Me siento como si un camión me hubiese golpeado, lanzándome a las vías de un tren. Mi abuela Clarissa y Kayes intentan calmar a mi padre pero es en vano. —¡j***r, mierda! —Abro los ojos al escuchar gruñir a mi padre. Me encuentro en una habitación de hospital, lo cual no me sorprende, últimamente estos lugares son como mi segundo hogar—; ¡puedo perderlo!, j***r —su voz es un sollozo estrangulado. Ambas están concentradas en él, que no han notado que estoy despierto—. ¡Él es una de las personas más valiosas que tengo y está en peligro! —Donald, querido, Damián estará bien. Es un chico muy fuerte —lo abraza con todo su amor de madre mientras que Kayes contiene las lágrimas. ¿Qué está mal? —¡Dam! —Chilla mi hermana cuando me ve con los ojos abiertos y corre a mi lado. Toma mi mano y aprie

