Faby Jones.
Al día siguiente.
—¡Fabiana, señorita! Despierte por favor.
Siento que alguien me sacude, no quiero abrir los ojos, solo quiero seguir durmiendo.
Ni modo no tengo de otra, abro los ojos y veo a Julia. Ella es un amor completo, pero en este momento no quiero verla.
—Buenos días, Julia.
—Buenos días, señorita Faby, el desayuno está listo, Uriel quiere que baje y desayune con él.
—Está bien, en unos minutos bajo —respondo secamente.
Me levanto y me dirijo al baño, lavo mis dientes y peino un poco mi cabello, no me importa como me vea, bajo así en camisón como estaba ayer por la noche.
Estoy a punto de bajar las escaleras para dirigirme a la cocina, pero una duda se apodera de mí.
¿Julia duerme aquí? Ella quizás me escucho cuando grité ayer por la noche
