Nora encendió un cigarrillo llevándoselo a la boca. Miraba el cuerpo pálido e inerte de Christopher. Ya no parecía tan buena idea haberlo matado, su familia lo buscaría, ella sería la principal sospechosa. La única cosa que podía hacer era llamar a un antiguo amigo parisino que estaba segura le ayudaría. Fue por su móvil al bolso y marco rápidamente el número. Apenas escuchó que recibió la llamada Nora soltó —maté a Christopher… Se escuchó una risilla malvada desde la otra línea. —Ya te habías tardado. —No es gracioso, Anthony, tengo el cuerpo de él en el hotel, no puedo tenerlo aquí mucho tiempo o comenzará a apestar. —¿Y quieres que te ayude a…? —Eres ministro, tienes poder, ayúdame a cubrir esto y te recompensaré. Anthony era el mismo hombre con el cuál alguna vez Victoria Davi

