La cena había transcurrido sin problemas. Fue divertida y hablaron lo suficiente como para cansarse y salir del restaurante cuando cerró. El tiempo les pasó en un abrir y cerrar de ojos. Estaban tan metidos en lo que estaban conversando, que la hora fue tan corta que no querían que terminara. Sabían que era probable que al llegar a la habitación todo cambiara. El mafioso perdió la noción por un segundo mientras iban subiendo en el ascensor. Miró su celular y respondió el mensaje que le había sido dejado temprano. *Que el hombre vea como se queman todos. Que nadie salga y parezca una fuga de gas. No quiero errores.* —¿Kylian? —la voz de Nicole, lo saca de su mundo. —Lo siento, ¿estabas diciendo algo? —ella alzó una ceja—. Estaba recibiendo información de unos animales rebeldes en uno d

