CAPITULO 3 “Preparándose para la Batalla.”

2418 Words
    (Diciembre 20, 2016, Billings, Montana) (Steve Rogers/Capitán América)   Voy a cambiarme y me pongo el traje nuevo que uso, ya no es el uniforme del Capitán América, pues llama mucho la atención y debo permanecer con bajo perfil.   Cuando regreso a su lado la veo igual, pero noto un collar nuevo, algo como escamas, parece de oro, también note los nuevos collares de todas las mascotas, he estado tan concentrado en Ahmanet que no los había notado antes. -Bien estoy listo, no te cambiaras?- le pregunto, pero ella solo sonríe. -después ahora debo concentrarme y ver, antes de viajar.               La veo hacer un movimiento con sus manos y como si desplegara una pantalla holográfica, comienzo a ver el espacio infinito, las galaxias en el existentes y en una de ellas, se veía un destello brillante, veo a Ahmanet atraer la imagen que se proyectaba de no sé dónde, y al hacerlo acerca la galaxia desde donde se ve el destello, una vez que tiene esa galaxia cerca, la agranda hasta que se vean todas sus estrellas, sus soles y lo que parecen ser varios planetas habitados, así como sus lunas. -Esta es la Galaxia Ixos y este bello planeta azul, se llama Acuarian, sus habitantes viven sobre tierra firme y bajo el mar, aquí los llamarían sirenas y tritones amor, así que no te sorprendas cuando los veas.- me dice Ahmanet sonriendo. -no lo hare.- le respondo,  pues ya he visto seres extraños o  con magníficos poderes, uno de ellos es ella.               Ahmanet muestra un planeta azul, lleno de aguas turquesas y muchas islas de ambiente tropical, su visión, pues no puedo decirle de otra manera, se adentra en el planeta y muestra una civilización activa, mercados llenos de vida y color, plazas y puertos con gran movimiento, y edificios que parecen hechos de cristal multicolor.               La veo extender la mano y yo la tomo, y veo a sus mascotas guardianes rodearnos, veo a uno de los ligres, creo que es Ramsés tocar mi pierna cerrando el circuito y siento ese jalón que ya conozco, pues lo he sentido antes, cuando ella nos mostró como se teletransporta.               Y en solo cuestión de segundos atravesamos el universo de un lado a otro, hasta la Galaxia Ixos, para llegar al planeta Acuarian. Aparecimos en lo que es una gran explanada frente a lo que supongo es el palacio del gobernante o rey, el cual está rodeado de una alta muralla.               Rápidamente nos rodean los soldados del lugar que salieron por las puertas de la muralla, y veo como las mascotas guardianes de Ahmanet cambian de actitud de pacifica a una amenazante, yo también me pongo en guardia, pues debo protegerla de reojo la veo hacer un movimiento con la mano derecha y la escucho decir. -Vengo en Paz, pueblo de Acuarian, he venido a decirles que una Gran Amenaza se acerca y mi deber es protegerlos, soy la etérea, la protectora de la vida, señora de la muerte y guardiana del infinito, y me es necesario ver a su Rey. -A que amenaza te refieres?- pregunta un hombre maduro, alto y de gran musculatura, creo que es el jefe de la guardia, y lo más extraño es que lo entendí cuando hablo. Me vuelvo para ver a Ahmanet pidiendo una explicación y ella me dice, aun antes de que pregunte. -Entenderás todo lo que se diga, eres mi marido, o lo serás pronto y por tal motivo debes poder entender lo que pasa.- me explica en voz baja -eso es perfecto, no me gustaría estar a ciegas en una batalla, sin saber que la provoco.- le digo en voz baja. -Viene un gran ejercito a someterlos y a destruirlos, pero no se preocupen yo los protegeré.- la escuche decir.               Veo como un grupo de hombres sale del palacio, acercándose, varios de ellos sostienen un pequeño toldo bajo el que avanza un anciano alto y delgado. -Quien eres tú, Gran señora? Que ya he recibido noticias de lo que hiciste en Obidilia y te agradecemos el que vengas a ayudarnos y protegernos, yo soy el Rey Antiolo de Acuarian, y ella es mi hija Ondinia.- se presenta el anciano. -como dije soy la Diosa y Princesa Guerrera Ahmanet, la etérea, la protectora de la vida, señora de la muerte y guardiana del infinito; y mi deber divino es protegerlos.- la escucho decir con voz clara pues se ha comenzado a congregar la gente a nuestro alrededor. -Y tu quien eres Joven Guerrero, otro general de la Diosa?- pregunta una linda Joven a quien el rey Antiolo presentara como su hija Ondinia; quien se mostraba coqueta. -Yo soy su pareja.- le respondí pues vi claramente su actitud y en verdad no deseo que Ahmanet se moleste, no sería bueno en su estado. -Gran Señora, usted y su Consorte son bienvenidos en Acuarian, ahora el general Cortan le ayudara, solo diga lo que necesita.