Minutos después, el sonido de la ducha cesó abruptamente, sobresaltando a Charlotte. Con el corazón martilleando contra su pecho y las manos ligeramente temblorosas, devolvió el celular a su sitio exacto, con sus movimientos precisos pero cargados de una urgencia apenas contenida. El miedo se entrelazaba en su interior, formando un nudo apretado en la boca de su estómago. Apenas llevaban una semana de relación, un tiempo demasiado breve para arriesgarse a quebrantar la confianza de Reinaldo con una invasión tan flagrante de su privacidad. Prefirió dejar las cosas como estaban, intentando calmar su respiración agitada y componerse antes de que él saliera del baño. La puerta se abrió con un chirrido suave, liberando una nube de vapor perfumado que inundó la habitación con la fragancia mas

