NARRADOR OMNISCIENTE El juez Arturo Pitt comenzaba a cansarse de la velada. Todo había salido tal como lo esperaba, así que, poco a poco, se despidió de cada uno de los miembros. Algunos llegaron con sus esposas, novias y amantes; sin embargo, sin duda alguna, había dos parejas que le llamaron la atención. Una de ellas le pareció especialmente interesante, y no precisamente eran un matrimonio: ambos estaban con distintas personas a su lado, pero él pudo percibir la intensa química que había entre ellos. —Muchas gracias por haber venido. Es bueno volver a verte en el juego, Winston —dijo mientras le daba una palmada en la espalda a Sebastián, quien, para ese momento, había visto cómo su enojo se difuminaba. —El que debe agradecerte soy yo. Después de todo, eres tú quien ha organizado tod

