Un nuevo empleo

1612 Words
La mañana llegó, había pasado una buena noche, dormí creo que mejor que nunca, la sensación de libertad fue mi mejor somnífero, se que esta calma tendrá su final, Gael no me dejará en paz tan fácil. Me di una ducha, preparé un desayuno, una buena taza de café, moví una mesa y silla cerca a la ventana, quería ver a las personas, por dos años solo vi un jardín, ahora quiero cambiar mi paisaje. Tome la computadora de Marcus y comencé a escribir, hace años tenían un libro en mi mente pero no lo había podido escribir, temía que a Gael no le gustara, Gregorio no se veía alguien mojigato así que haría algo diferente para su editorial. Inicié mi libro llamándolo “La mujer del presidente” sería sobre la una primera dama de la nación engañada, cansada de su abandono concentra su atención en un joven jardinero, verlo a diario desde su ventana causa curiosidad, su cuerpo bien trabajado, espalda ancha y sonrisa perfecta hace que se emocione. Haré una novela intensa, llena de pasión, el descubrimiento s****l de una mujer de 40 años que por fin comenzará a vivir. Debo agradecerle a Gregorio por la noche que me dio, al menos tengo una idea de las sensaciones, sé que debo aprender más, con mi nueva libertad podré investigar a mi antojo. La mañana se fue, yo estaba tan feliz que pude sacar dos capítulos, me sentía inspirada, pero fue cortada cuando sentí que alguien tocaba la puerta, dejé lo que estaba haciendo y fui abrir, había una mujer de edad, su aspecto era tranquilo y amable. -Hola.- saludé -¿Eres Laura verdad?- -Si señora.- -Soy Flor tu vecina del frente, Marcus me dijo que viniera a ver cómo estabas.- -Señora Flor por favor siga.- -Gracias querida.- la vi entrar y pasar a la cocina, en su mano traía un recipiente como comida, comenzó a abrirlo, era una pasta.- Parecía que ella sabía muy bien dónde estaba todo pues sacó unos platos y sirvió, yo pasé a lavarme las manos. -Ven a comer mi niña.- Me senté en el comedor, la pasta olía y se veía muy bien, la llevé a mi boca y quedé asombrada, en verdad era una delicia. -Gracias señora Flor.- -No hay problema, Marcus me pidió que estuviera pendiente de ti.- -En verdad lo agradezco, lo que yo pueda hacer por usted también dígame.-mencioné devorando la pasta.- La señora Flor estuvo un rato, me explicó las normas del edificio, también me entregó un sobre con dinero, mencionó que Marcus lo enviaba. -Me siento avergonzada, Marcus me ha ayudado mucho.- -El es un buen hombre.- -Eso no lo dudo, yo podría pedirle un favor.- -Claro el que quieras.- -¿Sabe de un trabajo para mí? No quiero seguir siendo un gasto para Marcus.- -Mi sobrino tiene un restaurante, podría llamarle, ¿podrías con eso?- -Claro que sí, sé cocinar, limpiar, podría hacer lo que pidan.- -Déjame lo llamaré en este momento.- la vi a salir a su departamento, yo recogí los platos, los lave y puse a preparar un poco de aromática para las dos.- Dejé todo impecable, mientras ponía las frutas en la bebida volvió la señora Flor, traía una sonrisa, supongo que tenía una noticia positiva. -Mi sobrino ha dicho que si, necesita alguien que esté en el turno de 2:00pm a las 10:00pm ¿podrías?- -¡Claro que si!- -Estamos a tiempo, vamos y te llevo con el.- -Iré a cambiarme de ropa, ya vuelvo, por favor tómese la aromática.- -Si.- Pasé a la habitación, tome un vestido que me había comprado Marcus, peine muy bien mi cabello, un brillo labial que encontré fue lo único que me apliqué en el rostro, unos zapatos y salí, la señora Flor estaba leyendo mi libro, me sentí algo avergonzada. -¿Escribes?- preguntó -Si señora..- mencioné cerrando la computadora. -¿Lista?- -Lo estoy.- Salimos del departamento, tome las llaves en mis manos, la señora Flor tomó un bolso, cerró la puerta de su hogar y nos marchamos, al parecer era cerca pues mencionó irnos caminando, solo eran tres calles de distancia, al llegar vi una cafetería, se veía agradable. Entramos, yo observaba todo el lugar, había mucho personal femenino trabajando, una administradora en la caja, doña Flor saludaba y pasó al fondo, yo iba detrás siguiéndola. -¡Tía Flor!- -Ernesto hijo qué gusto verte, debo venir yo siempre, tú no me visitas.- los dos se envolvieron en una abrazo cálido.- -Lo siento mucho, sabes que casi nunca estoy aquí, hoy vine por que tenía que arreglar unos asuntos.- -He venido con Laura, la chica que te conté por teléfono.- -Hola Laura, soy Ernesto, un placer.- -El placer es mío.