Andrew comenzó a tocar con su guitarra la canción, a pesar de que aún no terminaba de comprender lo que estaba a punto de hacer. Comencé a cantar al perfecto ritmo de Andrew, quien me miraba totalmente sorprendido. A decir verdad, era una canción que encajaba muy bien a mi tono de voz. Conforme cantaba la canción prestaba más atención a la letra de ésta y me di cuenta que Andrew puede ser igual de genio que Jordan al escribir canciones de amor. Andrew siguió tocando y cuando la canción terminó se detuvo y su sorprendida mirada aún me veía. —No tenía idea de que cantarás tan bien —dijo. —Ni yo de que tú escribieras tan bien. Él rió por un segundo. —Ya es muy tarde, deberías ir a dormir —sugirió. —Totalmente de acuerdo —respondí levantándome de su lado—. Hasta mañana, Andrew. —Adiós

