Ingenua

2003 Words
Como era de esperarse Gregorio se marchó, dejó una tarjeta de crédito para mi, mencionó que podía utilizarla para mis necesidades, la verdad con lo que estaba ganando en el restaurante me era suficiente para vivir así que preferí guardarla bajo llave. Hice mis rutina diaria, me concentré mucho más en mi libro, sé que escribir algo bueno tarda años, pero en mi caso había escrito esta historia mil veces para después borrarla, así que reescribirla no sería difícil. Todo este tiempo ha sido algo extraño, por un lado siento paz de vivir en libertad, al menos de no escuchar los gritos de Gael y su madre, pero por otro lado siento curiosidad, por que no me han encontrado, la ciudad es grande lo sé, un buen investigador ya tendría mi paradero. También he descubierto una faceta de Gregorio, ahora es más abierto, me cuenta sobre su trabajo, de su familia si ha sido reservado, parece que le incomoda el tema así que evita tocarlo, ha dejado trajes y productos de aseo en el departamento, hasta se atrevió a mover los muebles de la sala, decía que no estaban bien ubicados, en las noches cuando llegó de trabajar la cena esta lista y el completamente duchado, comemos, vemos algo de televisión y después a la cama, una buena ronda de sexo y a dormir, a veces en la madrugada nos despertamos con deseo y lo volvemos hacer, el es consciente que es mucho así que en ocasiones pregunta si podemos hacerlo una vez más antes de que él se marche, siempre digo que si. Ahora no está, su ausencia se siente con fuerza, me distraigo en mi libro y trabajo el cual diré ha estado un poco complicado, el señor Ernesto va casi a diario así que Helga está más intensa que nunca, ni siquiera permite que lo salude, sus amenazas se hacen más fuertes. Y son más hacia mí ya que desde Gregorio duerme conmigo me ha cambiado todo el armario, mi ropa es más costosa la cual me hace ver mucho mejor, la verdad siento que me queda bien pero las miradas de mis compañeras me dicen otra cosa, se han atrevido a susurrar que soy una mujerzuela, la verdad no me importa lo que me digan. -¿Laura tienes un momento?.- mencionó el señor Ernesto, él me esperaba en la oficina, Helga me observó con ganas de asesinarme.- -Dígame señor.- mencioné ingresando, él estaba sentado en su escritorio.- -He visto tu desempeño en este lugar y me alegra haberte contratado.- -Que bueno que lo dice señor.- -Es por eso que decidí darte un nuevo empleo aquí, me gustaría que administres el turno uno, sabes que en la tarde está Helga, tu haras el de la mañana, eso significa una mejor paga, estarás de 6am a 2pm ¿está bien?- -Claro que sí señor, me parece muy bien.- -Bueno será una paga de 800 dólares a la semana, espero que te vaya bien.- -Muchas gracias.- mencioné Salí de su oficina con una sonrisa de oreja a oreja, era un buen trabajo, me gustaba estar aquí, también la paga es buena y me ayudará con los gastos de mi nueva vida. -¿Qué pasó Laura?- preguntó Irma.- -El señor Ernesto me dio la administración de la mañana.- -¿Enserio?- -Si, ahora trabajaré de 6 a 2pm.- -Pediré cambio de turno, ni loca me quedo con Helga, prefiero estar contigo.- -Eso me gustaría.- -Así que la mosca muerta ya lanzó su anzuelo.- escuchamos a Helga decir, ya sabía que quería lanzar su veneno.- -¿Qué se le ofrece Helga?- pregunté -Ya me enteré que serás la administradora del turno uno.- -Así es.- -Seguro le abriste las piernas a Ernesto.- -¿Tú lo hiciste? El te puso de administradora.- -Yo… bueno es algo diferente.- -Pues yo no lo hice, fue mi trabajo.- -No lo creo, mírate como te vistes, se nota que alguien te está patrocinando, solo eres una puta barata.- -Cuidado te muerdes la lengua, el veneno que estás lanzando puede matarte.