El día de hoy no es tan caluroso como los días anteriores; sí, se siente caliente, pero un caliente soportable, lo que me hace pensar que el mar estará más fresco y hace que no deje de esperar la hora de salida para volver a ir.
Es viernes, así que no tendré preocupaciones por las tareas pendientes de hacer, eso significa total concentración en mis pensamientos, el atardecer, el mar y, si nos quedamos de nuevo hasta tarde, la luna; pero sobre todo, lo que me hace disfrutar de todo eso es la compañía de Leo, quien además es un increíble maestro de natación.
Apenas voy saliendo de ponerme el traje de baño bajo la ropa cuando veo a Leo sentado con los chicos con unas bolsas en la mesa; cuando me ven dirigirme hacia ellos Leo me lanza una mirada maliciosa ¿qué habrá hecho ahora? Tengo una idea de lo que puede ser pero Leo no lo haría sin preguntarme antes ¿o sí?
-¡Hola! ¿Qué pasa? -pregunto
-Bueno, resulta que Ang y Roby no tendrán su última clase del día, y como es viernes Diego no tiene que hacer tareas, entonces pensamos en ir todos a la playa ¿No es increíble?- lo que había imaginado.
-¡Vaya! Es increíble. La primera salida todos juntos. -digo intentando parecer sorprendida
-Ya sabemos que tenías planes con Leo…
-Pero no le importa, ¿verdad Beth? -dice Leo interrumpiendo a Ang.
-No, no, para nada; mientras más, mejor.
-¡Genial! Porque ya compramos todo para nuestra fiesta en la playa. -dice Roby.
-Reunión Roby, reunión. -dice Diego.- Solo seremos nosotros.
-Es lo mismo, Diego. -dice Roby- Entonces, ¿Nos vamos o esperamos a alguien más?
-Vamos de una vez, para disfrutar del sol. -Dice Ang.
Cada uno se sube a su carro y nos dirigimos hacia la playa.
-¡Leo! Pero aún no sé nadar
-Tranquila, Beth, los cuatro somos muy buenos nadadores, no te pasará nada. Además, hemos progresado bastante en dos días, ¿no lo crees? Aprendes rápido, tienes talento, y ellos pueden ayudarte a aprender aún más rápido.
-Claro… Sí tu lo dices… -digo con sarcasmo.
En realidad no estoy preocupada porque me pueda suceder algo, sino que me da pena que los chicos, y en especial Ang, vean lo mal nadadora que soy; sé que para Leo he progresado mucho en tan poco tiempo, pero para los demás simplemente podría parecer que nado pésimo, y ni se diga el verme en traje de baño...
Hemos llegado. La playa está exactamente igual que los días anteriores, pero yo estoy cada día estoy más enamorada de ella; sus pequeñas olas que hacen bailar al mar con su vaivén, su sonido parecido a un suspiro, la arena tibia bajo mis pies, su olor a brisa fresca… todo de ella es perfecto.
-No puedo esperar para meterme,¡Vamos chicos! -dice Roby
-Tranquilo, amigo, primero hay que bajar las cosas del carro.- dice Diego intentando contener la risa; en serio que tiene una linda sonrisa.
Leo ya ha bajado nuestras cosas, así que iré a ayudar a Diego a bajar sus cosas.
-¿Te ayudo? -pregunto tímidamente
-Claro, ya solo falta bajar esa bolsa. -dice mientras señala con la cabeza una bolsa con chucherías.
De reojo puedo ver a Ang que empieza a quitarse la blusa dejando a la vista un top de bikini color blanco que contrasta con su hermosa piel morena... Demonios, debí usar el bikini que me regaló Leo; empiezo a pensar que él ya tenía planeada esta salida con los chicos desde antes.
Dejo la bolsa junto con las demás cosas y ayudo a Leo a poner la sombrilla en la posición adecuada para tapar las toallas que están extendidas; por su parte, Roby y Ang ponen sus toallas extendidas a unos metros de nosotros con el fin de tomar un baño de sol más tarde; y, al mismo tiempo, Diego se cubre de bloqueador solar de pies a cabeza. Esta será una buena tarde.
