Capítulo Dos: Take it all

2581 Words
London 10 de abril, 2019 — ¡Lottie! Apresúrate que vamos a llegar tarde. — La cantarina voz de su mejor amiga llegó hasta sus oídos. — Voy — alargó la letra O un poco más de lo necesario para dejar claro su punto, odia que la apuren, no sabe por qué, pero en el instante que alguien la insta a ir más rápido ella en automático hace todo más lento. — ¡Ángela Charlotte! — el grito se escuchó más cerca, sin embargo, ella se tomó su tiempo para hacerse el delineado en el párpado izquierdo. Ni dos segundos después la puerta se abrió de golpe y allí se encontraba Lynette quien apoyó el cuerpo en el marco de la puerta tratando –sin éxito- de lucir intimidante. — ¿Tú has visto que hora es? ¡Vamos a llegar tarde! Además, como cosa rara ha empezado a llover y sabes lo ridículamente caótico que se pone el tráfico de Londres en momentos como estos. ¡Cómo si no tuviéramos ya suficiente con que nuestros traseros se estén congelando! — Como casi siempre que Lynette empezaba a hablar no paraba, incluso le parecía digno de admirar como parecía poder decir más de cien palabras por minuto sin enredarse con sus propias palabras, no, ella lo hacía con perfecta dicción y entonación. Aun así, era adorable como al estar enojada, emocionada o apresurada podía decir todo más rápido que el mismísimo Eminen. — Lyna, mi amor, respira entre cada palabra. — Se atrevió a bromear mirándola por el espejo y como respuesta la vio detenerse y luego inhalar profundo una vez. —Vamos, no quiero que te dé un aneurisma porque no le llega suficiente aire a tu cerebro. — Ver todas las temporadas de Grey’s Anatomy no te convierte en doctora ¿Lo sabías? Y no todo termina en un aneurisma o tumor. Charlotte se encogió de hombros riendo, era su placer culposo y estaba harta de fingir lo contrario. — ¿Cómo qué no? Además, veo la serie por la trama. — Mark Sloan sin camisa — Lynette habló en medio de una tos fingida. — Uy sí, por la trama. Lo cierto es que la había obligado a ver la serie más de una vez, aunque ella siempre había dejado claro que no es muy fan de ver doctores cachondos -palabras de Lynette, no suyas- pero perdía por votación ya que Harry igual de fan que ella. — Dijiste que Jackson te gustaba. — No, dije que el actor me parecía guapo, son dos cosas muy distintas. — Dijiste Jackson, no Jesse, punto para Lottie, o sea, para mí. — Porque no me sé los nombres — Las mejillas de su amiga se tornaron más rosas, a ella le encantaba sacarla de sus casillas porque era una especie de minion morado, aterradora, pero seguía siendo tierna. Como si fuera una niña Lynette infló las mejillas y se cruzó de brazos, lo que por supuesto la tenía riendo con ganas. — Vamos, Harry debe estar congelándose de frío en el auto. — Tomó el brazo de su amiga y tiró de ella para salir de su habitación, en el proceso agarró también el estuche de su amado violín y lo colgó sobre su hombro. — Lottie, amo tú inocencia ¿De verdad crees que él se quedaría en el auto esperando? ¿En serio? Con lo mucho que él ama las tostadas que hace tu padre. No fue necesario que respondiera, a medida que se acercaban al piso inferior pudo escuchar las voces de su mejor amigo y su padre. — Angie, cariño — Adam Clark, su progenitor, se acercó a darle un beso en la frente, de inmediato cerró los ojos antes de darle un breve abrazo. Los abrazos de su padre podían curar cualquiera mal. No tenía pruebas, pero tampoco dudas. — Buenos días, papá. — El rostro se le iluminó, amaba escucharla hablar en español ya que decía que le recordaba al acento de su amada Cecilia, no lo creía pero le gustaba hacerlo feliz. — ¿Qué tal dormiste? — Buenos días, Harry ¿Cómo está el mejor amigo de todo el mundo? ¿Será que quiere otra tostada? — Casi de inmediato se respondió a sí mismo. — Buenos días Lottie, estoy muy bien dormí de maravilla, gracias por preguntar, ahora, respondiendo a la pregunta que no hiciste, sería un abuso, pero ya que tu señor padre insiste claro que quiero otra. La cabeza del muchacho se sacudió con el zape que recibió, tras él Lynette se acomodó el cabello mirando su reflejo en la nevera, como si nada hubiera pasado. — ¡Awch! ¿Y eso por qué fue? — Se quejó sobándose el sitio golpeado. — Es aterrador que hables de ti mismo en tercera persona, no lo hagas, me siento en un episodio de esa serie vieja que te gusta. — Expedientes X no es tan vieja. — Ni siquiera he dicho a qué serie me refería… Charlotte rodó los ojos mientras ellos entraban en otra discusión, los amaba, pero debía ser sincera y admitir que cuando estaban juntos