TRES DÍAS DESPUÉS
Jade salió de su oficina, pasó por su casa a recoger la ropa con la que iría al día siguiente al trabajo, utensilios de aseo personal y algunas cosas para su padre, se duchó, se preparó algo de comida y se fue al hospital, como lo había venido haciendo porque la condición de su padre, pese a que lo dieron de alta al día siguiente de que empezó a trabajar en vicepresidencia, se complicó nuevamente en la siguiente diálisis.
Al llegar, le informaron el estado de salud de su padre y otra vez le señalaron que era necesario apresurar lo de la operación. Salió del consultorio preocupada, tenía que encontrar ese dinero, pero estaba demasiado reciente para hablar con su jefe y pedirle un préstamo, además que esa cantidad era demasiada y lo más probable es que se la negara.
Aparte del hecho de que ese hombre no tenía dentro de sí ni un ápice de humanidad, era cruel, insensible, grosero, mala gente, déspota y cuanto adjetivo negativo se le pudiera aplicar, esa era la única faceta que había conocido de él, no perdía oportunidad de humillarla y maltratarla y eso estaba haciendo surgir en ella un profundo odio por él. Suspiró profundo sintiéndose frustrada, no se le venía ninguna buena idea a la cabeza.
Entró a la habitación que tenía asignada su padre, lo vio acostado, dormido con su rostro demacrado, su estado no era bueno, se le había elevado la presión arterial nuevamente durante la diálisis, ya le había sucedido en las dos oportunidades.
Se le acercó y beso su frente con ternura, queriéndole insuflarle vida, sanidad, en ese momento quería tanto ser portadora de algún poder que le quitara todos sus padecimientos, estaba loca por pensar de esa forma, lo sabía, pero esas suposiciones le daban aliento y un poco de paz a su alma, porque le daba tanto temor perderlo, no tenía a nadie más, si eso pasaba se quedaría completamente sola en el mundo, no podía imaginarse el mundo sin él.
Enseguida, las lágrimas rodaron por sus mejillas, mientras rogaba al cielo que no le quitara lo único bueno en la vida. Era tan doloroso sentir que no era importante para nadie y que la única persona que sería capaz de dar todo por ella se encontraba en esa situación. Sabía que estaba en un estado de autocompadecerse y eso no era bueno, pero realmente no hallaba cómo evitarlo. No pudo impedir los sollozos que comenzaron a brotar de su garganta, y aunque trató de ahogarlos, su esfuerzo fue en vano. Iba a quitarse de un lado de su padre para evitar despertarlo, pero una de sus lágrimas cayó en el rostro del hombre, haciendo que inmediatamente abriera los ojos.
—¿Por qué lloras mi niña? —Ella trató de disimular, pero ya era tarde su padre le había visto el semblante triste y de preocupación en su rostro.
—¡Lo siento padre! Estoy triste porque no quiero que nada te cause daño, estoy aterrada de perderte —. Declaró con sinceridad.
—Mi pequeña—. Le dijo mientras enjuagaba las lágrimas que surgían del rostro de la joven—, no sufras antes de que las cosas suceden, si ese es mi destino debemos aceptarlo con resignación, jamás quisiera alejarme de ti, pero no nací para semilla—. Manifestó tratando de reírse—, algún día dejaré de estar a tu lado y debes sacar esa fortaleza que sé que está dentro de ti, nunca debiste haber cambiado cuando te enteraste de toda la verdad, debiste seguir siendo esa chica rebelde, voluntariosa, que siempre lograba lo que quería y no se dejaba que nadie se le impusiera. Necesito que vuelvas a ser esa chica fuerte y decidida, deja de ser timorata, yo jamás te dejaría así te volvieras regañona o mala conducta, porque yo te amo con toda mi alma mi niña.
» Enfréntate a la vida y gánale, Jade, porque si llegó a irme de tu lado, quiero que nadie te lastime, ni haga de ti un felpudo. Demuestra la extraordinaria y fuerte mujer que eres.
Habló su padre, y aunque trató de pronunciar esas palabras sin que su voz se quebrara no pudo hacerlo y terminó llorando, no porque le temiera a la muerte, sino porque no quería dejar a ese hermoso tesoro que le había dado la vida, su pequeña piedra preciosa, ella era una hermosa joya su jade, su fortaleza y su debilidad. Se fundieron en un gran abrazo, mientras sus corazones contritos rogaban, porque nunca esa amenaza que se cernía en sus vidas se hiciera presente.