-¿Qué te parece, Beth? -La voz de Roby me ha hecho pegar un brinco. No me dí cuenta de cuándo sacó una tabla de surfear, la cual ahora me enseña orgulloso.
Es una tabla de surf de madera tal cual como salen en las películas; de color azul por la parte superior, mientras la parte inferior decía “Roby “ en medio de un estampado hawaiano.
-Muy linda, Roby.
-¿Quieres subirte?
-Oh, no, no, aún no sé nadar bien.
-Jajaja tranquila, aquí no hay olas para surfear, pero podría enseñarte al menos a mantener el equilibrio.
-Gracias, pero aun no estoy lista, pero cuando quiera aprender ya sé a quién acudir.
-Así es, Roby, apenas tiene dos días que conoció la playa ¿Y ya quieres enseñar a surfear? Pfff -dice Leo.
-De acuerdo, de acuerdo, yo solo decía… pero tu amigo Roby aquí estará para cuando quieras, Beth. Y tranquila, soy buen maestro, yo le enseñé a Diego a surfear -dice Roby orgulloso.
-Bueno, lo poco que sé…. -dice Diego- Ya no volviste a enseñarme.
-¿Cómo querías que te siguiera enseñando si ya no sales con nosotros?
-Jajaja bueno, es cierto, mi culpa. Pero, vamos, no hay que pelear, hay que meternos a bañar que para eso vinimos, ¿no?
Cada uno empieza a quitarse la ropa quedando en traje de baño; Roby, Diego y Leo se van directo al mar mientras Ang y yo nos quedamos nada más viéndolos irse.
-¿Quieres una cerveza o un refresco? -me dice Ang mientras me enseña la hielera de las bebidas.
-Refresco, por favor. -No es que no me guste la cerveza, solo no quiero ponerme ebria estando con Ang ya que tengo el presentimiento de que terminaría haciendo cosas de las que me podría arrepentir mañana.
-Leo parece más feliz desde que llegaste. -Me dice mientras me pasa un refresco y ella toma una cerveza.
Un comentario algo raro. ¿A qué se referirá? Yo lo noto exactamente igual que siempre.
-¿Ah sí? -pregunto.
-Sí, siempre que están juntos, y eso es siempre, sonríe mucho; y pareciera que se leyeran la mente.
-Jajaja eso es gracias a todos los años que tenemos de amigos, y creo que le gusta tenerme aquí porque soy como su hermana.
-¿Entonces dices que no notas que Leo está enamorado de tí?
-¿Qué? Jajaja, imposible. Leo y yo somos como hermanos, jamás pensaría en mí como pareja, pero entiendo por qué lo piensas, mi novio… ex-novio pensaba lo mismo.
-Ahh… Entonces acabas de terminar con tu novio… -Dice con tono desanimado.
-¡Chicas! ¿No se van a meter? -nos grita Leo desde el agua.
El semblante de Ang, que antes parecía desanimado ahora había vuelto a estar alegre, como de costumbre.
-Creo que me meteré un rato antes de que se vaya el sol, ¿nos acompañas? -dice Ang
-Claro, en un momento. -digo mientras señalo el refresco.
Ang empieza a quitarse el short de mezclilla y el mundo, o quizás solo el mío, empieza a moverse en cámara lenta; mi corazón empieza a latir más rápido y, sin darme cuenta, contengo la respiración por lo que parece ser una eternidad; trato de desviar la mirada pero simplemente es imposible, así que decido enfocarme en el refresco que estoy bebiendo…. el cual mejor cambiaré por una cerveza más tarde.
Tomo el último sorbo de refresco y llega el momento de unirse a los chicos. La verdad, si soy sincera conmigo misma, es que en este momento me da bastante pena que me vean en traje de baño ya que siempre me he sentido inconforme con mis piernas que son bastantes grandes para mi gusto.
-Vamos, Beth, ¿Qué pasa? -me quedé tan perdida en mis pensamientos que no noté cuando Leo se acercó- normalmente tendría que rogarte por salir del agua, no para que te metieras.
