Por fin comenzó la hora tan esperada, la del almuerzo. Tú y tus amigas toman asiento en una de las mesas frente al ventanal. Mientras ellas hablan tu vista de dirige hacia la otra esquina, justo donde está Jimin. Estás enamorada de él pero ni siquiera han hablado.
Sigues cada uno de sus movimientos con tus ojos hasta que te encuentras con los suyos, examinándote al igual que tu hace un rato.
Te sentiste cohibida y quitaste la mirada de inmediato, estabas demasiado nerviosa pero no querías que él no notara, pero todo rastro de seguridad de esfumó cuando lo viste caminando hacia a ti.