Demián trago en seco, la mirada de Amelie era profunda, pero no decía nada más, estaba como en shock. Él no sabía si acaso se había equivocado de nombre o es que ya lo había descubierto. —Amelie… —musitó. —Ponte de pie y date la vuelta —ella ordenó. Él frunció el ceño y poco a poco se incorporó —¡date la vuelta! Amelie envolvió entre las sábanas su desnudez. Demián ya intuía a que iba su actitud, se le había olvidado cuidarse de que ella no viera las marcas en su espalda, pero ya era tarde, volvió a pasar saliva de nuevo e hizo lo que ella dijo. Se dio vuelta sintiendo como ella se puso de pie sobre la cama y camino hasta donde él estaba, tocó y miró las marcas en su espalda. Dejo de sentir sus dedos en la piel. Hubo un momento de silencio, Izan bajó la mirada, pero la levantó cuando