-En un momento voy… Solo… Mis piernas… ¿Recuerdas? -él sabía bien de lo que hablaba.
-¿Tus hermosas piernas? Bah, nadie las ve como tú las ves ¿Recuerdas? pero si te sientes más agusto puedes meterte en el short que traes, a fin de cuentas es para la playa. -dice con desdén.
-De acuerdo. -me toma de la mano y nos dirigimos al mar.
El agua está fresca, lo que hace que se me erice la piel al primer contacto, pero mientras más me adentro y más tiempo paso bajo el agua mi cuerpo se va acostumbrando hasta sentirse perfecta.
La zona en donde estan los chicos y Ang esta perfecta para ellos: están parados y les llega un poco abajo de los hombros; en cambio para mi, ni siquiera alcanzo a tocar, lo cual es bastante malo tomando en cuenta que apenas estoy aprendiendo a nadar, por lo que Leo decide cargarme en su espalda sin decir nada.
-Llegamos, ¿de qué nos perdimos? -dice Leo.
-Ang nos estaba contando de un trabajo que tendrá que hacer para una de sus materias. -dice Diego.
-Donde ella me va a pintar. -dice Roby con orgullo.
-¡Ja! ¿Cuándo dije eso? -dice Ang.- Yo solo dije que necesito encontrar un modelo para mi pintura. Y no creo que tengas la paciencia para serlo.
-¿Qué tal Beth? Tiene la habilidad de pasar horas en la tina sin moverse -dice Leo en tono burlón.- Aunque no digo que la tengas que pintar en la tina…
-¿Qué piensas, Beth? -dice Ang con un tono un poco apenado.
-Pienso que Leo es un exagerado pero si puedo ayudarte me parece bien. -Intento que no se note que también me encuentro un poco apenada.
-Perfecto, entonces ya tengo mi modelo, solo falta escoger el lugar, ¿dónde te gustaría que lo hiciéramos?
-No lo sé… ¿aquí? No conozco otro lugar aparte de la Universidad y la Plaza.
-Me parece bien, es un lugar muy hermoso.
-¿Al menos podemos venir a ver? -dice Roby.
-No creo que sea lo mejor… Beth podría distraerse. - dice Leo. No pude ver su cara, pero estoy segura de que tenía esa sonrisa pícara que es tan común últimamente.
-Cierto, mejor que sea sorpresa la pintura. -Y al parecer Roby entendió el objetivo de Leo.
-Chicos… cambiando de tema, ¿no creen que Beth preferiría, no sé, poder tocar el piso? -dice Diego.
-¡Cierto, perdón! -Dice Ang.- ¿Quieres que nos acerquemos un poco a la orilla?
-Oh, no, no se preocupen por mí, yo estoy bien.
-Bueno, pero de todos modos hay que hacernos un poco más hacia la orilla. -dice Leo.- Quiero nadar y estoy seguro de que Beth también aunque no quiera admitirlo.
Puedo sentir cómo la sangre abandona mi cara y en su lugar fuego líquido la sustituye; tengo la maldición de ponerme roja como un tomate apenas siento un poco de pena o vergüenza, por lo que es casi seguro que lo han notado.
Nos movemos un poco hacia la orilla y Leo, Roby y Ang empiezan a hacer competencias de quién nada más rápido mientras Diego y yo somos los jueces.
-¿Quieres que te ayude un poco a practicar? -Me pregunta Diego.- Ellos nunca se cansarán de competir sin importar quien gane.
-Mmm… Claro, déjame ir por la tabla de Leo.
Diego también es un excelente maestro; mientras Leo, Roby y Ang hacen sus competencias, él está conmigo enseñándome a flotar y nadar sin la ayuda de la tabla, y debo admitir que me está yendo bastante bien, o al menos lo suficiente para animarme a ir a donde está más profundo.
-¿Estás segura, Beth? -escucho decir a Leo.
-No la asustes, ella sabe que puede, y yo estaré con ella. -dice Diego. Podría jurar que lo ha dicho con tono molesto.
