Sentados en el columpio colgante, Luka puso su mano en la cintura de Amelie, ella sintió como todo su cuerpo se estremeció. Tenía la mirada fija en él, quería besarlo también. Cuando estuvieron sus rostros a tan sólo milímetros de distancia ambos sintiendo su respiración, el timbre del departamento se escuchó. Amelie se aparto rápidamente, había algo en ella que daba las gracias por la interrupción y no sabía por que la imagen de Izan venía a su cabeza en ese momento.
Luka arqueó una ceja mirando hacía la puerta.
—¿Esperas a alguien más? —preguntó Amelie aún roja del momento.
—No, que raro, iré a ver quien es —contestó Luka al mismo tiempo que el timbre se volvía a escuchar.
Luka camino hacia la puerta. No esperaba a nadie y era raro porque casi nunca recibía visitas, pensaba con a
