La tengo frente a mi con una copa de champagne en su mano y yo le imito sosteniendo otra, no puedo dejar de mirarla y es que se ve bellísima, pero al mismo tiempo trato de ver a Mauricio en sus ojos para recordarme cual es mi verdadero propósito de esta casado con ella. Muchas veces había visto esas caricaturas donde el angelito estaba sentado en uno de los hombros del personaje y el diablo en el otro haciendo que las contradicciones lo volvieran loco. Así me siento ahora, odio y amo a esta mujer de igual manera, o tal vez eso es de lo que me quiero convencer. Lo que si tengo claro es que no puedo revelarle que ya tengo una solución para lo del hijo y la herencia, eso haría que ella no me tuviera miedo y por ende dejara de respetarme —Debería consultar con un abogado para poder saber cómo