Es raro pensar en Diego molesto, es tan tranquilo y callado como yo que me es imposible imaginarlo, sobre todo por un motivo tan absurdo como el hecho de que Leo me haya hecho esa simple pregunta. Y ahora que lo pienso, ¿Por qué se ha ofrecido a enseñarme? Leo me había comentado que Diego era el más tímido de sus amigos, incluso más que yo, así que ¿Por qué ofrecerse?
!Ay, Beth¡ Mejor deja de pensar o terminarás creyendo que todos están enamorados de ti. Diego está siendo amable o simplemente no tiene ganas de competir junto con los demás y ha preferido hacer algo que no sea solo mirarlos, no está enamorado de ti ni nada por el estilo. Ahora enfócate y nada.
-¡Vamos, Beth, tú puedes! -Escucho gritar a Ang.
Siento el agua rozar mi cuerpo, y cuando menos lo espero lo he logrado. He podido llegar a la parte profunda sin necesidad de la tabla y mantenerme a flote estando de pie; volteo a ver a los chicos y veo a Diego con una gran sonrisa de oreja a oreja, a Ang dando saltitos mientras aplaude, Roberto gritando “ ¡Lo lograste! ” y a Leo… ¿Dónde está Leo?
Al fondo, de espaldas a nosotros, Leo va saliendo del mar y se dirige hacia nuestras cosas; debo admitir que me desanima un poco el hecho de no verlo festejando junto con los demás, sobre todo tomando en cuenta todo el esfuerzo que hizo para enseñarme durante estos días.
¡Ouch, calambre! Empiezo a sentir como me hundo un poco, lo que genera una desesperación involuntaria por intentar mantenerme a flote pero mi pierna no responde como debería, lo que genera que trague un poco de agua y me hunda aún más. Intento gritar pero no funciona, solo me quedo sin aire; pareciera que el mar se volvió loco y quisiera comerme.
Estoy a punto de quedarme sin aire cuando veo a Diego nadar hacia mi. “¡Vamos, Diego, más rápido!” Quisiera poder gritarle, en cambio solo intento aguantar la respiración hasta que él llegue hasta mi. Afortunadamente llega a tiempo y me jala hacia la orilla, donde están los demás esperándome a excepción de Leo, quien en algún momento se ha unido a Diego y me sujeta de la cintura.
-¿Estás bien? -me pregunta Diego preocupado una vez que llegamos a la arena.
-Claro que no, idiota, casi se ahoga. -dice Leo molesto.
-¿Cuál es tu problema? -pregunta Diego ahora enojado.
-¿Estás bien? -me pregunta Ang con esa cara tan angelical que tiene.
Volteo a ver a los chicos y los veo discutiendo, aunque no logro escuchar claro lo que dicen estoy segura de que Leo y Diego discuten mientras Roby intenta calmarlos.
-Ignoralos. -dice Ang.- ¿Cómo estás?
-Bien.. creo. -digo- Sentí un gran calambre…
-Creo que fue suficiente práctica por hoy, deberías descansar, ¿Quieres que te lleve a tu departamento…? -dice Ang.
-No es necesario, creo que es mejor que nos vayamos. -dice Leo, que aún parece molesto.
-Vamos, Leo, íbamos a ir a un bar saliendo de aquí… Deja que Ang la lleve, en tu depa estará bien, además, Diego y tú deben arreglar las cosas antes de mi cumpleaños -Dice Roby.
¿Arreglar las cosas? ¿Pues qué ha pasado? Tendré que esperar hasta que Leo me cuente en el departamento.
-Esta bien, Leo. Ang puede llevarme, tú deberías quedarte, nos vemos en la noche, ¿de acuerdo? Y cualquier cosa te mando mensaje.
-No te dejaré sola después de que casi te ahogas. -dice Leo
-Me quedaré con ella hasta que llegues ¿Te parece? Por mientras podemos hacer cosas de chicas para que se le pase el susto. -dice Ang.
-De acuerdo, de acuerdo. No llegaré tarde, Beth. Cualquier cosa me envías un mensaje o me llamas, estaré al pendiente.