- mencioné y seguí con mis pendientes.- El día terminó, volvía a mi hogar, compré algunos víveres de camino, al entrar toque la puerta de doña Flor, que supiera que estaba en casa. Revisé mi celular, habían mensajes de Marcus y de Gregorio, los respondí y pasé a dormir, iniciaba una nueva semana laboral, mi turno iniciaba temprano. En la mañana tome una ducha, me vestí y preparé solo una taza de café, comería algo en el trabajo, fue complicado el primer día, debía adaptarme pero no imposible. El tiempo pasó y mi ciclo mestrual no llegó, estaba claro que estaba embarazada, llamé y pedí una cita con un ginecólogo, también la primera parte del libro estaba escrita, quise darle un final majestuoso, la primera dama falleció, fue la única manera que encontró para ser libre con el amor de su vida, al menos esa farsa dudaría un par de años, después vendrá más caos y por supuesto amor. Lo imprimí, se lo entregaría a Gregorio pero aún no volvía, le llamaría mañana después de salir del ginecólogo, supongo que debe ser el primero en enterarse de mi embarazo. El día llegó, al salir del trabajo pase al departamento, almorcé con doña Flor, tome una ducha, en el armario habían tantos vestidos que se me hacía difícil elegir uno, Gregorio así no estuviera aquí me enviaba regalos a diario, llegaría el punto donde no tendría espacio para todas esas prendas. Decidí ponerme un vestido rosa de encajes delicados, me ajustaba al cuerpo, tenía un escote en V que hacía que mi busto se viera hermoso, era corto, quedaba encima de mis rodillas, mis piernas blancas se veían bien, unas zapatillas color nude se mezclaba perfectamente, unos accesorios pequeños, bolso y mi libro, si Gregorio no me contesta el celular iría a su editorial y lo dejaría allá. Pedí un taxi rumbo a mi cita, el centro médico no quedaba lejos así que no tarde en llegar, estaba nerviosa pero a la vez emocionaba, creo que ya me imaginaba un bebé, quizás ya no estaría tan sola. La doctora Hernández me atendió, me realizó los exámenes para comprobar que si estaba embarazada, me volví un manojo de nervios, tenían un bebé de cuatro semanas, quedé en embarazo cuando lo hice por primer vez con Gregorio. Recibí las indicaciones, tomé el examen en mi mano y las imágenes de la ecografía, me dirigí a la editorial Mellers, sabía que eran grande pero no sabía qué tanto, el edificio que estaba frente a mí era majestuoso, caminé hacia la recepción, había un caos, todos corrían y no entendía por qué. -Hola, quisiera hablar con Gregorio Mellers.- -¿Quién lo busca?- Preguntó la recepcionista.- -Laura Valencia.- -¿Tiene cita?- -No, traigo un manuscrito que me pidió.- -¿Es escritora?- -Asi es.- -Pasa al último piso y busca a Manuel Garcia, es el editor en Jefe.- -Gracias.- Tome en ascensor, marque el piso noveno, estaba nerviosa, pero al parecer Gregorio no me atendería, al llegar escuché gritos, todo el mundo corría, podía reconocer la voz de quien gritaba. -¡Maldita sea por que todos son unos inútiles!- -Señor Mellers por favor discúlpenos, pensamos que sería una buena portada.- mencionó una chica, los veía de espalda.- -Todos saben que yo soy el único que aprueba las portadas, ¿con qué derecho lo hicieron?- -Gregorio por favor cálmate, estás más neurótico que nunca.- -Manuel no me digas que tengo que hacer, tú eres el principal responsable de todo este desastre, que recojan todos los libros. No quiero verlos más.- -Ya mismo, pero cálmate.- -¡Me ausento una puta semana y todo se va a la mierda!.- -¿Qué quieres?- preguntó una mujer llegando a mi lado, yo seguía viendo a Gregorio, ahora lo veía diferente.- -Vengo a entregar un manuscrito, me dijeron que hablara con Manuel.- -¿Cuál es su nombre?- -Laura Valencia.