La vi bajar las escaleras con esa ropa negra pegada al cuerpo y sentí la incomodidad en mis pantalones, verla de esa forma, vestida como una de las mujeres prohibidas lo único que hizo fue que la deseara aún más, cuando placer me daría romper las reglas solo por ella, pero este no era el caso, solo llevaba esa ropa por un momento, solo necesitaba que entrará a esa casa y me dijera todo lo que escuchara, solo eso necesitó nada más, luego podremos regresar a casa y le quitaré con gusto cada una de las piezas que tiene puestas sobre su cuerpo. - Bien, Jocelyn, necesito que me hagas un pequeño favor, uno muy pequeño. Ella no me estaba mirando a la cara, de hecho, desde que bajaba las escaleras pude notar que no estaba haciéndolo, no es una chica tímida de eso estoy seguro, pero verla