- -Bueno el trabajo que tengo para ti es de mesera, será el turno dos, comprende la tarde y la noche, tendrás una hora de descanso, al finalizar el día deberás dejar el lugar impecable, no creas que serás la única, son cinco chicas que te ayudarán, te pagaré a la semana 500 dólares, todas las propinas que recibas son solo tuyas, ¿está bien?- -Suena muy bien.- -¿Podrías iniciar hoy?- -Por supuesto.- -Bueno yo los dejo, Laura cuando vuelvas a casa toca mi puerta, quiero saber qué llegaste bien.- -Claro que sí señora Flor.- Vi como se marchó, el señor Ernesto comenzó a mostrarme el lugar, me explicaba las funciones, todas las chicas lo veían con deseo, era un tipo muy bien parecido, joven con aire de vaquero, sus jeans ajustados, camisas a cuadros y gran correa con hebilla de herradura. Me entregó un uniforme, un vestido lila con un delantal rosa, bastante tierno, pasé a vestirme, mi calzado era blanco, recogí mi cabello en una coleta, estaba lista. -Helga te presento a Laura, será la nueva mesera del turno dos, por favor explícale las funciones.- -Claro señor Ernesto, será todo un placer.- la mujer sí que le emocionaba hablar con el jefe, su sonrisa de oreja a oreja la delataba.- -Te dejo con Helga mi administradora, lo que necesites por favor me dices, mi tía te estima así que yo también lo haré.- -Gracias señor.- mencioné -Ven Laura, iniciarás limpiando las mesas.- Fui detrás de Helga, ella me explicaría que debía hacer, pensé que me daría una inducción del servicio pero no fue así, me dio una advertencia. -Laura te lo digo así de frente, no te atrevas a meterte con Ernesto, todas aquellas que lo intentan viven un infierno en este lugar, así que mejor concéntrate en tu trabajo.- -Entendido.- respondí, comencé a recoger los platos que los comensales dejaban, solo me dedicaría a mi trabajo, es lo que realmente me importa.- Irma una chica un poco más joven que yo me iba explicando, fue agradable su compañía, hizo que mi turno fuera tranquilo, hoy solo me dediqué a recoger y limpiar, también si algún comensal deseaba más agua, les servía, al finalizar limpié todas las mesas, barrí el lugar, otros lavaban, me encargue de dejar todo el orden, muy a las 10:30 estaba caminando de regreso al departamento, no estaba lejos, había muchas personas a esa hora por la calle, era un lugar muy comercial. Me paré enfrente de la puerta de doña Flor, le toque diciendo que había llegado, entré al mío, una ducha fría y a la cama, mañana debía ir hacer algunas compras. Creo que dormir cansada es un placer, me sentía muy bien en la mañana, así que salí renovada a preparar mi desayuno, me puedo acostumbrar a esta vida, solo espero que si he de estar embarazada mi bebé sea feliz con lo que pueda brindarle, quizás debo dejar a un lado la herencia, dedicarme a construir una nueva vida, es posible que sea lo correcto. Pero alguien no esperado estaba de pie en la sala, yo quedé inmóvil al verlo ¿cómo entro? ¿Qué hace aquí?- -Hola Laura.- lo escuché hablar mientras me observaba de pies a cabeza, yo solo tenía puesta unas bragas, me había acabado de levantar, se suponía que estaba en la tranquilidad de mi hogar.- -¿Qué haces aquí?- mencioné cubriéndome los senos, él ya me había visto por completa pero aún así sentía vergüenza. -Seguir con el plan de embarazarte.- -¿Qué? Se supone que ya lo hicimos.- -¿Ya estás esperando un hijo?- -Pues no, aún no lo sé, es muy pronto.- -Entonces no lo estás, continuaremos haciéndolo.- Vi como se acercó a mí, se quitó su saco, después iba soltando los botones de su camisa, venía como un tiburón hacia la sangre, yo era su presa hoy. -¡Espera! ¿Por qué lo haces?- mencioné poniendo una mano en su pecho.- -Tu pusiste tus condiciones, yo tengo las mías.- -¿Cuáles son?- pregunté -Hasta que no tengamos un bebé no pararemos de tener intimidad.- -Es posible que ya lo tenga en mi vientre en este momento, ¿por qué seguir?- -No entendiste, hasta que el bebé salga de tu cuerpo pararé, así que estaremos haciéndolo todo el embarazo, esas son mis condiciones ¿acaso no puedo pedir algo a cambio?- mencionó quitando mi mano, su boca estaba en mi cuello dejando besos, el camino terminaba en mis senos.- No puedo negarme el hombre tiene razón, también como no aprovechar estar con el, me gustaría seguir aprendiendo para mí libro. Pasé mis manos por su cuello, él me tomó del trasero y me llevó en su cintura hasta la habitación, espero que no nos tome toda la mañana, debo ir hacer compras y luego a trabajar, también le preguntaré cómo carajos entro sin que yo me diera cuenta.
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