- Gregorio camino hacia su oficina y cerró la puerta con fuerza, el tal Manuel vino hacia mi, después que la señorita fue avisarle que yo estaba aquí. -Disculpa todo esto, ¿traes un libro?- -Si, aquí está.- -Déjamelo, yo revisaré y te contactaré en unos días, no prometo nada.- -Está bien.- -Amelia por favor toma los datos de la señorita.- -Si señor.- -Laura es un placer conocerla.- mencionó tomando mi mano, yo le agradecí, caminé con Amelia, Manuel ingresó a la oficina de Gregorio, al menos lo había visto, él estaba bien. -Por favor llena estos datos.- mencionó Amelia entregándome un formulario, dejé mi bolso a un lado y comencé a escribir, casi iba a terminar cuando escuché mi nombre. -¿Laura?- Me gire a ver, era Gregorio quien me llamaba, venían saliendo de su oficina. -Hola- mencioné pero él no respondió pasó una mano por detrás de mi cuello y la otra en mi cintura, fue justo cuando comenzó a besarme, lo hacía tan fuerte que me estaba calentando.- Cuando por fin dejo de besarme me tomó de la mano, caminamos hacia su oficina, antes de ingresar ordenó que nadie lo molestara, al cerrar la puerta me empujó sobre esta, sus besos volvieron a mi boca, ahora sus manos apretaban mis senos, este hombre es bipolar, estoy segura. -Te estuve llamando.- -Lo siento si no contesté, he tenido unos días caóticos.-mencionó bajando la cremallera de mi vestido.- -Espera, quiero hablar contigo.- -Lo harás en un rato, ahora quiero algo más.- Me levanto en sus brazos y me llevó hacia el escritorio, me observaba mientras jugaba con mis labios. -Estás bellísima.- Bueno lo que pasó en esa oficina fue irreal, jamás en mis sueños más locos pensé que viviría algo así, creo que descubrí que cuando se está enojado o eufórico se tiene el mejor sexo, Gregorio sacó toda esa frustración con mi cuerpo, diré que lo agradecí. Cada vez que pienso que solo soy un objeto s****l para el y que debo hacerme respetar caigo a sus pies, todo en el me gusta, ya no puedo evitarlo, no creo que sea solo una simple atracción física, el me gusta de todas las formas posibles. Al final terminamos en el sofá, estoy en su regazo, aún no puedo respirar bien, mi cuerpo está completamente sudado al igual que el de él, solo siento como acaricia mi espalda, no sé si es el mejor momento pero le daré la noticia. -Estoy embarazada.- Gregorio levantó mi rostro, lo tomó entre sus manos. -¿Estás segura?- -Si, vengo del médico, traigo los exámenes, hace un mes me embarazaste.- -No puede ser cierto Laura, yo no puedo tener hijos.- -¿Qué?- mencione quitando de su regazo, Gregorio me observa mientras tenía sus manos en el rostro.- -Yo me hice la vasectomía hace un año, yo no puedo tener hijos Laura.- Me vestí con rapidez, él seguía en la misma posición, quería romperle la cara. -Te diré dos cosas y espero que te quede claro, yo estoy diciendo la verdad, estoy embarazada, es tuyo, sabes muy bien que no he estado con otro hombre, pero me alegra saber que no serás parte de nuestras vidas, y segundo te has estado burlando de mi, por un maldito mes me has usado con la promesa de embarazarme sabiendo que no pasaría.- Terminé de recoger mis cosas, me marcharía antes de que el demonio saliera de mi.- -Laura espera.- intento tomarme del brazo.- -¡No! Te dejo el libro, cumpliré mi palabra de darte uno más, al fin al cabo estoy embarazada, pero te digo que, no quiero volver a verte.- tome la ecografía y se la puse en el pecho, él la tomó.- -Laura.- Lo dejé desnudo, salí y tomé mi bolso, Amelia me indicó que en los próximos días me llamarían, solo asentí y me marché, creo que apenas puse un pie fuera de la editorial solté mi llanto, no puedo creer que no aprenda de mi errores, esta maldita ingenuidad me está arruinando la vida.
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