Capítulo 2

1753 Words
Ya solo me faltaban unos pocos datos para dejar lleno mi formulario para el concurso; para ello tomé la identidad de mi tío fallecido hace unas semanas, Ethan Wood (que por cierto era un buen futbolista en su época de universidad). No estaba muy segura de lo que iba a hacer, y sabía que tendría que hacer un gran esfuerzo por hacerme pasar por hombre, pero ya estaba decidido. Le di clic al botón ''enviar formulario'' y duré varios minutos pensando. Luego busqué varias páginas en internet en donde daban varias técnicas de cortes de cabellos, maquillaje, vestuario y todo lo necesario para hacerse pasar por hombre. Tenía una semana para lograrlo, ya que en una semana sería el concurso en el estadio de Manchester, y aparte de eso tenía que entrenar. Hice mis tareas (estudio administración de empresas en la U, primer semestre) cuando me acordé de la dichosa fiesta en casa de Sabana ¡Mierda! Miré el reloj y vi que ya eran más de las 8. Me di un rápido duchazo, me puse un vestido n***o de encaje (peligrosamente corto) tacones negros de 10 cm, y me maquillé levemente y me arreglé el cabello en sueltos rizos y salí en el auto viejo que mi padre me había regalado en mis dulces 16. Aparqué el feo auto Alfa Romeo 75 a dos cuadras de la casa de Sabana para que no me vieran llegando en él y pasar el oso de mi vida, y caminé hasta la fiestera casa, que estaba que explotaba por el alto volumen de la música. -¿Llego muy tarde? – Pregunté cuando me encontré con Lila y Yencei, dos chicas del equipo. -¡Si acaba de empezar! – dijo Lila - ¿O acaso Sabana te volvió a decir que era a las 4? -Si...- dije asintiendo penosamente. -A ti hay que avisarte 4 horas antes para que llegues a la hora correcta – dijo Yencei soltando una carcajada – igual que con los partidos.   Dejé que las chicas rieran lo que quisieran y entré a la casa para buscar a Sabana. Estaba infestado de gente totalmente desconocida para mí. La música retumbaba en mis tímpanos y solo quería encontrar a Sabana para decirle que me daba mucha pena por sólo durar menos de 5 minutos en su fiesta pero que ya me quería ir. -Hola, Wood – escuché a una varonil voz detrás de mí. Se trataba de Jonas Carpenter, el capitán del equipo de futbol masculino de la U. Iba indudablemente guapo, con unos jeans negros apretados y una camisa blanca manga larga remangada y los dos primeros botones desabrochados. Pero no era de mi tipo, así que no me interesaba en absoluto. Era conocido como el más perro de toda la U. -Hola, Carpenter – le dije seriamente mirándolo a sus azulados ojos. -Te vi en el partido de hoy – dijo y pude oler su aliento alcohólico –. Estuviste fantástica. -Gracias – dije tratando de no ver cómo me miraba de arriba abajo y de abajo a arriba –. Si me disculpas tengo que buscar a Sabana. -No hay prisa, primor – me dijo y me tomó de las caderas y me acercó a su cuerpo –. Hay rumores de que eres virgen – me dijo al oído lascivamente –, quiero ser tu primera vez. -¡Estás loco! – Le grité dándole una sonora cachetada, y todos los que estaban cerca voltearon a mirar –. Consíguete a una perra que si caiga ante tus encantos, pero a mí no me vengas a joder. -¡Nadie se me niega, Wood! – Me gritó cuando me dispuse a irme, y me tomó fuertemente del brazo - ¡Ven aquí! -¡Ya déjala! – oí gritar a alguien. Era Andrew, mi mejor amigo y volante del equipo.   Ante la mirada de todos, Jonas me soltó a regañadientes y se dirigió caminando quien sabe para dónde. Andrew y yo nos conocíamos desde pequeños, y aprendimos a jugar fútbol juntos. -¿Te hizo daño? – me preguntó examinándome casi todo el cuerpo. -No, gracias a ti – le dije en una sonrisa. -Te ves hermosa – me dijo mientras con sus dedos acomodaba un mechón de cabello detrás de mi oreja. -No empieces con la cursilería – le dije en tono de burla - ¿Me puedes acompañar hasta dónde está mi auto? Me iré ya. -No has estado aquí más de 10 minutos, bailemos un poco. Justo en ese momento empezó a sonar una canción de electrónica que me encantaba y corrimos a la pista de baile (que era la sala, pero con los muebles pegados a la pared para dar espacios) y empezamos a bailar. Después de unos minutos de buen baile decidimos salir a tomar algo de aire. Descalza y con los altos tacones en mis manos, caminé junto a Andrew por todo el vecindario y hablamos de varias tácticas de juego que nuestros respectivos equipos podrían mejorar para que el rendimiento fuera aún más, y llegamos al tema de la convocatoria del Manchester United. -Pienso participar – dijo Andrew. Él también era un fiel hincha del equipo inglés –. Ya envié mi formulario. -Que bien – dije con un nudo en mi garganta. No sabía si contarle o no mi loca idea de hacerme pasar por hombre para participar. -¿Te encuentras bien? -¡Sí! ¡No es nada! – dije con una fingida sonrisa. Pero Andrew ya me conocía perfectamente para saber cuándo yo estaba mintiendo. -Déjame adivinar...te sientes mal por no ser hombre y poder participar.   -De hecho lo haré – dije...no se lo puedo ocultar – me haré pasar por hombre. He tomado la identidad de mi tío Ethan y envíe mi formulario. -¿QUEEEEEE? – Preguntó casi en shock - ¿¡Estás loca!? ¿¡Y si te descubren!? -No lo harán, si no abres la boca – le dije en tono de amenaza - ¡Esta podría ser mi oportunidad de jugar en el United! ¡Y tal vez en la selección! -Estás loca Wood...pero te apoyo – me dijo rodeando con su brazo mi hombro en un amistoso abrazo –. No soy tan tonto para no saber que todo esto lo harás por tu amado Jake Harrison – dijo haciendo un tono fingido de mujer enamorada. -¡Tonto! – dije dándole un leve codazo. Me acompañó hasta donde estaba mi auto y después de despedirnos con un choque de puños, arranqué de vuelta a casa. Cuando llegué, vi que mis padres estaban sentados en el sofá esperándome. Muy tarde no era para que me regañaran así que no sabía la razón y eso empezaba a asustarme. -¿Quieres explicarnos que es esto, Melanie? – Me preguntó mi madre seriamente lanzando un sobre que tenía el sello del Manchester United sobre la mesa - ¡Habla! No podía decir nada sin siquiera haber leído la carta. Con la mano temblorosa y el corazón palpitando a mil tomé el sobre y lo abrí. Saqué la carta y casi pego un brinco hasta el techo cuando leí la parte que decía: ''Le informamos que ha sido admitido para la elección del nuevo jugador del Manchester United. Le esperamos el sábado puntualmente en el estadio. Favor enviarnos un número de cuenta para consignar el dinero para su viaje''. -¡Melanie! – me gritó mi madre para sacarme de mis pensamientos. -Má...pá – dije con voz temblorosa –. Saben que mi pasión es el fútbol y el United es mi equipo favorito. Sé que es algo loco que me haga pasar por hombre cuando hay muchos equipos femeninos interesados en mi pero ¡Admitamos que el fútbol femenino nunca tendrá la importancia que tiene el masculino en el mundo tan machista en el que estamos! -Melanie...- susurró mi padre, mucho más calmado que mi madre –, descubrirían evidentemente que eres mujer...en los vestidores, exámenes físicos... -¡No me cambiaré con ellos! Y con respecto a los exámenes físicos yo veré como hago...pero se los suplico ¡Permítanme cumplir mi sueño! -¡Estás loca Melanie! – gritó mi madre empezando a perder la paciencia –. Si no te conociera bien y si no revisara tu habitación todos los días diría que estás en las drogas. Subí enojadamente a mi habitación cerrando sonoramente la puerta y lanzándome en mi cama. Hundí mi cabeza en mi almohada con el símbolo del Manchester United y lloré amargadamente. Mis padres tenían razón. Era algo loco lo que estaba haciendo ¡pero es mi sueño! Además...ya tengo 18 años, no tengo que consultarles nada y ellos no me pueden detener. Prendí mi laptop y me dediqué a enviarle el número de mi cuenta al United, ya que ellos se hacían cargo de todos los gastos en tiquetes y hospedaje de los aspirantes. Cuando estaba revisando mi f******k, recibí un mensaje de Andrew por el w******p, en donde me decía que él también había recibido su carta de admisión y que ya estaba enviando el número de su cuenta. Por un lado me alegré de que mi mejor amigo también participaría por un puesto en el gran equipo, pero por el otro, sabía que los dos no podíamos quedar...solo uno pasaría. Pasaron cinco días. Cinco días en los que mi madre no me dirigía la palabra, y mi padre solo me daba los buenos días y las buenas noches. En lo más profundo de mi corazón me dolía que ellos no me apoyaran, pero al fin y al cabo estaban en todo su derecho; su niña se estaba convirtiendo en un niño y eso no es lo que desean todos los padres.   Ya mañana partiría para Manchester y tenía que empezar ya mi transformación. Andrew me recogió en su auto y fuimos a la peluquería de su hermano, que también ya sabía de mi plan. -Empezaremos por cortarte el cabello – dijo él sacando de un cajón unas fotos de varios futbolistas famosos - ¿Quieres un corte como el de Cristiano Ronaldo, Messi, Neymar? -Ninguno de ellos. Sabrán que los estoy imitando – dije siendo realista –. Un corte original, que haga ver mi cara más...varonil. -Eso no es problema, muñeca. Andrew tapó con una manta el espejo para que yo no viera como estaba quedando. Sentía los tirones de cabello y esa sensación rara cuando las tijeras cortan. Estaba aterrada. Tantos años de cuidado de mi hermosa melena dorada para nada. -¡Listo! – Dijo cuando ya había pasado lo que yo supuse que era una hora – los reporteros querrán saber quién es tu estilista. Andrew quitó la manta del espejo y casi quedo en shock con lo que vi. Me parecía a mi padre cuando tenía mi edad, con un peinado con un flequillo no tan largo. Andrew miraba asombrado. -Te ves...diferente – dijo Andrew examinándome de pies a cabeza –. Hay que trabajar en tu aspecto físico ahora. Encontrar ropa que haga que no se te vean las curvas y...algo para simular que tienes paquete. Ya comenzaba lo más difícil.          
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