los tres no había un momento de silencio. — Papá, no olvides pasar por casa de la tía Ana. — No te preocupes cariño. ¿Ya tienes todo? — Si, ve tranquilo. Adam Clarke era un londinense promedio, trabajaba llevando la contaduría en una empresa desde hace más de quince años, iba a trabajar todos los días de siete a cinco y cuando volvía se entretenía viendo alguna serie. A ella le hubiese gustado que hiciera algo más, pero él se negaba. — Te veo en la noche. — Hasta más tarde. — le dio un beso en la mejilla al despedirse de su padre, entonces, volvió la vista hacía sus amigos. — ¡Es mía, yo lo vi primero! –decía Harry. — ¡Ya te comiste más de tres, no seas glotón! — respondió Lynette dando pequeños saltitos tratando, en vano, de alcanzar la mano del joven. — ¡No! Ya los babeé, son mías ahora. – Y le sacó la lengua, como si fueran niños de primaria. — ¡Lottie, dile algo! — chilló la castaña, usando su última carta. — Ya niños, dejen de pelear o les voy a dar con la chancla y eso no les va a gustar. Harry bajó el plato con las dos tostadas restantes y se las ofreció, como si fuera un tributo para alguna diosa, sólo le faltó hacer la reverencia, sin decir palabra Ángela la tomó y luego sirvió un poco de té que estaba reposando mientras trataba de contener la risa al ver como el muchacho le sacaba la lengua a Lynette. ♬♪♩♭♪ La lluvia caía por la ventana casi sin prisa mientras ellos se desplazaban por las abarrotadas calles de Londres, por los altavoces iba sonando Skyfall en la voz de Adele lo que le daba al momento un ambiente más nostálgico y es que no era para menos. Cada día estaba más cerca la audición para Royal Birmingham Conservatoire y a cada día que pasaba veía menos probable su entrada a dicho sitio. No porque ella no fuese buena en su instrumento, no, su técnica era implacable y desde hace años se esforzaba dando el ciento diez por ciento de sí misma en cada ensayo, melodía y acorde, pero su problema era de otra índole. Casi igual de importante. — ¿Segura no quieres cambiar de música? — Lynette habló desde la parte de atrás del auto. — Me gusta Adele y todo… pero empiezo a deprimirme un poco, sólo falta que salga Set Fire to the Rain y te prometo que empezaré a cortarme las venas con el arco de mi violonchelo. Lottie giró un poco su cuerpo para observar a su amiga. — Primero, eso sería una lástima porque el pobre arco quedaría lleno de sangre, segundo ¿Segura que no te caíste al nacer? Porque no me explico cómo es que quieres que cambie a Adele ¡Es Adele! — ¿No se supone que el chofer elige la música? — Harry hablo desde el asiento del piloto. — ¡No! — respondieron las dos al mismo tiempo. — El copiloto pone la música, da mal las direcciones y se ríe cuando se equivoca al decir izquierda o derecha. — Estoy seguro de que eso último te lo acabas de inventar. — Oh, ella definitivamente se lo inventó, sin embargo, tiene razón en una parte — Lynette se inclinó hacia adelante lo suficiente para alcanzar la radio. — Tú pones la música, pero debes asegurarte de que nos guste a todos los que estamos aquí porque si no lo haces encontraré la forma de hackear el sistema. – Es mi auto. – Y yo conduzco porque tú odias hacerlo. – Replicó Harry y aun con el leve ceño fruncido se podía escuchar la risa en sus palabras. – No lo odio… — Solo no me gusta — dijeron Harry y Lynette al mismo tiempo en un tono de voz que pretendía ser similar al suyo. — Odiosos — le sacó la lengua a Lyna y le dio un pellizco a Harry. Antes de que él pueda quejarse o decir alfo más empezó a sonar la canción Kill This Love de BlackPink, el cambio de estilo, melodía y hasta idioma le hizo fruncir el ceño al mismo tiempo que arrugaba la nariz. — Como diría el buen Deadpool: No hablo takataka. La respuesta de Lynette fue encoger sus hombros mientras repetía el famoso “BlackPink in you area” casi a gritos, lo hacía para molestar al pelirrojo y como respuesta él frenó en seco haciendo que la muchacha salga disparada hacia adelante. — ¡Oye! Llevas mi delicioso cuerpo y no un costal de patatas. — Tu delicioso cuerpo tiene un gusto musical algo dudoso. — ¡Lottie! — ¡Lyna! — ¡Harry! Terminaron riendo, incluso Harry le subió el volumen para que Lynette pudiera disfrutar mejor de su canción, seguro, luego él pondría alguna canción de Queen y entonces saltarían de grupo y genero hasta llegar a su destino. Así fue, cuando Harry estacionó en el parqueadero de la universidad casi una hora después los tres estaban de un humor bastante alegre para ser inicio de semana. Más dicho humor disminuyó de a poco cuando Harry hizo