La voz de José Manuel, cargada de emoción, resonó a través del altavoz: ―El hijo de Ahmed vendrá a mi casa esta noche―Hizo una pausa, saboreando cada palabra―Sabes que me costó un mundo convencerlo, pero por fin accedió jajaja―una risa nerviosa escapó de sus labios―Os espero a ti y a Iñaki, tu abogado, a las ocho en punto. No podéis faltar. El silencio que siguió fue ensordecedor. Reinaldo, aún desnudo sintió cómo el mundo se detenía a su alrededor. Dos largos años de espera, de planificación meticulosa, y ahora... esto. La noticia que debería haber sido su salvación, su triunfo tras el amargo divorcio con Marta, hace tiempo, ahora llegaba en el momento más inoportuno. José Manuel, inquieto ante la falta de respuesta, presionó el teléfono contra su oreja. ―¿Hola? ¿Estás ahí, Rei?―Su v

