-Estoy muy feliz por ti. Un abrazo, ese solo contacto físico que diviso desde las escaleras casi hace que los ojos se le salgan, no esperaba ver eso, lo que en sus oscuras y terribles pesadillas no lo dejaba dormir ahora se estaba convirtiendo en una realidad, otro hombre tenía las manos puestas sobre ella, sobre su mujer, sobre su propiedad, pero lo peor no era eso, lo peor era la forma en la que a ella se le veía tan cómoda en los brazos de su guardia d mayor confianza, ¿Cómo era capaz de eso?, ¿Cómo buscaba retarlo de esa maldita forma?, ¿Acaso quería morir?, nadie podía poner sus asquerosos dedos sobre lo que le pertenecía. - Gracias, me alegra volver a verte. Ella le sonrió con tanta familiaridad que hizo que Mauridcio dudara aun más de la fidelidad de su jefe de guardias. - Bue

