Capítulo 1

987 Words
Al acercarse a la puerta de su hogar, o lo que se suponía era un hogar, podía escuchar música proveniente a todo volumen, sonrió tranquilo y tomó el picaporte de la puerta. - Pasemos - le dijo al chico que se encontraba a su lado. Apenas ingresaron se encontraron con la enorme sala con sillones y ventanales que ocupaban toda la pared izquierda, permitiendo ver el patio con su cuidado césped y la piscina en el centro. Sobre uno de los sillones, con un cepillo en su mano a modo de micrófono, se encontraba parada y cantando a todo pulmón su adorada hermana menor quien no notó su presencia hasta unos segundos luego de su ingreso, cuando posó sus hermosos ojos verdes en los de su hermano y una amplia sonrisa se formó en sus labios. Automáticamente saltó a sus brazos, besando sus mejillas mientras colgaba de su cuello. - Hola Pulga - gritó el joven a la muchacha que tenía en sus brazos y, que por el volumen fuerte de la música no podía escuchar - ¡Hola D! - le respondió a los gritos. El joven que solo miraba la escena, tomó el control del equipo que se encontraba sobre la mesita ratonera del living y apagó el sonido, permitiendo que los hermanos se saluden sin terminar sordos. - Pulga - comenzó diciendo el joven de ojos dorados y cabellos rubios - te presento a Patrick, un amigo del instituto - Y señaló al morocho de ojos grises que estaba al lado de la pequeña mesita depositando el control otra vez en su lugar. - ¡Hola! - respondió ella con una amplia sonrisa y sus ojos verdes clavados en el muchacho -. Soy Alex, pero mi hermano parece aún no saberlo - dijo al mismo tiempo que miraba a su hermano con una mueca de reproche. - Encantado - respondió el invitado tendiendo su mano a modo de saludo para que la chica la tomara en un amistoso y cordial saludo -, soy Patrick - Y sus ojos quedaron hechizados por la pequeña que le devolvía el gesto con una auténtica sonrisa en sus labios y sus ojos verdes con algunos destellos dorados lo miraban con real alegría. El mundo se detuvo por unos segundos y grabó en su mente como la chica se acomodaba con su mano los cabellos rizados de color castaño que caían sobre su cara. - O le sacas esa mirada de encima o lo próximo que vas a saber de tus testículos es que están en la bolsa de la basura - le susurró el rubio a su amigo con una sarcástica sonrisa en su rostro. Patrick nunca notó en qué momento el joven se había colocado a su lado. - Entiendo el mensaje - le respondió en un susurró mientras guiñaba el ojo, sabía que su amigo era muy celoso de su hermana, tanto que no sabía el nombre de la muchacha hasta ese día, ya que su amigo solo decía que tenía una hermana y que nadie se atreviera siquiera a mirarla porque se las iba a tener que arreglar con él, de ahí cambiaba la conversación. Ni una foto mostraba sobre ella, por lo tanto era un misterio para todos, pero nadie iba a preguntar conociendo el carácter de su compañero. -¡Vamos Dylan! - le dijo la chica a su hermano - ¡Hay que preparar algo rico para comer! - Y otra vez esa sonrisa que ganaba cualquier voluntad. - Vamos, mi querida hermanita, que hace mucho no como tus ricos desayunos - La tomó por los hombros para comenzar a caminar hacia la barra de la cocina, la cual se apreciaba desde los sillones ya que la planta baja de la casa era abierta, por lo tanto desde la cocina se podían observar los sillones que se encontraban a la izquierda apenas uno ingresaba y detrás de ellos la gran mesa de vidrio con sus cómodas sillas. La cocina ocupaba toda la parte derecha de la planta baja, con una gran isla y taburetes en el centro. - ¿Y... - comenzó a decir Dylan mientras que con su cabeza señalaba al segundo piso de la casa al mismo tiempo que tomaba un asiento en la barra. - Richard no está, como siempre - respondió Alex de espalda a su hermano mientras comenzaba a preparar el desayuno -. Creo que vuelve en dos días, ahora ha ido a Canadá a cerrar unos negocios, o eso es lo que dice - se encogió de hombros mientras seguía concentrada en su preparación. Ninguno de los hermanos llamaba a Richard, su padre, de otra forma que no fuera por su nombre, es más ya ni recordaban cuándo habían llamado a ese hombre "papá", porque realmente no parecía ser uno. -¿Cuántos días se quedan? - le preguntó la joven a sus invitados, mientras depositaba los platos con unos ricos huevos revueltos  con queso, para luego girarse a buscar en la heladera un poco de jugo de naranja y servirlo en unos vasos. - Hasta que regrese Richard - respondió su hermano mientras se llevaba un poco de comida a la boca -. Apenas entre nosotros salimos - terminó de aclarar -. Pulga esto está muy bueno - El comentario hizo sonreír a su hermana. - Bueno entonces espero que sus negocios le lleve más tiempo y no vuelva en un par de semanas más - respondió la joven mientras se encogía de hombros y quitaba el tenedor de la mano de su hermano para probar su comida -. Realmente soy buena - dijo con comida en su boca y señalando con el utensilio al plato de comida. El morocho, que se encontraba sentado junto a ellos, solo se dedicaba a apreciar la conversación que su amigo mantenía con la pequeña chica a su lado y a la que ya no podía dejar de mirar.
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