Andrew, al percatarse de mi presencia, dejó su guitarra a un lado mientras me miraba extrañado. — ¿Qué haces despierta, Hailey? — ¿Qué haces tú despierto? —le pregunté. —Bueno, yo vivo aquí, no tengo porque darte explicaciones. Rodeé los ojos y di la media vuelta para regresar a la habitación y seguir durmiendo. Sin embargo, su voz llamó a mi nombre. —Hailey, quédate. Lo miré desconcertada por su repentino cambio de humor. Sus ojos estaban posados en el suelo y su rostro permanecía serio. Caminé lentamente hacia él y me senté a su lado aun dudando sobre si lo que estaba haciendo era lo correcto. — ¿Por qué estás despierta? —insistió. —Algunas veces tengo el sueño muy ligero y el sonido de tu guitarra me despertó. Permanecimos en silencio por segundos. Pude notar que en la pequeña