girar las llaves en sus manos antes de extenderlas en su dirección. — Lottie, hoy tengo laboratorio... Y no podré salir antes de las ocho de la noche, tendrás que llevar el trasero del minion de atrás y el tuyo de vuelta a sus respectivas casas. Y Lottie hizo un puchero qué mantuvo mientras salía del auto y se colgaba el estuche del violín al horno, no es que pudiera hacer algo porque por nada del mundo dejaría que él se salte una clase solo para hacerle de chófer. Se esperaba más de un futuro Médico Legista Charlotte hace un par de años habría inventado una excusa para esperar hasta esa hora y poder ir de regreso con él pero ya era una niña grande y debía asumir sus responsabilidades sin afectar el tiempo de los demás, por ello al final asintió aun manteniendo el puchero. Seguía sin tomar las llaves y fue Lynette quien las saco de las manos del pelirrojo cuando se unió a ellos llevando su propio instrumento colgado al hombro. — Yo conduciré. — Proclamó Lynette mientras guardaba las llaves en el bolsillo de su pantalón. — No tengo intenciones de morir tan joven, guapa y sin haber recorrido el mundo con mi música y tú no vas a estar tranquilo en tu clase, así que ya pueden los dos darme un premio por ser taaaan buena amiga. Ninguno de los tres alcanzó a decir algo más pues pronto el sonido del claxon de un auto les hizo sobresaltarse y el buen humor definitivamente se esfumó cuando una pequeña figura salió del interior. — Clover mío — exclamó la voz chillona de Alessia y tardo más en apagar el motor del mismo que en saltar sobre Harry como un koala. Charlotte se forzó a sonreír todo lo políticamente correcto que pudo mientras la novia de su mejor amigo parecía decidida a mostrar un punto. ¿Cuál? No tenía ni idea. Bueno, si sabía, pero prefería fingir demencia. — Lessa… Ya. — Escuchó a Harry susurrar entre dientes mientras parecía obligar a bajarla de su cuerpo. — Estamos en público. — Si, ya lo noté — Y la sonrisa que les mostró sería creíble si antes no las hubiese mirado como si quisiera matarlas. — Buenos días solecitos. ¿Les molesta si me llevo a mi novio? No bueno, tenemos clases. Diles adiós mi amor. Charlotte odió, en serio, odió como Harry se limitó a sonreírles y despedirse con la mano antes de darse la vuelta para ir con Alessia. — Tranquila, tranquila, inhala calma, exhala paz. — murmuró Lyna a su lado mientras entrelazaba sus brazos para darse la vuelta y empezar a caminar a la Facultad de Artes. — Estoy calmada. — Ah, no te lo decía a ti. — Lyna miró sobre su hombro y por reflejo ella lo hizo también. — No me caía mal, en serio, pero me desagrada tanto cuando se pone en esa actitud, sé que quiere provocarnos al punto de causar un mal entendido y poner a Harry a elegir, ya sabes, el típico “tus amigas o yo” pero no lo vamos a permitir. ¿Verdad? Aun así, me enoja que Harry parece estar tan comprometido con ella que nos permite tocar el tema ¿Y es que cuál es el fin de una relación si esa persona no es capaz de llevarse bien con tus amigos? Charlotte la dejó divagar, demasiado acostumbrada a los monólogos de su mejor como para interrumpirla. — ¿Y por qué es tan odiosa con nosotras? Quiero decir, nos conocemos desde el kínder. Eww, califica como incesto. Eso le hizo reír entre dientes, vieron la cabeza pelirroja de su amigo desaparecer al entrar al girar en el edificio de la Facultad de Matemáticas pues es el desvío que suele tomar. — ¿Por qué dices que quiere ponerlo a elegir? — su ceño se frunció un poco intentando recordar algún momento donde hubiese pasado algo así. — ¿Te dijo algo? — ¡Ja! Como si Alessia fuese tan estúpida ¿Recuerdas el día de mi cumpleaños? Bueno, no sé qué tan probable sea justo unas horas antes de la cena tuviese una reacción alérgica y ahí tuvimos a Harry disculpándose conmigo porque se sentía fatal de romper nuestra tradición. Mira, dime loca si quieres, pero mi instinto me dice que eso es lo que ella busca. Y ya me amargué la mañana, a la hora del almuerzo. Y no estés nerviosa por ver al Sr. Smith, seguro son buenas noticias. Lyna le brindó la sonrisa que pretendía brindarle confort. No lo logró. — ¿Te lo dice tu intuición? — bromeó mientras le lanzaba un beso. — Anda, debes estar en el aula 3c en menos de cinco minutos sino quieres quedarte horas extras con la Sra. Poof. — Mierda, nos vemos luego mitad Charlette. Charlotte se dirigió a la oficina del Sr. Smith, el director del diplomado en el que se embarcó hace poco más de un año, esperaba buenas noticias. Necesitaba buenas noticias.

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