- ordena el anciano rey Antiolo -Gracias Rey Antiolo, es necesario que todos los soldados se preparen y que todos, absolutamente todos los ciudadanos de Acuarian vayan a los refugios, su ejercitó debe proteger a su pueblo. Yo me encargare de los invasores.- dice Ahmanet -General Gortam, que todos los ciudadanos en las islas vengan de inmediato, los refugiaremos en las grutas.- ordeno el rey Antiolo. -si su majestad.- dijo el general retirándose para hablar con sus hombres. -Gran Señora, cuando llegaran los invasores?- pregunto el rey -Tenemos menos de ocho horas, ahora si me lo permiten, debo comenzar.- y la veo caminar al centro de la explanada y levantando las manos y dando una palmada sobre su cabeza se produce un gran destello de luz.               Fue ahí donde todo cambio; vi a sus mascotas guardianes, incluso a las mininas que ahora llevan armaduras, vi a Anubis en su forma humanoide con sus armas en ambas manos, y veo a Ahmanet, que ahora brilla como si estuviera cubierta de oro, al acercarme vi su armadura, parecía hecha de escamas hechas de oro,  y con un movimiento de la mano vi como aparecían un escudo y una espada. -Úsalas Steve, no son de vibranium, pero son igual de fuertes y resistentes, tú y mis guardianes deben protegerme. -Eso hare amor, nadie se te acercara.- le digo dándole un ligero beso en los labios.               Cuando nos separamos ella sonríe, su piel brilla y no sé si es un efecto óptico por el brillo de su armadura, pero aun así no la pierdo de vista. -Es hora de comenzar, primero el escudo del planeta.- dice y dando otra palmada sobre su cabeza, procede a bajar los brazos extendidos con las palmas hacia abajo, y en el cielo se ve un destello y se ve como poco a poco una especie de campo de fuerza va bajando poco a poco. Minutos después, veo como grandes multitudes comienzan a llegar y corren hacia la fortaleza, que es el palacio del rey Antiolo.               Los sigo con la mirada, y los veo entrar por una puerta en la base de la escalinata, la cual un mecanismo mantiene levantada.               El tiempo corre, han pasado tres horas y Ahmanet ha terminado de levantar el escudo del planeta, mientras los habitantes de Acuarian siguen llegando y entrando a las grutas, el rey y su hija están presentes en un trono frente a las entradas de las grutas. -el escudo resistirá, lo suficiente como para que todos lleguen a las grutas, ahora protegeré las islas, entre menos puedan entrar, más tiempo tendremos.- escucho decir a Ahmanet mientras proyecta una imagen holográfica mostrando las islas y las ciudades submarinas, a las cuales comienza a proteger con campos de fuerza.               Varias horas después ella se veía agotada y fuera de las grutas solo quedaban el Rey Antiolo, su hija Ondinia, el General Gortam y todo el ejército. -te ves agotada Ahmanet, estas bien?- le pregunto -Que traigan alimentos y vino para la Diosa y su consorte, ellos deben comer, también traigan sillones confortables para ambos.- ordeno el Rey y vi como de inmediato varios soldados corrían a obedecer sus órdenes. Sacando mesas y sillones para que nos acomodáramos todos; así como carnes y frutas, los cuales al probarlos sabían bien, no quise preguntar que eran, pues no quería ofender a nadie al hacerlo. Los felinos también estaban comiendo, Anubis solo acepto una copa de vino, pero vi que nunca dejo de estar alerta. -Su Majestad, Usted y la princesa Ondinia, deben ser protegidos, los invasores están cerca, así que les pido que en cuanto comiencen a llegar, vallan y entren a las grutas, General Gortam su deber es proteger al Rey y a la princesa, así como a todos los ciudadanos de Acuarian, una vez que terminemos, pondré con su permiso majestad, ese trono a las afueras de la fortaleza, de frente a la explanada; ahí esperaremos nosotros a los invasores, ustedes deben estar dentro de la fortaleza, prestos para encontrar a las grutas.- ordeno Ahmanet. -De eso nada mi señora, yo soy el Rey Antiolo de Acuarian y debo acompañarla; mi hija en cambio es la continuación de mi linaje, es ella quien debe entrar al refugio, los soldados más jóvenes y todos los reclutas en entrenamiento así como sus comandantes de entrenamiento se irán a las grutas, debe haber un ejército que proteja a mi hija y su reinado, si todos nosotros caemos. General Gortam, lleve a Ondinia y a los soldados indicados a las grutas y cierre las puertas, es su responsabilidad cuidar a mi hija ahora. Y que traigan mi armadura y mis armas de guerra.- escucho ordenar al Rey Antiolo. -si su majestad.