Amelie observaba a Suzette sonreír preguntándose cuál era la razón por la que había decidido venir hasta Nueva York después de tanto tiempo si antes le había pedido que no la buscará, ella había obedecido a su petición. ¿Es que acaso había llegado el momento de que fuera reclamada por Demian Morell? Toda su espalda se tensó al pensar en él. —Déjenme a solas con ella —pidió. Manolo y Gissel se miraron de nuevo, pero accedieron a la petición de Amelie. —¿Estarás bien? —le preguntó Manolo antes de salir de la sala de reuniones. Amelie asintió —estaré bien no te preocupes —respondió sin dejar de mirar a la rubia. Suzette se cruzó de piernas de manera elegante. Amelie dio unos pasos al frente. —¿Qué haces aquí? —preguntó con voz seca. —He comprado las acciones de tu madre… —arrastró l

