_ Señor Martín, como dije antes mi nombre es Evan Sanchez, médico a cargo del departamento de cirugía, la señorita Torres como ya se le dijo tuvo una anemia severa en plena cirugía por lo que nos vimos en la obligación de revisar el informe médico en donde se muestra el historial de la paciente y su sangre es extremadamente rara, si no hubiera sido porque en el hospital hay dos médicos con este extraño tipo de sangre en estos momentos su pareja estaría en coma o peor. El impacto de bala atravesó su costado derecho pero no perforó ningún órgano vital, solo hubo una pérdida de sangre considerable, por lo que…
_ Espere, dijo impacto de bala?
_ Sí, así es.
_ Usted antes igual me dijo que ella le salvó la vida, de que rayos están hablando? (- se dirige a Gael).
_ Déjeme y le explico (- responde Gael), estábamos en un paradero de la locomoción cerca del hospital público, junto a otras tres personas, dos que acabaron heridos al igual que la señorita Mia y una desmayada; de momento un auto salió de una esquina acelerando rápidamente y de este comenzaron a disparar hacia el lugar donde nos encontrábamos junto a su pareja, si no hubiera sido porque ella se percató y nos avisó que nos tiráramos al suelo, no estaría contándole lo que ocurrió. Es por eso que me haré responsable de los gastos y servicios que requiera la señorita mientras se recupera en esta clínica.
Martín lo mira muy consternado, lo dejó completamente sin palabras tras los hechos que le cuenta, él lo mira de manera compleja y se da vuelta a mirar al doctor cuando colapsa y cae al suelo.
_ Señor Martín! – exclama sorprendido Evan y lo afirma de un brazo.
_ Y yo, yo… jah (ríe nerviosamente), yo creyendo que tuvo una de sus crisis de pánico, culpándola de esto y de dejar a los niños solos, mierda! – exclama Martín, dandole un puñetazo al suelo.
Gael y Evan se sorprenden al escuchar a Martín decir eso y lo quedan observando hasta que él se levanta después de unos segundos para reincorporarse y pedirles disculpas.
_ Realmente lo lamento doctor y señor Yajure, me disculpo, pensé que era otra cosa lo que ocurrió, no creí que fuera tan grave. También les agradezco lo que están haciendo por mi esposa a ambos, muchas gracias.
_ No se preocupe, ese es mi trabajo. – dice Evan humildemente.
_ Es por eso que me ofrecí a pagar los gastos, por lo que no debe preocuparse ni agradecer.
_ Aún así muchas gracias. – le estrecha la mano a Gael sin dudarlo y este le devuelve el saludo.
Evan mira disimuladamente a Gael, un poco preocupado de su comportamiento, ya que a Gael no le gusta que lo toquen demasiado menos personas ajenas a su circulo intimo, exceptuando claro cuando llama alguna scort. Incluso al estrecharle la mano anteriormente Gael se limpió disimuladamente la mano en su pantalón, ahora al retraer la mano Evan se da cuenta de que hace lo mismo.
Mientras tanto Mia esta recostada en la cama pensando en lo ocurrido y en la penosa situación en que Martín la dejo frente a esas personas.
_[Porqué, porqué me trata de esta manera sin siquiera escuchar mi versión o preguntar por los hechos? ¡Es un puxx abogado por el amor de dios!, que mierda le pasa por la cabeza para tratarme de esta manera?]- Piensa Mia mientras pequeñas lágrimas comienzan a caer desde sus ojos cerrados hasta los bordes de sus orejas. [Qué mierda tengo que hacer para que me trate con algo de amabilidad o siquiera respeto? Qué hago? Qué digo? En qué pienso? Hah…]- suspira entre sollozos y se acerca las manos a la cara para secarse las lágrimas, cada sollozo parece no querer parar y se aferra a su garganta con la mano izquierda, apretándola como si quisiera sacársela o abrirla para que los sollozos pasen mas rápidos y libres, comienza a toser y cubre su boca rápidamente con la mano derecha sin recordar que tiene la intravenosa en esa mano, lo que la hace soltar un quejido bajo casi imperceptible y mancha su mano con sangre otra vez. Busca en el mueble cerca de su cama algún paño, servilleta o papel con el cual poder limpiarse la mano. Entre sollozos acerca su mano derecha al mueble para abrirlo, pero al no encontrar nada presiona el botón de asistencia de enfermera para que le ayuden. De repente ingresa una enfermera y tras ella entra Martín asustado y lo siguen Gael y Evan.