Dudaron largo tiempo abrazados, ese contacto les daba paz, su padre se quedó dormido y ella se fue a acostar en el sofá y esa noche tampoco concilió el sueño, le era imposible relajarse y dormir, cuando la tragedia en su vida era latente.
Al día siguiente la muchacha siguió su rutina de trabajo de los últimos días, llegaba muy temprano a la oficina, en esta oportunidad eran exactamente las siete en punto cuando llegó, pero para su mala suerte, esta vez su jefe ya había llegado y estaba en su despacho, no lo había visto durante los días anteriores porque había estado en reuniones y por eso no habían coincidido.
El hombre tenía la puerta abierta para escuchar cualquier movimiento de la antesala, aun cuando tenía cámaras de seguridad a su disposición. Al ver las cámaras de seguridad y percibir el ruido, la llamó.
—¡Jade! —. De inmediato ella se apareció en la puerta de su oficina y al verla le dijo despectivamente —¿Cómo puedes venir en ese estado a la oficina? ¿Acaso no te puedes maquillar para cubrirte bien esas horrorosas ojeras que tienes? Pareces un mapache, es desagradable observarte.
—¡Lo siento! —exclamó la chica. Iré al baño a maquillarme, es solo que salí con prisa para no retardarme y esperaba maquillarme una vez llegara —. Se justificó inmediatamente la chica—. Con su permiso voy a hacerlo.
—¡No!, no es necesario luego de esta conversación tendrás todo el tiempo del mundo para maquillarte —. Expresó sin ocultar su sonrisa malévola.
—No entiendo por qué dice eso, señor Kerry —.Respondió la joven desconcertada.
—Pues ya entenderás, ¡Siéntate! —. Le ordenó y cuando lo hizo le tiró una carpeta, que rodó por la mesa hasta detenerse en sus manos—. Lee este informe —. Inmediatamente, la chica comenzó a leerlo, pero no le pareció extraño lo que allí estaba porque lo que estaba escrito era la absoluta verdad. Ella alzó la ceja aún sin comprender.
» Definitivamente, veo que la capacidad tuya es limitada. Te observó y analizo dónde está esa persona inteligente con cualidades extraordinarias, y te juro que no las encuentro por ningún lado y creo que no la hallaría ni usando un microscopio. Yo te explicaré y le ahorraré a tu puto cerebro que se recaliente por el extraordinario esfuerzo de pensar —. Indicó con burla—, en este informe consta que tú te quedaste dormida el día que iniciaste tu trabajo en este despacho en horas laborales y que, por consiguiente, eso es una causal de despido. Así que tendrás que irte de esta oficina inmediatamente, porque te dije que ante la próxima que hicieras no la toleraría y estarías fuera de esta empresa. No me gustan los ociosos, ni los inútiles—. Enfatizó apretando los dientes del enojo, porque ella solo producía desagrado en su interior.
—Discúlpeme, creo que o no leyó o su cerebro se recalentó y eso le impidió leer porque aquí no dice nada de lo que usted está alegando —. Dijo la jovencita, ya harta y en tono desafiante, elevando su mentón en señal de reto, gracias a un atisbo de valentía y de la furia que se había abierto paso en su interior.
Ese gesto provocó que la furia se desatara en Kerry, que se acercó a ella, y la levantó del asiento por los hombros
—¿Quién carajos te crees para que me hables así? ¿Te estás burlando de mí?
Al ver esos ojos azules chispeantes de enojo, Jade se sintió intimidada, cerró los ojos y se encogió levantando las manos para protegerse del posible ataque del hombre.
—¡Eres una estúpida! ¿Acaso crees que voy a golpearte? Te estás dando más importancia para mí de la que realmente tienes —. Y dicho eso, la soltó y ella abrió los ojos sorprendida.
—Entiendo…—tartamudeó la chica—, lo que realmente quería decirle es que no fue mi intención ofenderlo… Hablé sin pensar, lo siento— se disculpó, pensando en que no podía hacerlo enojar, no quería volver a desatar la furia del hombre, porque terminaría echándola y no podía darse ese lujo —, solo quería preguntarle ¿Usted revisó el informe? ¿Está seguro que allí dice lo que usted piensa que está escrito?
