HAY QUE VER PARA CREER

2127 Words

La noche del sábado caía sobre la ciudad con una serenidad engañosa. Desde las amplias ventanas del apartamento de Alejandro Montes, los edificios relucían como espejos encendidos, reflejando el vaivén de las luces del tráfico. Todo en ese lugar parecía diseñado para impresionar: líneas modernas, mármol pulido, detalles de acero y cristales impecables que devolvían la imagen de un hombre que lo tenía todo bajo control. Alejandro se servía una copa de vino tinto frente a la barra de la cocina, observando su propio reflejo en el vidrio oscuro de la ventana. Vestía una camisa blanca abierta en el cuello, sin corbata, con las mangas dobladas hasta los codos. Esa noche se sentía triunfador. Olivia estaba fuera de la ciudad, y él volvía a tener las riendas de su pequeño mundo, al menos por ahor

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