apestaba a alcohol, podía percibirlo desde mi asiento.
- ¿Qué necesita? – Traté de ser lo más cordial posible.
- Tengo una deuda importante con su casino, necesito una prorroga para poder pagar y continuar jugando. – Fue directo a lo que venía.
- ¿Por qué debería de hacerlo? ¿Qué recibiré a cambio? – Un crujido salió de la silla.
- Disculpe mi atrevimiento señor Lennox… he escuchado que está dispuesto a pagar bien por conseguir a la mujer mas hermosa del pueblo. – Mi ceja se curveo, me interesaba la propuesta de ese individuo.
- ¿Usted la tiene? – Con mi voz ronca pregunté.
- ¡Si! Es mi hija, recién a cumplido 18 años, ella es hermosa, pura y le aseguro que será su fiel esposa. – Escuche atento sus palabras.
- ¿Tiene pruebas? Coloque en la mesa lo que sea que tenga y regrese a su lugar. – De su bolso cogió una foto que dejó en mi escritorio y regresó hasta el otro extremo de donde yo me encontraba.
Sujeté la imagen rápidamente para que no fuese observado, analicé cada parte de la pequeña que se encontraba en la foto, es realmente hermosa, irradia inocencia, vida, amor... su cabello n***o intenso, piel canela a juego con sus ojos color miel y dos lindos hoyuelos en las mejillas, mis manos temblaron.
- ¿Qué es lo que pide? – Alcé la voz espantando al miserable que vende a su hija a cambio de una deuda de juego.
- Quiero que mi deuda quede saldada y que sea mi socio en la empresa que junto a mi esposa administro. - ¿Tan poco vale su hija para él?
- Me parece decente… en dos días la quiero en mi mansión, con todas sus pertenencias, mañana a primera hora le envió el contrato de matrimonio para que lo firme, el trato queda cerrado hasta que los documentos estén de regreso en mi oficina con la firma de su hija. – Hablé claro y conciso.
- Si señor así será, le aseguro que Madison no pondrá resistencia. – El hombre salió de mi oficina.
Regresé a casa pensativo con lo que acababa de hacer, había aprovechado la embriagues y avaricia de un hombre cruel que cambiaba a su hija como si fuese un miserable producto de los que vende en su asquerosa fabrica, aunque yo bien podría ser uno de esos hombres crueles por aceptar una compra tan vil. Soy un hombre al que le deben tener miedo, pero jamás por maltratar a mujeres indefensas
Pasé un buen rato de la noche pensando en cómo sería esa chica que pronto se convertiría en mi esposa y futura madre del heredero Lennox, dormí un poco, casi amaneciendo.
Lo primero que hice al día siguiente fue ordenar que redactaran el contrato de matrimonio para que fuese enviado a la oficina del señor Armstrong, si todo salía bien el día de mañana tendría a la esposa que tanto me presionaba mi padre.
No tardó a más de medio día en ser devuelto el contrato de matrimonio a la mansión ¡Ahí estaba la firma de ella! ¡Por fin toda la fortuna será mía! Mi móvil sonó.
- Diga… - Jamás era gentil con nadie, no confiaba en la gente.
- Señor Ethan soy la madre de Madison, su ahora esposa, le agradezco la oportunidad que le está dando a mi hija, ella está feliz ¡Por supuesto! Siempre esperó para casarse con alguien tan importante como usted. – ¡Entonces es una interesada como su padre!
- ¿Es todo lo que quiere decir? – Comenzaba a ponerme de mal humor, pensé que ella sería diferente a las demás, su aspecto decía lo contrario en esa foto.
- ¿Le interesa saber algo sobre mi hija? Yo le puedo contar todo sobre ella. – Esa mujer es tal para cual a su marido.
- ¿Han buscado a mas hombres para comprometerla? – Un silencio.
- Si… solo que a Madi no le había convencido ninguno, nadie es tan poderoso como usted, ella es rebelde y consentida, creo que será el indicado para domar a esa fiera. – Colgué la llamada.
No volvería a permitir que nadie jugara conmigo, jamás me enamoraría como lo hice con Mia, ella me dio la espalda cuando mas la necesité, me humilló y botó como un trapo viejo…