—Por supuesto que sé lo que le ordené al jefe de seguridad ese día y lo amenacé que si incumplía se diera por despedido—. Indicó con soberbia.
—Pero, los resultados no son los que usted esperaba, porque yo no me quede dormida en horas laborables, lo hice una hora después de terminar mi…—no continuó hablando porque la miró con severidad.
—¿Estás segura? No te creo, porque desconfío de ti con ese rostro angelical, como si fueses inocente y no supieras de la maldad de la gente, lamentablemente para ti, yo conozco tu verdadera naturaleza, estás aquí porque lo más probable es que te revolcaras con el jefe de recursos humanos para obtener tu puesto, porque hasta ahora no he visto ninguna potencialidad en ti —. Le quitó el informe y lo ojeó, cuando vio las conclusiones, no podía creerlo y arremetió nuevamente contra ella —¿También te acostaste con el jefe de seguridad?
Jade se quedó en silencio solo recibiendo el ataque verbal del hombre.
—Claro que es eso, pero te voy a desenmascarar, revisaré yo mismo y tú y ese hombre se irán de esta empresa.
Caminó hacia los monitores, comenzó a revisar las grabaciones de hacía tres días a la hora en que decía el informe que la chica se había quedado dormida y al revisar pudo observar que era cierto.
Apretó su mentón con enojo y gritó.
—¡Fuera! Vete a trabajar y no quiero que seas tú quien se acerque a mi oficina, que lo haga Samantha, a ti no quiero verte, no tolero tu presencia.
Salió de la oficina con sus hombros caídos y un gesto de tristeza, cuando iba a sentarse la otra secretaria se dio cuenta de su semblante.
—¿Qué sucede Jade? ¿Por qué el jefe peleaba contigo?
La tomó del brazo y caminó con ella hacia su escritorio, se sentó en su asiento y a ella la invitó a ocupar la silla del frente de espaldas al despacho del jefe.
—Porque me odia, no me tolera y quiere que me vaya y renuncie y como no lo hago está haciendo hasta lo imposible por echarme de acá y yo no puedo quedarme sin trabajo. En ningún sitio ganaré lo que pagan acá y necesito el dinero—. Expresó la chica con angustia —, mi padre está siendo dializado y requiere urgentemente un trasplante de riñones, esa es la razón por la cual aguanto todos sus desplantes, insultos y maltratos, porque debo pensar en él y no en mí.
—Lo siento mucho y te entiendo, Kerry es el hombre más insensible que conozco, a tal punto que raya en la crueldad, ni siquiera intentes contarle de tu situación, porque se burlará y no se lo tomará a bien, pensará que buscas manipularlo para tener privilegios, no se conmueve ante nadie, él se siente un ser superior a todos los demás, es más frío que el hielo.
»Lamentablemente, él no sabe dar cariño, ni comprensión, ni amor, porque nunca lo recibió, nadie puede dar de lo que no tiene. Él, según dicen, fue abandonado por su madre, quien se fue con otro hombre más joven, dejándolo con un padre exigente, quien lo culpó por el abandono de la madre y lo enseñó a ser todo lo cruel que es. Esa mujer se fue llevándose solo al niño más pequeño y dejándolo a él olvidado, por eso es su intenso odio hacia las mujeres, no las respeta y las trata como felpudo, aunque a decir verdad, creo que contigo se están encolerizando más y eso no lo entiendo.
—Lo que le pasó, no es excusa para que trate mal a los demás, nadie es culpable de sus desgracias, no tiene derecho a comportarse como un imbécil, insensible, eso demuestra su naturaleza débil y mezquina —. Veía a su amiga haciendo mofas, pero no le entendió. Por eso no supo sino hasta que había hablado que su jefe estaba detrás de ella, se giró y lo vio mirándola con un profundo odio.
—Aparte de ineficiente, eres una maldita chismosa. Vamos a ver si eres tan valiente. Atrévete a decirme lo que estabas diciendo de mí en mi cara —. Jade se asustó tanto que el color escapó de su rostro, quedando totalmente pálida, sintiendo que en cualquier momento se desplomaría.
“Tened cuidado con la ira de un hombre sufrido.” John Dryden.