- ¿La encontraste? Eso fue lo primero que Alejandro le pregunto a su hombre de confianza luego de que hubiese salido por sus órdenes a barrer las calles de la Toscana en busca de aquella mujer que lo había vuelto loco en Estados Unidos, él podía ser de todo menos un hipócrita, no negaría que la razón más fuerte por la que decidió arriesgarse y regresar fue por el. Jocelyn había calado muy profundo en el, sobre todo por lo forma tan modesta y particular de tratarlo, para ella el verse en su mundo en el que permanecía rodeado de guardias y armas parecía sorprenderla, pero no tanto para llegar a escandalizarse por lo que le parecía de lo más excitante ser quien corrompiera aquella mente sana y pudorosa. Solo que al igual que todos lo que lo acompañaban, ignoraban la verdadera realidad de

