Gavin bajó del ascensor en el piso ejecutivo de la empresa con la sensación habitual de control y eficiencia recorriéndole el cuerpo. Su día había empezado temprano, revisando informes desde su teléfono mientras desayunaba, pero el recuerdo de Emilia y la estupenda noche que pasaron juntos, después del mal rato que su madre los había hecho pasar, aún estaba fresco en su mente. La sonrisa que se le escapaba al pensar en ella era sutil, apenas perceptible, y se obligó a dejarla de lado mientras se dirigía a su oficina.
Al entrar, su teléfono vibró. Era Colton, llamándolo a su oficina. Gavin levantó la ceja, curioso por la reunión. Sin perder tiempo, cruzó el pasillo y abrió la puerta de la oficina de su hermano mayor.
—Adelante —dijo Colton, sin levantar la vista de los documentos que revi