- respondió el General Gortam, ofreciendo el brazo a la princesa Ondinia, para conducirla a la entrada de las grutas. Lo vi abrazarla y hasta besarla, para después hacerla entrar y cerrar la entrada a las grutas, la cual quedaba oculta bajo las escalinatas del palacio. Si no supiera que estaban ahí, no las encontraría. Lo vi volverse para dirigirse hacia nosotros, y al ver su rostro entendí que estaba enamorado de la princesa y que se había despedido, pues sabía que podría morir.               Preste atención a lo que estaba haciendo Ahmanet, quien se dirigía poco a poco fuera de la fortaleza, yo me coloque nuevamente a su lado derecho y Anubis se colocó a la izquierda, los felinos se pusieron en parejas a ambos lados, las mininas iban frente a Ahmanet.               Una vez afuera, la vi volverse hacia las puertas de la muralla y con un movimiento de sus manos esta se cerró, y con otro movimiento vi como levantaba un campo de fuerza alrededor de la muralla y la fortaleza.               Al terminar se volvió dando la espalda a la fortaleza en la cual pude ver al Rey Antiolo ya con su armadura puesta y portando una lanza terminada en un tridente, una espada y un escudo; ocupando el lugar principal en el centro del mirador de la muralla.             Al voltear, vi como Ahmanet hacia crecer del suelo un trono muy parecido al del Rey, así como un toldo del mismo mineral cristalino con el que estaban construidos todos los edificios. Una vez terminado el sitial con el trono, ella tomo asiento en el yo me coloque a su lado y Anubis al otro, los felinos se colocaron en su lugar en posición de descanso, solo quedaba esperar. -Anubis hermano, tu guiaras a los ejércitos de Seth y el tuyo. -Como órdenes mi señora y hermana mía. -prepárate, pues los llamare. “Aknatzu deí Anubis, sets ja” “Aknatzu deí Seth, sets ja”.- la escuche decir               Un fuerte viento comenzó a soplar y de la nada una fuerte tormenta se dejó sentir, una gran nube de arena se acercaba a nosotros, acompañada de nubes negras de tormenta, mientras rayos y centellas surcaban el cielo, la nube de arena llego hasta nosotros y así como comenzó se disipo, dejando ver frente a nosotros, no menos de  mil seres muy parecidos a Anubis, todos armados con las mismas armas que porta Anubis el guardián de Ahmanet; segundos después cientos de rayos comienzan a pegar en el suelo de la explanada, mientras el cielo se ilumina con cientos de centellas, esto duro solo unos segundos, pues cuando la tormenta eléctrica se disipo, vi que frente a nosotros a un lado del ejercito de Anubis, habían aparecido al menos dos mil seres humanoides estos tenían la apariencia de chacales, este debía ser el ejército de Seth.               Después de la aparición de ambos ejércitos divinos, vi como estos hacían una reverencia a Ahmanet, llevando una rodilla al suelo e inclinando la cabeza. Anubis fue a ponerse frente a todos ellos he hizo la misma reverencia y al levantarse le escuche decir claramente -Princesa y Diosa Ahmanet, la etérea, la protectora de la vida, señora de la muerte y guardiana del infinito tus ejércitos te saludan y están prestos a servirte. -Prepárense pues en unas horas correrá la sangre por estas tierras.               Yo la escuche ella estaba serena, muy tranquila, todos sus guardianes también, yo estaba intranquilo pues no sabía a qué nos enfrentaríamos, solo quedaba esperar.               La espera no fue muy larga, pues tras dos horas comenzamos a escuchar estruendos y vi como el escudo del planeta brillaba con cada impacto, de repente, vi como decenas de naves aparecían en el cielo, estas comenzaron a tocar tierra, algunas se dedicaron a disparar contra la ciudad, pero no lograban hacer daño alguno; vi como de las naves saltaban seres que me parecían conocidos.               Y valla que los conocía, eran Chitaury, seres a los que había enfrentado ya cuando invadieron Nueva York con la ayuda de Loki, me volví a ver a Ahmanet, y ella seguía serena.               Vi a los Chitaury correr acercándose a nosotros, y fue cuando note algo extraño, ellos no veían a los ejércitos divinos de Ahmanet, ella los estaba ocultando, cuando los invasores estaban a unos cincuenta metros de nosotros, vi a los ligres, a las panteras y a las dos mininas, ponerse en posición de ataque y rugir; yo mismo me puse en posición de ataque y volviéndome le dije -Ahmanet rompieron tu escudo!!! -No es así Capitán, yo los deje pasar, así vendrían a donde yo deseaba. Me respondió. No entendí lo que eso significaba, cuál era su estrategia.               Pero note que al escuchar el rugido de los guardianes de Ahmanet, los invasores Chitaury se detuvieron y la observaron, esperando solo unos segundos, para luego volverse a los que creo eran sus generales.      
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