Jade sintió un inexplicable miedo cuando lo vio dirigirse a la puerta y lo llamó. —¡Kerry! ¡Kerry! Espera, por favor, escúchame. Sin embargo, el hombre hizo caso omiso de su llamado y salió del baño, dejándola sola, sumida en sus pensamientos y con un mal sabor de boca. Tomó el celular y lo atendió, no pudo ocultar en su tono de voz la molestia que tenía — Hola, Anderson, ¿Cómo estás? —Jade mi vida, estoy muy preocupado por ti. ¿Estás siendo amenazada por Kerry? ¿Te tiene contra tu voluntad? ¡Voy a buscarte! —exclamó molesto. La chica respiró profundo, su primer impulso fue mandarlo al diablo. Luego recordó que había sido la persona que la había ayudado a pagar la operación de su padre y su irritación se apaciguó. No podía hacerle eso, lo rechazaría aunque no de manera brusca, no