_ ¿Qué ocurre señorita?- pregunta de inmediato la enfermera.
_ ¿Estás bien Mia?- dice preocupado Martín.
Mientras que Gael y Evan están expectantes.
_ Estoy bien, solo necesito un paño o algo para limpiar mi mano y creo que…
_ Tu boca! – dice exageradamente Martín- otra vez ocurrió? – se acerca apurado a Mia quien queda aturdida por su reacción.
_ Sí – Mia lo susurra casi exhalándolo y cierra los ojos mientras Martín saca de su bolsillo un pañuelo que siempre lleva por este motivo, le limpia la comisura de la boca y parte del mentón que están manchados con sangre, se lo entrega en la mano a Mia para que ella pueda limpiarse y pide que le arreglen la intravenosa mientras se acerca a ella cautelosamente y le da un beso en la frente, Mia sorprendida abre sus ojos y lo observa detenidamente, frente a ella los ojos café claro con un toque de verde en una parte del iris, con esa mirada característica que la cautivo desde el primer momento en que lo vio, esas cejas abundantes y ordenadas, una mirada penetrante que te absorbe, su cara de pómulos definidos, nariz perfilada y boca seductora, con un corte elegante y una pequeña y disimulada barba que esta recién apareciendo tras días de no afeitarse, el hombre del que se enamoró hace tantos años atrás, esta ahí frente a ella dandole este beso que la tranquilizó de inmediato.
_ Gracias - pronuncia Mia casi imperceptiblemente.
_ Realmente no fue mi intención hacerte sentir mal, no tenía idea de lo que te ocurrió, fui imprudente y estúpido esta vez.
Acerca su mano para ordenar un mechón desordenado del cabello de Mia, ella se estremece cada vez que la toca inesperadamente, un poco asustada y un poco ansiosa, como si esperara con vehemencia cada caricia.
_ Bueno nosotros nos retiramos, mañana vendré a ver como se encuentra señorita Torres.
_ Sí – dice Mia con una voz baja.
_ Gracias doctor – responde de inmediato Martin.
Gael y Evan se retiran, mientras que la enfermera aun esta cambiando la intravenosa Martin se levanta y responde una llamada; al terminar la enfermera sale de la habitación, pero antes le dice que descanse y que ella la vendrá a ver para llevarle algo de comer.
_Mia, tengo que regresar, el caso que estamos viendo pronto estará en juicio y lo estamos repasando en el bufete junto al cliente, no podré venir en estos días, pero estaré llamándote para saber como sigues. – dice Martin sentándose junto a Mia y tomándole la mano.
_ De acuerdo, solo te pido que llegues a casa para acostar a Demian, sabes que él te espera para poder dormir y despedirse, ahora que no estaré yo por lo menos trata de estar para él. – le responde Mia mirando fijamente a los ojos de Martin.
_ Haré lo que pueda para llegar temprano a casa, te prometo que no lo dejaré solo.
_ No me lo prometas a mi, no lo hagas por mi ni me prometas a mi, sabes que yo ya no confío en tus promesas, hazlo por nuestro hijo que te espera hasta tarde solo para verte y se duerme llorando por no lograrlo, hazlo por él y por tu hermana que se preocupa de que te exijas tanto o de que te pase algo, si no es posible y sabes que será así, por lo menos llamalos o avísales que llegarás mas tarde, solo es una llamada, solo eso te pido.
_ Lo haré, en serio lo haré.
_ Ve!, cuídate y llama a los niños para que sepan que me viste y que estas enterado de todo, avísales que llegaras tarde, no te esfuerces de mas, cuídate por favor.
_ Gracias, los llamaré de inmediato al salir de aquí, los puedes llamar en un rato para que me creas. – Martin la mira apenado y se despide con un pequeño beso en sus labios.
_ Esta bien, nos vemos.
_ Nos vemos, adiós y recuperate pronto.
Al salir Martin de la habitación Mia toca sus labios suavemente con sus dedos, como queriendo sentir un poco mas del calor de aquel beso, cierra sus ojos se acomoda y se duerme.